A la mañana siguiente Violeta fue la primera en despertar. Abrió los ojos lentamente, sintiendo la calidez de la cama y la suavidad de las sábanas sobre su piel mientras su mente trataba de ubicarse. Por un momento no sabía dónde estaba, pero al notar el familiar aroma de Chiara y sentir el suave colchón bajo su cuerpo, todo cobró sentido. El sonido suave de la lluvia de la noche anterior había dado paso a un silencio tranquilo, roto solo por el ritmo constante de la respiración de Chiara a su lado.
Violeta giró la cabeza y su mirada se posó en Chiara, quien seguía profundamente dormida. Chiara estaba tumbada boca abajo, con una mano bajo la almohada y la otra descansando junto a su rostro. Su cabello oscuro desparramado en la almohada hacia atrás, con dos mechones cayendo sobre su rostro. La boca de Chiara estaba ligeramente abierta, lo que le daba una expresión de calma. La sábana la cubría hasta la mitad de la espalda, dejando al descubierto parte de su hombro y espalda. La escena era, sencillamente, una de las más adorables del mundo.
Violeta no pudo evitar sonreír ante la escena. Había algo increíblemente adorable y tierno en la forma en que Chiara dormía, tan despreocupada y tranquila. Violeta se quedó inmóvil observándola por un momento, disfrutando de la paz que le transmitía. Había algo en ver a Chiara así que le llenaba el corazón de una calidez inexplicable. Por un instante el caos de las últimas semanas, los miedos y las dudas se desvanecieron, dejándole solo el presente.
No pudo evitar sonreír al pensar en lo lejos que había llegado para llegar hasta aquí, y cómo a pesar de todo, valía la pena solo por estar en este momento junto a ella. Se sentía increíblemente afortunada por estar allí, compartiendo un momento tan íntimo con la persona que nunca había dejado de ocupar un lugar especial en su corazón. Lentamente y con cuidado de no despertarla Violeta se permitió deslizarse un poco más cerca de Chiara, disfrutando de la cercanía y el calor que emanaba de su cuerpo. Estando frente a frente.
La luz del sol que se filtraba por las cortinas acariciaba el rostro de Chiara, haciendo que su piel brillara suavemente. Violeta se encontró admirando cada detalle, desde la línea de su mandíbula hasta la curva suave de sus labios y sus lunares. Había una belleza natural en ella que siempre había sido capaz de capturar a Violeta, pero verla así la hacía sentir una conexión aún más profunda.
Violeta sintió el impulso de acariciar su cabello, de deslizar los dedos por esos mechones que caían sobre parte de su mejilla, pero se contuvo. No quería romper la paz de ese momento. En cambio simplemente cerró los ojos de nuevo, dejándose llevar por la tranquilidad y la sensación de estar, por primera vez en mucho tiempo, en el lugar correcto.
Pasaron unos minutos más antes de que Chiara comenzara a moverse ligeramente, ajustando su posición en la cama. Su respiración cambió de ritmo, y lentamente abrió los ojos parpadeando un par de veces para adaptarse a la luz. Violeta la miró, y cuando sus ojos se encontraron, un suave rubor cubrió las mejillas de ambas.
-Buenos días -murmuró Violeta con voz ronca por el sueño, una sonrisa perezosa dibujándose en su rostro.
-Buenos días -respondió Chiara, su voz igualmente suave. -¿Llevas mucho despierta?-preguntó Chiara conociéndola, girándose para quedar de lado y poder mirarla mejor.
-Un poco pero no te preocupes, estaba bien aquí contigo -admitió Violeta sintiéndose un poco tímida pero al mismo tiempo contenta de poder decirlo en voz alta.
Chiara se estiró ligeramente, sintiendo cómo su cuerpo se desperezaba de la noche de descanso. Había algo en la forma en que Violeta la miraba, con esa mezcla de ternura y algo más profundo, que la hacía sentirse especial. Y no quería que fuera todo tan fácil, no podía simplemente caer a sus pies de nuevo con una simple mirada, tendría que ser ilegal que la mirase así sin ser nada.
ESTÁS LEYENDO
Amor temporal ||Kivi
FanfictionVioleta acaba de llegar a Barcelona tras acabar su grado de periodismo buscando nuevos ámbitos y dedicada a su trabajo, es una chica de 22 años de Granada (Motril) de buena familia tanto económicamente como de reputación, su padre es un psicólogo co...