NO ME VOY A RENDIR

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ANDER

Estoy hasta los cojones de estar aquí en Los Ángeles.

La policía seguía negándose a dejarme salir del estado hasta que se aclarase todo el tema de la muerte de Brianna, y las cosas iban desesperantemente lentas. Joder, cada día parecía un puto calvario. Hablaba a diario con Erick para saber cómo estaba Derek, y con Matt, mi hermano, para enterarme de cómo estaba Hada.

Matt me había dicho que mi Pocahontas no estaba bien, no comía, apenas hablaba y casí siempre estaba con Derek o llorando en su la habitación. No quería agobiarla, así que opté por darle espacio, pero eso no hacía que la distancia fuese más fácil de soportar. 

Quiero volver a su lado.

El día que me enteré de que tuvieron que llevarla al hospital por un ataque de ansiedad, sentí una mezcla de emociones. Me sentí como una mierda al saber que lo estaba pasando tan mal, y que había llegado a pensar que el muerto había sido yo, no Brianna. Saber que lo había vivido así me destrozó por dentro. Pero, por otra parte, joder... el hecho de que aún pensara en mí, que se preocupara tanto, me dio un mínimo de esperanza. Era como un rayo de luz en medio de toda esta oscuridad, algo que me hacía pensar que, tal vez, aún había una posibilidad de recuperarla.

La incertidumbre me estaba matando. Cada día que pasaba sin verla, sin hablar con ella, era un recordatorio constante de lo mucho que había jodido todo. Sabía que tenía que ser paciente, que tenía que darle tiempo, pero la verdad es que me estaba volviendo loco. Todo lo que quería era arreglar las cosas, demostrarle que podíamos superar esto juntos, que podíamos volver a ser una familia.

Pero cada vez que cogía el teléfono para llamarla, me detenía. ¿Y si no quería hablar conmigo? ¿Y si la estaba empeorando al intentar acercarme? Al final, siempre acababa dejándolo, confiando en que Matt me mantendría informado de cómo estaba, y esperando el momento adecuado para poder hablar con ella sin que se sintiera presionada.

Mientras tanto, aquí estaba, atrapado en esta ciudad que detestaba cada día más, con una investigación que no avanzaba y la constante sensación de que el tiempo se me escapaba entre los dedos. Y aunque intentaba centrarme en lo que tenía que hacer, en cooperar con la policía y mantener las apariencias, mi mente siempre volvía a lo mismo: Hada. ¿Estaría mejor sin mí? ¿O sería posible que aún hubiera algo por lo que luchar?

Lo único que sabía con certeza es que no podía seguir así mucho más tiempo. Necesitaba una respuesta, un cierre, algo que me permitiera avanzar. Y, sobre todo, necesitaba a Hada, aunque ahora mismo no tenía ni puta idea de cómo conseguirlo.

Por fin había llegado el día en que tendría que contar lo sucedido ante un juez. Aunque el caso ya estaba cerrado, y el forense había determinado que Brianna había muerto al desnucarse contra la mesa del escritorio, y no por la bala, tenía que testificar para cerrar el capítulo de manera oficial. 

Hubiera preferido que las cosas no hubieran terminado así, pero la realidad era que Brianna estaba fuera de nuestras vidas, y esta vez era para siempre.

Dimití de la empresa, incapaz de seguir allí, y puse la casa donde vivía con Hada a la venta. Mientras tanto, me quedé en casa de mis abuelos, intentando decidir qué hacer a continuación. A los pocos días, la casa se vendió, lo cual era un problema menos del que preocuparme. Lo único que tenía claro era que quería volver a Texas, con Hada, con mi Pocahontas. Quería estar a su lado, volver a nuestra casa, nuestro verdadero hogar, con nuestro hijo. Pero, ¿cómo dar el primer paso? ¿Cómo volver a entrar en su vida después de todo lo que había pasado?

Era muy tarde, pero aún estaba en la cocina con mi abuela, hablando sobre Hada y sobre cómo no tenía ni idea de por dónde empezar para volver con ella.

ERES MIA VAQUERADonde viven las historias. Descúbrelo ahora