Te quiero, 1 de Diciembre

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Los días iban pasando como siempre. Ya era finales de Septiembre y Chiara y Violeta acababan de celebrar su primer mes juntas. Cada vez estaban mejor en su relación y se notaba la confianza que habían cogido. Estaban enamoradisimas perdidas las dos y se podía notar desde fuera de la relación, como lo hicieron su grupo de amigos a quienes ya habían informado.

Violeta seguía haciendo muy bien su trabajo y de hecho ya había hecho dos entrevistas más con total éxito. En cuanto a Chiara estaba empezando una de las mejores y peor etapa del año. Lo bueno y lo mejor para ella era que en apenas un día empezaba diciembre, con eso empezaba la navidad también, su época favorita del año. Pero también empezaban las pruebas y exámenes finales en la ESMUC junto con el trabajo en al cafetería de Martin, que no le molestaba pero le quitaba tiempo. Se fue a dormir contenta esperando que fuese un buen final de año.

A la mañana siguiente cuando Chiara se despertó sintió una sensación extraña. Su cuerpo estaba pesado, y cada movimiento le provocaba una punzada de dolor. La cabeza le latía y un escalofrío recorría su piel. Intentó levantarse, pero el esfuerzo fue demasiado, y se dejó caer de nuevo en la cama, jadeando de dolor.

A medida que la mañana avanzaba, Ruslana se dio cuenta de que esta no había salido de su habitación, normalmente ya estarían preparadas para ir juntas a la ESMUC en el coche de Chiara. Preocupada, Ruslana fue hasta la puerta de Chiara y llamó suavemente.

-Chiara ¿todo bien? ¿Puedo pasar...?- preguntó sin obtener respuesta. Abrió la puerta lentamente y vio a Chiara acurrucada en la cama, pálida y con la respiración pausada que se escuchaba un montón. Tenía alrededor como unas 4 mantas adicionales pero ella estaba sudada, sabía que de normal su amiga dormía desnuda, pero se había puesto una camiseta pero no le tapaba casi nada por la posición en la que estaba.

-Kiki...estas ardiendo...- dijo Ruslana en un tono de voz bajo para no alterarla ni despertarla. Le tocó la frente y estaba ardiendo, puso una mueca triste al verla en ese estado.

Chiara abrió los ojos lentamente, tratando de enfocarse en el rostro de Ruslana.

-Rus... me siento fatal, me duele todo- murmuró con la voz débil, apenas se le escuchaba.

-Esta bien...¿necesitas algo, alguna cosa? Hoy te quedas en casa, tranquila por la ESMUC que yo aviso que estás mala.-dijo Ruslana consciente de que lo entenderían ya que Chiara no había fallado nunca de no ser por los resfriados. Encima hoy aún no tenían ningún examen, mañana ya empezaban.- voy a por ibuprofeno y paracetamol, ahora vuelvo.

Ruslana se dirigió a la cocina y sacó de un armario pequeño que estaba arriba de la nevera las pastillas de medicación. También cogió una botella de agua llena y enfrió un paño para ponérselo en la cabeza y así poder bajar la fiebre. Cuando volvió a subir a la habitación de Chiara se encargó de que se tomara el paracetamol y luego la arropó, al acabar puso el paño en su frente mientras le dejaba algunas caricias en la cara.

-Gracias Rusli... te quiero, serás una madre increïble estoy segura. De verdad, gracias por estar siempre para mi, no se que haría sin ti.- dijo Chiara sacándole una sonrisa a Ruslana de lo exagerada que estaba siendo su amiga. Pero la verdad es que Chiara apenas estaba exagerado, todo lo que decía era verdad, y eso Ruslana lo sabía, por lo que agradeció las palabras de su amiga sabiendo que esta no tenía filtros y que la apreciaba de verdad.

-Yo también te quiero... cualquier cosa me llamas ¿vale? ¿Necesitas algo más?- Ruslana se hacía ver de que era una chica dura, pero su Kiki era su debilidad sin duda.

-Podrías avisar a Violeta cuanto puedas de que hoy no iré a la cafetería porfi, es que me había dicho que vendría a verme.- acabó diciendo Chiara acordándose de su novia la cual había intentado sacar pasar un poco de tiempo más con ella, ya que sabía que estás dos semanas siguientes no estarían apenas juntas por los exámenes de Chiara.

Amor temporal ||KiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora