LOS ÁNGELES (PARTE 3) Una arandela y una fuga con vestidos

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ANDER

Cuando Hada y yo llegamos a la mansión de mi amigo Tim, siento una mezcla de nervios y emoción. He conocido a los padres de Tim toda mi vida; me vieron crecer junto a sus hijos y me consideran casi como parte de la familia. Hoy, por primera vez, les presentaré a una chica como mi novia, lo que hace que este momento sea aún más significativo para mí.

La mansión es impresionante, con su fachada de columnas de mármol y jardines perfectamente cuidados. Mientras nos acercamos a la entrada, siento la presión de querer que todo salga bien.

Al cruzar el umbral de la puerta, somos recibidos por la cálida y amable mirada de los padres de Tim. Respiro hondo y, con una sonrisa, me adelanto a hacer las presentaciones.

—¡Señor y señora Roberts! —digo con entusiasmo—. Les presento a Hada, mi novia.

Sus ojos se iluminan con una mezcla de sorpresa y alegría. La señora Roberts, con una sonrisa traviesa, estrecha la mano de Hada.

—Encantada de conocerte, Hada. No sabíamos que Ander tenía novia. ¡Nos lo había ocultado muy bien! —dice, lanzándome una mirada cómplice.

El señor Roberts se ríe y añade:

—Ander, ¿cómo es que nunca nos habías hablado de Hada? Pensábamos que nos contabas todo.

Me río nerviosamente, agradecido por la atmósfera relajada.

—Quería asegurarme de que todo fuera perfecto antes de presentársela a todos ustedes —respondo, sintiendo que mis mejillas se ruborizan.

Tim, al vernos, se acerca rápidamente y nos abraza con efusividad.

—¡Ander! ¡Hada! Qué alegría que ya estéis aquí —dice Tim, guiándonos hacia el centro de la fiesta.

La sala principal está decorada con gusto, sin ser demasiado ostentosa. La mesa central, llena de delicias culinarias, destaca con un pastel de cumpleaños impresionante. Las hermanas de Tim, Brenda y Jane, cada una con un bebé en brazos, se acercan para saludarnos.

—Ander, te has costado en traer a tu novia —bromea Brenda—. ¡Es un placer conocerte!

Hada sonríe y estrecha las manos de ambas hermanas.

—Es un placer conoceros a todas —responde Hada con calidez.

Jane, sosteniendo a su hijo Enzo que acaba de cumplir su primer año, sugiere:

—Hada, vamos llevar a los bebés a la piscina. ¿Te unes a nosotras? Así puedes conocer a Salma y a Enzo.

Brenda, con su hija Salma de 9 meses en brazos, asiente entusiasmada.

—Sí, ven con nosotras. Será divertido. Y los bebés siempre disfrutan del agua.

Hada me mira y sonríe, emocionada por la idea.

—Claro, me encantaría —responde ella.

Las veo alejarse hacia la piscina mientras me siento aliviado y contento de ver a Hada integrándose tan bien con la familia de Tim.

Mientras tanto, me quedo en el salón con Tim, sus padres y sus cuñados, charlando y poniéndonos al día. Las conversaciones fluyen con facilidad, llenas de recuerdos y les cuento cosas del rancho. Después de un rato, Tim sugiere que salgamos a las mesas cerca de la piscina para tomar unas cervezas. Todos estamos de acuerdo y nos dirigimos al jardín.

Al salir, veo a Brenda y Jane jugando en la piscina con Enzo. La risa de los bebés llena el aire, creando una atmósfera de felicidad contagiosa. Hada está sentada en el césped, todavía con el pelo mojado, señal de que hace poco salió de la piscina. Lleva un bikini y está jugando con la pequeña Salma, quien no deja de reír mientras Hada hace caras divertidas.

ERES MIA VAQUERADonde viven las historias. Descúbrelo ahora