Prologo.

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La ciudad del pecado

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La ciudad del pecado.

Mikayla.

Admiraba la nubosidad que rodeaba la cabina en donde era transportada hacia Las Vegas en busca de dos cuervos que se dieron a la fuga esta madrugada.

Tamborileaba las uñas en la pequeña mesita desplegable que tenía en frente contando los minutos para aterrizar y dar por terminada está agonía.

Mí mamá me encargó o mejor dicho me suplico que viniera por ellos, llevarlos a Sicilia sería tomarlos de las greñas y meterlos al Jet privado en contra de sus voluntades.

—Diavolessa, ya aterrizamos.

Observe al guardaespaldas que me ordenaba seguir mí rumbo hacia la salida abriendo el mismo la escotilla.

Con pasos firmes me dirigí a dónde me indicaba percibiendo el calor que impacta en mí rostro demostrando que el sol está resplandeciente hoy.

<<Las puertas del infierno se han abierto>>

Mis tímpanos a penas puse un pie fuera del Jet percibieron el chillido de unos neumáticos derrapar en la pista marcando líneas negras en el suelo gris además de emitir olor a quemado.

Los destellos de mí Camaro me dejaron medio ciega cuando los rayos del sol impactaron en la pintura roja, estaba bien cuidado pero que un demente como Adonis lo conduzca de esa manera me deja inquieta.

—Rayas la pintura o arruinas algo de el y te asecino, créeme que ni el purgatorio del averno será una salvación para ti.—Advertí rodeando el auto en lo que el se pasa al asiento del copiloto.

No me interesó ver sus gestos ya que solo me encargue de apreciar mí auto, el olor a caramelo y Peonías se calaba en mis fosas nasales a penas me subí.

—¡Vamos amore mío! Estás en la ciudad del pecado. Deja esos gestos largos.

Golpeó mí brazo cubierto por la chaqueta de cuero colocándose unos lentes de sol negros ocultando los glaciares que se carga en esos orbes despampanantes.

—Ponte el cinturón.—Le devolví el golpe al adentrarme a las calles infestadas de Maceráis como tambien McLarens relucientes y Lamborghinis.

Muchos millones corrían ya sea en la carretera como en las aceras y no hablo de autos.

<<Escorts.>>

—Cálmate—Pidió tiernamente bajándose los lentes para ver la carne fresca.—Intruso uno y dos están llorando porque papi les cortó las tarjetas, no tienen que apostar.

Si, eso no detendrá a Devon ya que se encargará de apostar a su propio hermano si es posible.

—¿Estamos hablando de Devon verdad? Ese mismo que apostó la mano de Draven en la carrera de esclavos.

Deseos Insaciables [+21] |SANGRE, LUJURIA Y TRAICIÓNES.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora