Una semana después ya estábamos de vuelta luego de haber pasado una luna de miel espectacular. Visitamos lugares hermosos, probamos comidas diferentes y tuvimos mucho sexo. De vuelta a la realidad, ya me había casado y se sentía raro que estuviera aún en el colegio. Como si mi vida de adulta hubiera dado hacia atrás.
—Amiga cuéntamelo todo —dijo Lluvia cuando me acerqué a ella.
—Fue muy bonito —contesté. Su cara se relajó.
—Tuvieron su momento romántico?—preguntó emocionada. Abrí los ojos grandes.
—Lluvia eso no se pregunta —dije nerviosa. Ella comenzó a a reír.
—Vez que la persona correcta se llevaría todos tus miedos?—pregunto para que contestara en mi mente. Pero si tenía otros miedos. Aún así no se los deje saber.
Las clases habían sido aburridas ya quería llegar a casa para empezar mi mudanza. Les pedí a los chicos del equipo que no dijeran nada de la boda. Archie era adulto y yo apenas una adolescente. Era obvio que no estaba bien visto ese tema de la edad en las parejas. Pero nadie entendería que el fin del casamiento era protegerme de otro casamiento. Nadie iba a entender que mi padre buscaría hasta debajo de las piedras a un hombre con el cual casarme sin importar cómo me tratase. Sonó el timbre indicando que las clases culminaban. Fui directo al baño y me cambié el uniforme. Miré la gorra de Archie y sonreí.
—Sigues pensando que te amara?—preguntó una voz femenina. —Sabes que esto durará muy poco verdad. Todavía no te has dado cuenta, que ingenua —dijo Gadea en tono molesto.
—Soy su esposa ahora y tu solo podrás soñar con ese momento que está claro no pasará —. Gadea frunció los labios molesta.
—Ni siquiera en su luna de miel dejó de hablar conmigo. Qué manera es esa de celebrar?—pregunto.
—Ela estás ahí?. El entrenador te anda buscando —escuché gritar a Neit. Salí del baño seguida de Gadea.
—Perdedor—dijo cuando vio a Neit.
—No tomo esas palabras de quién viene. Porque no te buscas un señor que te mantenga y te lleve lejos?—pregunto irritado.
—No podría dejar solo a Archie, que sería de él sin mi?—preguntó riendo. Me sentí tan mal que me dieron náuseas.
—Réstale importancia, solo quiere molestarte —mencionó Neit mientras caminábamos al aula.
—Pues lo está logrando —dije impaciente.
—Aquí estás —dijo el entrenador cuando me vio entrar. —Mira —señaló una caja.
—Para mí?—pregunté. El asintió y sonrió. Abrí la caja y había otra camisa del equipo. Esta era más pequeña que la que traía puesta. Era exactamente mi size.
—Si—grité. —Podré deshacerme de esta. Sin ofender —reí y Neit también.
—Ve cámbiatela. Pronto llegarán los demás —sugirió Neit. Era con el que había tenido más acercamiento. Me cambié y salí del baño.
—La otra me gustaba más —escuché decir a mis espaldas. Me giré y vi a Archie en la puerta del baño.
—Lo siento, esta solo será un horrible recuerdo —dije levantando la mano donde tenía la enorme camisa.
—Hoy vendrás a casa verdad?—preguntó. Asentí feliz mientras llevaba uno de mis dedos a mis labios para que hiciera silencio. Al entrar al salón ya todos estaban en sus sillas.
—Dentro de un mes tenemos un juego muy importante, quiere decir que estaremos practicando hasta el cansancio. No habrá piedad para nadie —dijo tocando su silbato. —Afuera —gritó como en todas las prácticas. Todos salieron y como siempre me quedé llenando la nevera para llevarles agua.
Toc toc
—Busco a mi futura esposa —escuché decir cuando tocó la puerta ya abierta. Su voz erizó mi piel y comenzaron a dolerme las entrañas. Sin pensarlo dos veces me giré.
—Que haces aquí ? —pregunté aterrada.
—Ya te lo dije, buscó a mi futura esposa—. Su sonrisa malévola parecía cortar mi flujo sanguíneo y poco a poco me ponía pálida como papel.
—Vete o llamo al guardia de seguridad —advertí.
—Que podrá hacerme ese imbecil?—preguntó Philiph mientras se acercaba a mi.
—Como entraste al colegio?—pregunté al punto del colapso. Fue fácil dijo mientras caminaba y yo retrocedía. Sus manos tocaron mis muslos y casi suben por mi falda. Comencé a gritar y Philiph se alteró y salió del salón. Caí al suelo mientras tapaba mis muslos con mis manos y comenzaba a llorar. El no me dejaría. No sería feliz.
—Hey Ela, que pasa, que tienes?—pregunto Neit que entraba con una bolsa al salón.
—Archie, necesito llamar a Archie—dije cuando Neit salió corriendo hacia el parque.
—Archie —gritó. —Archie es Ela —dijo cuando lo encontró con la mirada. Archie dejó caer de inmediato el bate en sus manos y corrió lo más rápido posible.
—Amor —dijo desesperado. —Que tienes ?—preguntó.
—Philiph, está aquí —dije con la voz entre cortada.
—Quédate con ella —dijo mirando a Neit y salió. Minutos más tarde volvió. Ya había recuperado la compostura pero mi corazón dolía.
—No lo vi en ningún lado, estás segura que estaba aquí ?—preguntó mirándome.
—Si, estuvo aquí estoy segura. Intentó tocarme pero comencé a gritar, salió corriendo y Neit llegó —dije temblando. Archie dio un puñetazo en uno de los casilleros del salón. Este se mogollo de inmediato. Se acercó a mí y me abrazó.
—Estoy aquí —dijo suave. —Te irás conmigo al trabajo y de regreso. Tendrás dos guardaespaldas de ahora en adelante —. Estuve en el parque viendo cómo los chicos bateaban. Neit nunca me dejó sola mientras Archie jugaba.
—Ela —gritó el entrenador. — A batear —dijo mientras Archie me ponía el casco.
—Pero yo no quiero —dije nerviosa.
—No pregunté, qué pasaría si necesitáramos a otro jugador?. Maxton ya no está —dijo el entrenador.
—Vamos amor, tú puedes —dijo Archie.
—Que no —repliqué. Me llevaron arrastras hasta el plato del bateador. Fue una total vergüenza. El séquito de adultos se rieron durante toda la jugada. Ni siquiera mi equipo me apoyó. Fui la burla de ellos por un rato hasta que el bate le pegó a la pelota. Vi como esta se alejaba del parque y escuché a Archie gritar.
—Corre Ela, corre —gritó fuerte mientras reía. Deje caer el bate y corrí con locura.
—Eso Ela —gritó florian. Era el chico con el que menos había interactuado. Terminé la carrera roja, sudada, caliente y con muchas ganas de vomitar.
—Bien, bien lo hiciste bien —dijo Archie entusiasmado. Su boca se acercó a la mía y de inmediato me alejé. El se sorprendió, lo lamentaba pero estaba cuidando su imagen.
—Tenemos a nuestro último jugador —dijo el entrenador. Casi a punto del desmayo me negué, pero el entrenador insistió en que me quedara como suplente.
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Del odio al amor hay un balcón o un violín?
Teen FictionEla y su familia se mudan a una nueva ciudad. Casa nueva, colegio nuevo, vida nueva y muchos problemas. Descubre que su vecino forma parte del equipo de pelota de su nuevo colegio. Su padre ambicioso quiere casarla para hacer negocios. Pero podrá El...