Capitulo.49

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Un alma que llora

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Un alma que llora.

Mikayla.

[Día de la muerte de Masón.]

Me raptaron en contra de mí voluntad y me dejaron en un lugar remoto, no se que es esto, donde estoy o si es una clase de secuestro.

Yo solo morí y volví a revivir en un.. un ¿En donde estoy? Hace demasiado calor.

Estoy demasiado exhausta para husmear, mí garganta aún sigue doliendo por lo acontecido y mí cuerpo creo un tipo de resentimiento conmigo que no me deja tener bastante energía.

A este agotamiento también le puedo sumar que hay algo en mí pecho, como una clase de presentimiento.

—Ven a la cama—Valtor palpó mí lugar vacío buscándome.—no creo que quieras que me ponga de pie y te arrastre.

Observaba por el vidrio de la cabaña en donde todo se ve.. no se ni que es lo que veo.

No puedo describirlo.

—¿En donde estamos?.—Indague acurrucándome a su lado.

Tenía un enorme espacio en mí lado de la cama pero quería pegarme a su piel, necesitaba estar cerca suyo.

Desde lo sucedido mí cuerpo creo un tipo de dependencia hacia el suyo y viceversa, además, quisiera volver a oírlo llamarme de esa manera.. se sintió tan cálido.

—África..

—¡¿Que?! No puede ser, no, no puede ser África ¡¿Estás demente?!.

Azote mí mano en su espalda descubierta marcando la piel bronceada y este solo se quejo, no salió de su postura.

Estaba boca abajo sin querer verme.

—No me golpees.—Me regaño.

—¿Porque me trajiste aquí?.—Indague pinchando su brazo musculoso con mí uña.

—Mikayla son las ocho de la mañana ¿Puedes volver a dormirte?.

Giro el rostro para verme y estaba severamente enojado, no tenía sueño, estaba como nueva.. bueno, casi como nueva.

—Lo aré si me das un abracito.—Esboce ese puchero que lo obliga a respirar profundo.

Se dio la vuelta ignorándome y su espalda quedó para mí uso, las siluetas de sus cicatrices cada vez eran más claras y las acaricie una por una con mis dedos fríos.

Estaba agotándole la paciencia.

—Szívem..

—Dime "amor" se siente más bonito de tu boca.—Inicie con el berrinche que otra vez me hace oír su suspiro.

—No, duérmete.

Refunfuñe recostándome de medio lado, le di la espalda y mire hacia el ventanal en donde iniciaba a esclarecer el cielo.

Deseos Insaciables [+21] |SANGRE, LUJURIA Y TRAICIÓNES.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora