Pasaban los días. Pasaban las semanas. Y pasaban los meses. Hasta llegar de nuevo a la época favorita de Chiara, la navidad. Aunque ya era año nuevo pasado. Violeta había pasado todas las navidades con su familia y Chiara había tenido la suerte de que su familia había ido a hacerles una visita a ella y a Ruslana, porque la familia de esta también había ido a Los Ángeles a celebrar la navidad con ellas.
Chiara y Violeta habían estado hablando todos o casi todos los días desde la visita fugaz de Violeta a la medio inglesa. Violeta se estaba esforzando por volver a tener la misma confianza que se tenían antes, y estos tres meses más hablando todos los días habían hecho bastante. Porque ya tener el hecho de que una persona esté ahí para ti, aunque sea por una pantalla, dándote mínimamente los buenos días y buenas noches ya es una tontería que te puede alegrar el día y que quieras o no va reforzado vuestra relación. Siempre que podían se escribían, aunque se notaba que había más intenciones de Violeta hacia Chiara, pero era lo normal.
Se contaban todo lo que habían hecho por el día y alguna cosa nueva que aparecía en sus vidas, al igual que sus avances; Chiara le contaba las cosas nuevas que hacía en cuanto a la música y Violeta le explicaba que si tenía que escribir un artículo nuevo. Violeta quería volver a verla, al igual que Chiara, pero ella tenía una sorpresa, al final era la pelirroja la que se lo tenía que currar para volver a conquistar a Chiara.
Violeta había estado hablando con Ruslana unos días atrás, preguntándole si habían ido a Menorca este año o no, para así saber donde tenía un ir a ver a Chiara. Cuando Ruslana le explico que este año se habían quedado en Los Ángeles también, Violeta se compró de nuevo el vuelo hacia allí.
Esta vez podía permitirse de nuevo la cantidad de cuatro días, que no era mucho pero ya era, mas que nada esos días porque era hasta el día que volvía a trabajar prácticamente, más días no podía pedir durante esas fechas, para que al volver le diese tiempo de prepararse y poner lavadoras y todo.
Era 4 de enero cuando Violeta aterrizó en Los Ángeles, apenas unas horas después de haberle dado a su familia un beso de despedida y desearles un feliz año nuevo después de haber pasado parte de las navidades con ellos. El viaje desde Granada había sido largo, pero no importaba; cada minuto en el avión la acercaba a Chiara, y eso le daba la energía que necesitaba. Se había pasado todo el vuelo imaginando la reacción de Chiara al verla, pero también estaba algo nerviosa. Tres meses de llamadas, mensajes y risas a través de una pantalla eran una cosa; reencontrarse después de ese tiempo, con todos los sentimientos que seguían creciendo, era algo totalmente diferente.
Había organizado el viaje con la ayuda de Ruslana, quien se había asegurado de que Chiara no sospechara nada. Ruslana y Violeta habían hablado y ya estaban bien otra vez entre ellas, pero Ruslana le había asegurado a la pelirroja dos, como ella le llamaba, que si volvía a cagarla no vería a Chiara ni en pintura. Así que cuando Violeta salió del aeropuerto y tomó un taxi hacia la casa de Chiara, todo estaba perfectamente preparado.
Cuando llegó el corazón le latía con fuerza. La casa estaba decorada con luces navideñas, y aunque parte de la Navidad ya había pasado, el ambiente festivo seguía presente. La familia de Chiara estaba allí, y también la de Ruslana. Violeta estaba al tanto de que habían ido ambas familias, y para que mentir, estaba un poco cagada por ver a la de Chiara después de lo que hizo. Le envío un mensaje a Ruslana y está le abrió la puerta con una sonrisa, dándole un abrazo.
-Por fin estás aquí, he tenido que decir que iba a ver como estaban las luces de mi casa para salir, ya ves tu que excusa de mierda -dijo Ruslana en voz baja, tratando de no hacer mucho ruido para no arruinar la sorpresa.- Chiara está en el salón con todos. Vamos, deja que te coja la maleta.
Violeta asintió, sintiendo una mezcla de nervios y alegría. Siguió a Ruslana hasta la sala, donde las voces alegres de la familia de Chiara y de Ruslana resonaban por toda la casa. Al llegar al salón Violeta se detuvo, no sabía que hacer. Desde allí podía ver a Chiara sentada en el sofá, estaba riendo con su hermano mientras su madre les contaba algo divertido.
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Amor temporal ||Kivi
FanfictionVioleta acaba de llegar a Barcelona tras acabar su grado de periodismo buscando nuevos ámbitos y dedicada a su trabajo, es una chica de 22 años de Granada (Motril) de buena familia tanto económicamente como de reputación, su padre es un psicólogo co...