Lo siento

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Durante varios días Violeta sentía una mezcla de rabia, culpa, frustración y arrepentimiento. Había dejado que sus emociones la controlaran y había herido a una persona que quería. Sabía que no había sido justo descargar esa ira en Chiara, pero en el momento, no había podido controlar sus sentimientos.

Había llorado varías veces desde entonces, pero también había intentado estar ocupada en cuanto al trabajo que ya le tocaba retomarlo, ya hacía una semana del incidente con Chiara. Durante la semana quería haberla llamado, pedirle perdón de inmediato por haberla apartado de ese modo, pero sabía que necesitaba tiempo para calmarse e intentar estar bien consigo misma, aceptar que su madre no lo aceptara.

Los siguientes días fueron una mezcla de culpa y tristeza para Violeta. Pasaba mucho tiempo pensando en la "discusión" con su madre y en cómo esta ni había intentado volver a tener contacto desde entonces. Se dio cuenta de que no podía seguir dejando que la desaprobación de su madre controlara su vida. Necesitaba encontrar una manera de reconciliar sus sentimientos y saber pasar de su madre en cuanto a ese sentido.

Se esforzó por mantenerse ocupada, pero todo le recordaba a Chiara. Cada rincón del apartamento parecía guardar recuerdos de ellas juntas, sobretodo cada vez que entraba y veía el marco de fotos, o cuando veía la navidad que no se había dignado ni a recoger. La soledad se hizo palpable y su mente constantemente volvía a la mañana en que todo se torció. Después de varios días, decidió que era el momento de arreglar las cosas, si es que Chiara aún estaba ahí para ella. Pero claro que estaba, ¿como no iba a estarlo?

El viernes por la tarde tomó su teléfono y llamó a Chiara. La espera mientras sonaba el teléfono fue interminable, pero cuando Chiara respondió Violeta sintió una ola de nerviosismo en su interior.

Chiara en cambio durante ese tiempo se había esforzado por mantenerse ocupada y positiva, aunque el peso de la discusión seguía presente en su mente. Ruslana había sido un gran apoyo, asegurándose de que Chiara se mantuviera distraída por actividades que le hicieran sentir bien.

Era un viernes por la tarde en el que Chiara estaba en su apartamento tocando el piano cuando su teléfono sonó. Vio el nombre de Violeta en la pantalla y sintió un nudo en el estómago, se sorprendió a la vez, aunque ya era hora de que la llamara. Dudó un momento antes de contestar, pero después de varios tonos se decidió.

-¿Hola?- dijo Chiara tratando de mantener su voz tranquila.

-Hola Kiki...- dijo tanteando el terreno llamándola así- ¿Podemos vernos hoy? Necesito hablar contigo y explícate lo del otro día, déjame explicarme por favor -respondió Violeta preocupada de que no le dejase explicarse o de que fuese muy tarde.

-Claro, ¿te apetece en el parque que está cerca de la cafetería?- pregunto Chiara sabiendo que no era lo mejor quedar en casa de alguna, que lo mejor era quedar en un lugar intermedio como lo era ese parque.

-Si si, perfecto... ¿En media hora te parece bien?- dijo sorprendida y contenta a la vez por que le hubiera aceptado así de fácil, bueno, aunque su voz no parecía tan emocionada como ella.

-Ahora nos vemos.

Chiara se quedó mirando el teléfono por un momento después de haberle colgado tan secamente, intentando calmar los nervios que sentía de repente. Sabía que esta conversación era necesaria, pero no podía evitar sentir miedo por lo que pudiera suceder, aunque ella no tenía nada de que preocuparse ¿no?. Se arregló rápidamente y salió de su apartamento, dirigiéndose al parque con su coche.

Cuando llegó vio a Violeta sentada en un banco, estaba mirando el estanque fijamente, estaba pensativa. Incluso después de todo no pudo evitar sonreír al verla ahí sentada, Chiara se maldijo internamente por eso. Se acercó lentamente y se sentó a su lado, sin decir nada al principio, esperando que fuera Violeta quien empezara a hablar, al final era ella la que tenía que explicarse.

Amor temporal ||KiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora