ANDER
Cuando Hada llegó a casa después de trabajar, el aire aún se sentía denso y cargado con el eco de nuestra última discusión. La vi entrar y no pude evitar sentir una mezcla de ansiedad y desesperación. La necesidad de aclarar las cosas era urgente.
—¿Dónde está Derek? —le pregunté, intentando empezar la conversación que no fuera nuestra discusión.
Hada suspiró, y su voz sonaba cansada, como si estuviera luchando por mantener la calma.
—Está en casa de tus padres. Más tarde vendrán a traerlo.
Asentí, tratando de procesar la información. Mi mente seguía dando vueltas con la oferta de trabajo y la posibilidad de mudarnos a Los Ángeles. Tenía que hablar con Hada, pero no sabía cómo abordar el tema sin empeorar las cosas.
—¿Podemos hablar? —pregunté, intentando que mi tono sonara tan calmado como fuera posible.
Ella se detuvo en el umbral de la cocina, con una mirada fría que me hizo sentir aún más culpable.
—¿De qué quieres hablar? —respondió—. ¿De lo que no me contaste sobre Los Ángeles? ¿De cómo estabas considerando mudarte sin siquiera hablar conmigo antes? No sé qué tenemos que discutir si no has sido sincero conmigo desde el principio.
Sus palabras golpearon con fuerza, y sentí cómo el peso de mi decisión caía sobre mí. Intenté mantener mi compostura.
—Hada, es la oportunidad de mi vida. Es una oferta increíble para mi carrera, y necesito considerar todas las opciones. No se trata de no confiar en ti o en nuestra familia. Simplemente, estoy tratando de encontrar el mejor camino para todos nosotros.
Pero al ver su expresión de incredulidad y tristeza, mi corazón se hundió.
—Encontrar el camino, ¿Y qué pasa con Derek y conmigo? ¿No somos parte de tu futuro? ¿Es esa oferta de trabajo más importante que nosotros? No queremos ser un estorbo para ti, Ander, pero tampoco quiero que me hagas sentir que tengo que luchar por un lugar en tu vida.
Sus palabras me atravesaron como una daga. La angustia en su voz era clara, y cada palabra parecía intensificar el dolor que ya sentía.
—No, Hada, no es eso —dije, tratando de contener la frustración y el dolor—. No quiero que pienses que no te valoro. Pero esta oferta es algo que podría cambiar nuestras vidas de manera significativa. Quiero lo mejor para todos nosotros, y eso incluye considerar mis opciones.
Vi cómo sacudía la cabeza, sus lágrimas comenzaban a rodar y su voz se quebró en un susurro cargado de dolor.
—Si lo mejor para ti significa considerar irte a Los Ángeles sin siquiera consultarme, entonces, tal vez deberíamos reevaluar lo que significa "lo mejor". No voy a quedarme aquí esperando a que decidas qué hacer. Si crees que esta oferta es tan importante, entonces ve y haz lo que creas necesario. No voy a ser una carga para ti.
Hada salió de la cocina y yo me dejé caer en una silla, con la cabeza entre las manos. Una oleada de pánico me invadió al escuchar esas palabras. ¿Divorcio? La idea me golpeó como un martillo.
Hada se fue a la habitación, el peso de nuestras palabras pendía en el aire. Mi mente estaba en un torbellino de confusión y angustia. Mi instinto me llevó a seguirla. La encontré en nuestra habitación, sentada en el borde de la cama, con la cabeza agachada y las lágrimas aún húmedas en sus mejillas.
—Hada, por favor, espera —dije, mi voz cargada de desesperación mientras me acercaba—. No quiero que pienses que eso es lo que quiero. No quiero dejarte ni siquiera considerar el divorcio. Te amo más que ha mi vida. Por favor, no tomes decisiones impulsivas.
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ERES MIA VAQUERA
RomanceHada de Luna, una joven veterinaria criada en un tranquilo rancho cerca de McKinney, Texas, vivía inmersa en la serenidad de los campos y la compañía de los animales. Cada día comenzaba con el frescor del amanecer y terminaba con el silencio reconfo...