Deseos Insaciables [+21] |SANGRE, LUJURIA Y TRAICIÓNES.

Capitulo.37

Terror ruso.

Mikayla.

Algunos días atrás.

Fue un viaje duro en donde no sentí el culo por varias horas y tuve que soportar los malos humores de Malexa la cual no paraba de quejarse de todo el mundo. Por la fuerza la obligue a tomar el segundo vuelo a Moscú solo porque no me dio buena espina el primero.

<<Quisieron jugar con la cola del diablo.>>

Creyeron que me iba a dejar atrapar y solo les tendí una trampa, creen que pueden acorralar a la creación de Samael Moore, del creador de la manipulación y el juego previo.

Todos se creyeron el cuento de haber ganado y en verdad no los culpo, hasta yo me creí mí propio juego siniestro.

La nieve cruje bajos pies y veo de nuevo como Malexa deja que el arma la controle, llevamos aquí hace horas, no entiendo porque no aprende.

—¿No te da miedo la nieve?—Me pregunta desviando el rostro de su centro.—Siempre que Sav te invitaba a esquiar decías que no ¿Que cambio?.

Chasquee la lengua al notar que me deje llevar, no es algo nuevo, le perdí el miedo por cierta persona que ya ni al caso.

—Valtor me enseñó a no temerle a lo que no puede lastimarme.

Me trague su mirada curiosa más ese trago amargo porque si, aún seguía doliendo, no es como si hubiera pasado mucho tiempo.

—¿Quieres hablar sobre el?.—Increpa desatando el tiro que no le da a nada.

A este paso se me va a congelar la sangre.

—No.

Camine hacia ella pisando la nieve crujiente, tomé su muñeca y la ayude con la postura antes de desatar el tiro que perfora la corteza del árbol.

—No siempre puedes controlar un arma de alto calibre con una sola mano así que trata de apoyar la otra para tolerar el golpe que suelta apenas el proyectil sale.—Le explico y hace lo que le digo.

Se pone en la postura recta soportando el arma con ambas manos, es una Glock, pequeña e inofensiva que no le volara los sesos pero por algo se aprende.

—¿Estás segura que no quieres hablarlo?.—Me mira por un corto lapso y los pompones que tiene a los lados del rostro le tapan los oídos y la hacen ver cómo una niña.

<<Que tierno.>>

—No se que es lo que podría decir—Alego devolviéndole el rostro al árbol.—se acostó con Violet, se lo pregunté y no lo negó.

—¿Que fue lo que dijo con exactitud?.

Hago memoria recordando la noche en la que camine sin rumbo por toda la madrugada y la amargura vuelve.