Deseos Insaciables [+21] |SANGRE, LUJURIA Y TRAICIÓNES.

Capitulo.54

Mi arma es el enemigo.

Violet.

El olor a desinfectante abunda a mi alrededor como también esa pizca de alcohol puro, las paredes blancas que deberían ser adornadas por tapices bonitos están manchadas de sangre nueva y vieja.

Los alaridos de las personas que trajimos de la cacería no inmuta a nadie porque todos disfrutan de los golpes y las heridas provocadas por el fuego cruzado a la hora de meter sus dedos para sacar información.

Paseo el hielo por la parte superior de mis mejillas calmando el ardor que tiene mi rostro gracias al fuego que por poco no nos quema vivos, la prótesis que me colocaron en la nariz me mantiene alejada del dolor pero no por mucho.

Tengo moretes que ya no se tapan con maquillaje, las heridas no puedo disfrazarlas como el odio innato a esas personas que deberían estar muertas.

—¿Vas a hablar o no?.—Asher se encontraba con las manos dentro de un sujeto que ni conozco.

Ese mercenario venia al lado de la puta que Mason dejo viuda, la respaldaban como si valiera oro cuando es una baratija barata.

Aun sigo sin entender como sigue viva después de todo lo que sucedio, a nosotros casi nos cuesta la vida pero ellos estan ilesos. Prendieron fuego lo que quedaba de Groenlandia obligándonos a refugiarnos en la parte mas peligrosa de Rusia.

—Córtenme todos los dedos—Mascullo el mercenario, botaba sangre por doquier.—sáquenme la piel, los dientes y hasta los ojos pero yo jamás voy a hablar. ¡La lealtad se le debe al clan!.

Era demasiado testarudo para tratarse de un matón a muchos se les ofreció dinero, islas, un poco de oro y ninguno dijo nada. De los diez presos que arrastramos a Rusia, ninguno expreso nada de su clan.

Solo oraban.

Y asi Asher fue matándolos de uno por toda la madrugada, lento, quitándoles hasta los suspiros que daban como ultimo aliento.

—Me han hablado infinidades de cosas tuyas—Asher le paseaba la punta de una cuchilla por el cuello.—"Sangre y Queso" Las manos confiables de la Boss, temibles, hombres de hierro y leales.. no crei que fuera verdad.

—Los halagos son después de la muerte.

Oí el golpe seco que le saco mas sangre de la boca y su blanca tez ya se encontraba bañada de ese color carmesí, también de magullones y heridas profundas pero el sujeto estaba negado a morir.

—Tu hermano te dejo y se fue con los Moore, te traiciono..—Damen se encontraba a un lado de la charola en donde tenían los dedos del mercenario.

—Nuestro deber es proteger al clan—Balbuceo.—nacemos, crecemos y morimos por el clan. Estamos forjados por el dolor, por el fuego que nos susurro cuan malditos seremos y por los dioses que nos protegen.