Trabajo en el pub

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De vuelta en Barcelona, Violeta y Chiara se sumergieron nuevamente en sus rutinas diarias. Chiara retomó sus clases en la ESMUC y sus estudios, mientras que Violeta volvió a su trabajo en la oficina y a sus entrevistas. Los días se llenaban rápidamente con compromisos y responsabilidades, pero ambas se aseguraban de encontrar tiempo para estar juntas o de hablar por teléfono aunque sea.

Un viernes después de dos semanas en las que Violeta y Chiara ya habían vuelto a la normalidad, todos los amigos decidieron reunirse en su bar de siempre para relajarse y ponerse al día. El lugar estaba animado como siempre, con el ambiente cálido y acogedor que tanto les gustaba.

-Necesitaba esto.- dijo Denna levantando su cerveza.- ¡Salud chicos!

-¡Salud! - respondieron todos al unísono, brindando y riendo.

Chiara, como de costumbre, fue a subir al pequeño escenario del bar para cantar, junto a todos sus amigos, pero esta vez ella lo hizo sola pero con Ruslana al fondo bailando. Subió con confianza y con alegría de estar ahí y cantar para sus amigos, le encantaba cantar y más si era para alguien en concreto. De hecho ya le había escrito varías canciones a Violeta pero eso no lo sabía nadie, todo estaba en su libreta rosa.

Chiara empezó a cantar con su voz melodiosa que siempre lograba capturar la atención de todos en el bar. Aunque ella le estuviera cantando a sus amigos todos los demás presentes se hipnotizaban al escucharla, tenia una voz muy especial.

Mientras Chiara cantaba Violeta la observaba con orgullo desde su mesa, disfrutando de la actuación de su novia. Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que notara a un chico acercándose al escenario, este estaba observando a Chiara con interés. Al final de la canción, el chico se acercó más y le hizo una señal a Chiara para que se acercara justo cuando bajo del escenario. Ruslana se quedó también esperando a Chiara para saber que estaba ocurriendo.

-Disculpe, ¿Podemos hablar un momento? -le preguntó con una sonrisa, parecía un chico majo.

Chiara como siempre siendo educada, asintió y bajó del escenario del todo para hablar con él. Violeta, aunque confiaba plenamente en su novia, no pudo evitar sentir una pequeña punzada de celos mientras observaba la interacción. No sabía las intenciones de ese chico, pero a su cabeza no venían muchas que no fuera por interés, y eso no le gustaba. Ruslana se fue con los demás.

-Hola, soy Pablo. -se presentó el chico alargándome la mano, Chiara la acepto.- Trabajo y soy el jefe de aquí, me preguntaba si estarías interesada en una oportunidad para cantar aquí los viernes y sábados. Tenemos un espacio para nuevos talentos, y creo que encajarías perfectamente, empezaríamos la semana que viene mismo. Es que te he escuchado cantar tan bien y ya te había escuchado antes, se que estás con tu grupito y eso.- dijo sonriéndole intentando trasmitirle tranquilidad y confianza. Siempre veía a Chiara y a sus amigos todos las veces que habían ido, y estaba claro que algunos también cantaban muy bien, pero ella sin duda destacaba más.

Chiara se quedó sorprendida y halagada por la oferta. Nunca le habían ofrecido algo así, ella si que había tocado en bolos, hoteles y por las calles de Menorca pero por su propia cuenta, no porque se lo hubieran ofrecido.

Claro que iba a aceptar, lo único es que el sábado lo tendría petado de trabajo junto con el de la cafetería de Martin pero ya lo hablaría con el si trabajando en el pub ganaba bien, así el sábado iría allí y con Martin los martes y jueves. Ahora mismo tenía toda esa información en la cabeza, por lo que decidió dejarla de lado un momento y contestarle al chico que ya llevaría esperando la respuesta unos segundos.

-Por mi si...- dijo Chiara nerviosa mientras jugaba con sus anillos- Gracias Pablo, de verdad. Me encantaría saber más sobre esto, quiero decir... si me vais a pagar y horarios, todo eso.- respondió, sonriendo.

Amor temporal ||KiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora