ESTE CAPITULO SE LO QUIERO DEDICAR A:
❣❣❣ @CarmenLaverniaQuiles Y @BarbaraAlcarazLopez ❣❣❣
MUCHAS GRACIAS POR SEGUIR ESTA HISTORIA DEJAR ESTRELLITA Y COMENTAR. OS LO AGRADEZCO DE TODO CORAZON.
Espero que os haya gustado la sorpresa.
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HADA
Nos levantamos muy temprano para llegar cuanto antes al apartamento de Ander. Él decía que tenía muchos planes para que yo pudiera disfrutar de la ciudad. Aunque estábamos a tan solo veinte minutos en coche de la casa de sus abuelos, y su abuela quería que nos quedáramos allí, su abuelo insistió en que, siendo jóvenes, preferiríamos tener nuestra intimidad.
El apartamento de Ander en Venice Beach era una verdadera maravilla. Ubicado justo frente al océano, tenía unos ventanales enormes del suelo al techo que ofrecían vistas impresionantes del Pacífico.
Podía imaginar las puestas de sol que íbamos a disfrutar desde ahí.
La sala de estar era un ejemplo de modernidad y confort. Todo estaba controlado con domótica, desde las luces hasta el sistema de entretenimiento, creando un ambiente futurista.
La cocina era el paraíso de cualquier foodie, con electrodomésticos de acero inoxidable y una isla central con taburetes. Aunque para alguien como Ander, que apenas sabe freír un huevo y suele quemar el agua, era un espacio demasiado lujoso.
Cosas de niño pijo.
El dormitorio era como pequeños refugios privados, cada uno con su propio baño lujoso en suite. La habitación tenía una cama king-size, un vestidor espacioso y acceso a un balcón privado con vistas al mar. El baño estaba decorado con detalles de mármol, ducha tipo lluvia y una gran bañera de hidromasaje.
Pero lo que más me impresionó fue el estudio de Ander. Era su santuario personal, donde trabajaba en sus diseños de arquitectura y proyectos de diseño. Había una gran mesa de dibujo con planos desplegados y maquetas en proceso. Estanterías llenas de libros de arquitectura y arte adornaban las paredes. Me gustó ver esa parte de él.
Volvimos a la habitación después de que Ander me mostrara todas las estancias.
—Me gusta tu apartamento, es muy... muy tú —dije mientras él aún no soltaba mi mano desde que entramos.
—¿Muy yo? ¿A qué te refieres? —preguntó él con curiosidad.
—Muy estilo niño pijo, o mejor dicho, señorito —reí sin poder evitarlo.
—¿Sabes? Acabas de recordarme que te dije que pensaba cobrarme el haberte reído de mí —me miró y se quitó la camiseta. No pude evitar observar su torso perfecto—. Y que por tu culpa me puse muy duro cuando te vi en tu casa ayer por la mañana con ese pantaloncito corto blanco. Y digo pantaloncito por decir algo, Pocahontas, porque ese trozo de tela no puede llamarse pantalón, sino bragas.
—Ander, ¡no empieces! —respondí entre risas nerviosas, intentando cambiar el tema mientras sentía cómo el ambiente se cargaba con su repentino atrevimiento.
Él se acercó lentamente, con una mirada intensa que envió un escalofrío por mi espalda. Mis ojos no podían apartarse de su torso desnudo, admirando los abdominales marcados y la línea que se perdía bajo el borde de sus pantalones.
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ERES MIA VAQUERA
RomanceHada de Luna, una joven veterinaria criada en un tranquilo rancho cerca de McKinney, Texas, vivía inmersa en la serenidad de los campos y la compañía de los animales. Cada día comenzaba con el frescor del amanecer y terminaba con el silencio reconfo...