Después de desayunar, Hada se fue a los establos para ponerse al día con los caballos. Yo me dirigí a mi casa para recoger algunas cosas que quería llevar al rancho, donde ahora vivo con Hada, sus padres y su hermano. Cuando volví al rancho, dejé las cosas a un lado de mi habitación porque no sabía dónde podía dejarlas. Luego, bajé al salón para repasar los planos de la reforma de los establos que estaba haciendo.
Cuando quise darme cuenta, ya era mediodía y Yarán y Erick habían llegado a casa. Yarán, el padre de Hada, me vio en el salón y se acercó.
—¿Qué tal te ha ido la mañana, Ander? —me preguntó.
—Bien —respondí—. Estoy acabando con los planos.
Yarán observó los dibujos sobre la mesa.
—¿No necesitas una mesa especial para dibujar?
—Sí, pero mi mesa está en Los Ángeles —le expliqué.
Yarán asintió pensativo y luego sugirió:
—Entonces compra una y ponla en la habitación que queda libre en la consulta de Hada, estoy seguro que ella le gustará que estés allí.
—Buena idea —dije, agradecido—. Lo haré cuanto antes.
Yarán miró nuevamente los planos y sonrió.
—Las mejoras que has hecho son muy buenas. Me gustaría saber si podrías hacer algo similar en las instalaciones del rancho de Luna.
—Claro, puedo echarle un vistazo y ver qué se puede hacer —respondí con entusiasmo.
—Perfecto. Cuando termines con este encargo dímelo y veremos que podemos mejorar —concluyó Yarán.
Con eso en mente, me dispuse a buscar la mesa adecuada para continuar con mi trabajo y a preparar mis ideas para mejorar el rancho de Luna.
Unos minutos más tarde, Hada llegó a la casa, muy cabreada. Se notaba en su expresión y en la manera en que se movía. Todos nos giramos hacia ella, preocupados.
—¿Qué ha pasado amor? —le pregunté.
—El jefe de los Lakota se ha enterado de que puse cámaras de seguridad para averiguar quién estaba haciendo daño a los caballos de la reserva —dijo, su voz cargada de frustración.
—Por como estás no se lo ha tomado bien, yo intente hablar con el mientras estabais en Los Ángeles, pero no estaba en la reserva —preguntó Yarán.
—No, no se lo ha tomado para nada bien —respondió Hada—. Pero eso no es todo. Fui a hablar a la oficina del sheriff para hablar con Sienna, y me dijo que uno de los hombres de James fue quien disparó al caballo. Lo han detenido y está a disposición judicial.
La noticia nos dejó a todos en silencio por un momento, procesando la gravedad de la situación.
—Al menos han atrapado al responsable, eso son buenas noticias —dije finalmente, intentando ver el lado positivo.
—Sí, pero esto apenas comienza, estoy segura que James su padre traman algo —dijo Hada, dejando caer los hombros, agotada pero aliviada de que, al menos por ahora, se hubiera hecho justicia.
Entonces, Yarán intervino.
—Vamos a hacer un "consejo de sabios" para pensar en lo que vamos a hacer —dijo, con una mirada seria pero resolutiva.
Hada negó con la cabeza, preocupada.
—No creo que sea una buena idea. Los Lakota podrían meterse en problemas graves si nos involucramos demasiado. Sabes lo tradicionales que son para ciertas cosas.
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ERES MIA VAQUERA
RomanceHada de Luna, una joven veterinaria criada en un tranquilo rancho cerca de McKinney, Texas, vivía inmersa en la serenidad de los campos y la compañía de los animales. Cada día comenzaba con el frescor del amanecer y terminaba con el silencio reconfo...