—Porque me miras la boca?—preguntó. Me avergoncé y mis mejillas se tornaron carmesí.
—No te estoy mirando la boca —respondí mirando hacia otro lado. El río.
—Estamos casados y vamos a tener otro bebé —dijo aún borracho. Me daba ternura que contara a nuestro bebé como si estuviera, siendo consientes de que ni siquiera estaba bien formado cuando lo perdí. Como si para él aún estuviera con nosotros.
—Pronto nos vamos a divorciar y nuestra única hija será mima. Estás borracho no hables más —dije para no perder la compostura. Él hizo silencio y llegamos a la cama. Quería que me besara como la primera vez que lo hicimos. Tenía deseos de él, lo necesitaba.
—Sabes que no podrás divorciarte de mí, no te dejaré —comentó. Sentí un poco de miedo. Archie tenía poder y muchas conexiones. Tenía amigos abogados y jueces. El divorcio no sería nada fácil.
Sus manos apretaron mi cintura y su boca en contra la mía. No me negué. Estaba borracho y de seguro ni se acordaría de cómo había llegado a su casa. Mordí sus labios haciendo que sus manos me agarraran fuerte. Su boca trazó hilos de pasión por mi cuello. Mientras suspiraba fuerte y gemía, las manos de Archie recorrían todo mi cuerpo. Me entregué a él nuevamente sin peros ni miedos. Porque cuando estaba con Archie me sentía segura. Mis miedos e inseguridades se desvanecían de inmediato. Los miedos que tenía cuando estaba con él eran diferentes, no eran sobre daños a mi cuerpo ni nada que físicamente me dañara. No importando lo fría que estaba la habitación nuestros cuerpos sudados contaban una historia. El orgasmo, un instante místico llegó a mí varias veces pero Archie no se cansaba.
—Eres mía —aseguró. Un escalofrío recorrió mi espalda y gemí fuerte. En ese momento Archie terminó. Durante la noche me buscó y yo me acurruqué a él feliz. Sus brazos me acunaron y me sentí a salvo. Pensaba en lo que me había comentado Jovian. De que me estaba perdiendo?.
Los rayos del sol entraron por la ventana. Abrí y cerré los ojos un par de veces para que estos se acostumbraran a la luz. Me dolía el cuerpo como si hubiera corrido un maratón. Me sentía súper cansada pero tuve fuerzas para sentarme en la cama. Miré hacia el lado y él no estaba. Bostecé y caminé hasta el baño. Pronto recibiría la llamada de mi padre así que me aliste para hablar con Archie. Al salir de la habitación escuche la risa de una mujer en el primer piso.
—Buenos días señora Bennet, hizo mucha calor anoche no crees?—preguntó Jovian refiriéndose a mi encuentro con Archie. Me apené y sonreí.
—Quien es la mujer que esta abajo? —pregunté. Vi a Jovian tragando saliva inquieto.
—Señora Bennet, es una visita imprevista. Abajo esta la señorita Mileyni, el nuevo rostro del producto de la empresa Bennet —dijo intentando parecer tranquilo. Mi corazón dio un vuelco. Mi padre pronto estaría aquí, que diría si viese a otra mujer en mi casa a estas horas de la mañana?.
—Mi padre vendrá pronto —dije impaciente.
—Usted es la señora Bennet, haga lo que tenga que hacer. A su corta edad y lo poco que la conozco me e dado cuenta de que a madurado. Eres toda una mujer, sabrás actuar con elegancia —dijo inclinando la cabeza. Sonreí y bajé las escaleras. Estaban sentados en la sala de estar. Archie no desvió la vista hacia mi, pero Mileyni sí.
—Me estaba preguntando quién había llegado tan temprano a mi casa como para que mi esposo saliera de la cama. Ya veo, mucho gusto señorita Mileyni, soy Ela Bennet, la señora Bennet —dije seria. Ella quedó desconcertada y miró a Archie. En ese entonces Archie me miró inexpresivo. Ella se levantó e hizo una pequeña reverencia con la cabeza.
—Buenos días señora Ela —saludó.
—Bennet, soy la señora Bennet para usted. Que la a traído aquí a altas horas de la mañana?—pregunté.
—El señor Bennet y yo teníamos que hablar sobre el lanzamiento —comenzó pero la interrumpí.
—Ah, eso. Lamento que hoy no pueda reunirse con Archivaldo. Tengo visita y pronto llegará —dije tranquila. El me fulminó con la mirada. Estaba furioso. Había mencionado el nombre prohibido. Jovian había bajado las escaleras y se había dirigido a la cocina. Escuchándome tapó su boca divertido. También había escuchado el nombre prohibido.
—Un momento —dijo Archie mirando a Mileyni. Se puso de pie y caminó hasta mi señalando un rincón en la casa.
—Que crees que haces?. Este lanzamiento es importante. Y Archivaldo, enserio?. No me provoques —dijo con evidente molestia.
—Mi padre viene pronto. Quiere desayunar con nosotros. Te lo hubiera dicho ayer cuando vine pero estabas borracho —comenté y él frunció el entrecejo.
—Ela —mencionó.
—Señora Bennet para usted también —refuté haciéndolo sonreír con picardía. Estaba celosa, me carcomían los celos.
—Ayer en la noche saboreé tu cuerpo verdad?. Amanecí junto a ti —dijo arrinconándome. Sus labios carnosos estaban cerca de los míos.
—Primero Gadea y ahora esa mujer?. Estás no son horas de venir a la casa. Quiero que se vaya —dije molesta.
—Solo si decides quedarte hoy de nuevo —dijo muy cerca.
—No seas sinvergüenza. Además tendré que quedarme lo que esté mi padre aquí en la ciudad —. Sus labios se juntaron con los míos. Sus manos recorrieron mis muslos. Mis piernas flaquearon y jadeé.
—Dame la oportunidad de hablar contigo. Hablemos por favor —dijo pegando su frente con la mía. Archie era alto y su miembro erecto rozaba con mi abdomen. Sonreí y escapé de su vista. En cuclillas desabotoné su pantalón. El suspiró. Me olvidé de la zorra en la sala de estar y quise que mi esposo disfrutara de algo diferente. Lo haría arrepentirse. —Ela —dijo en un gemido ahogado. Y terminó. Fue una sensación desagradable pero ya había sido. Cuando él se recuperó fuimos a la sala de estar.
—En que estábamos ?—pregunté limpiando la comisura de mis labios con los dedos. Ella parecía incómoda pero algo me decía que había venido con malas intenciones.
—Lamento la confusión. Las reuniones no son en mi morada son en la oficina —dijo Archie.
—Pero señor Archivaldo pensé que como teníamos confianza no le molestaría que yo llegase aquí —dijo mencionando el nombre prohibido. Jovian y las criadas abrieron sus bocas en asombro.
—Dos cosas. Uno no hay la confianza como para que llegues sin permiso y aviso a mi hogar. Dos el nombre de Archivaldo está totalmente prohibido, solo lo puede decir mi esposa. Si te vuelvo a escuchar mencionándolo serás inmediatamente despedida y me encargaré de que no tengas otro trabajo durante dos años —dijo serio e inexpresivo. Me sorprendí pero deseé que lo mencionará otra vez. Tal vez eso me hacía mala persona pero en ese momento no me importó . Ella se mordió los labios molesta y avergonzada.
—Ahora puede retirarse —dije señalando la puerta. En ese momento el timbre sonó. Miré a Archie. De inmediato Jovian salió de la cocina y fue hasta la puerta. Abrió y frente a ella se encontraba mi madre del brazo de mi padre. Todavía no había sometido la demanda de divorcio. Estaba esperando que yo tuviera fotografías con evidencia de infidelidad. Mis padres entraron y rápidamente mi padre escaneo la casa con la mirada. Parecía contento con lo que veía hasta que sus ojos repararon en Mileyni.
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Del odio al amor hay un balcón o un violín?
Novela JuvenilEla y su familia se mudan a una nueva ciudad. Casa nueva, colegio nuevo, vida nueva y muchos problemas. Descubre que su vecino forma parte del equipo de pelota de su nuevo colegio. Su padre ambicioso quiere casarla para hacer negocios. Pero podrá El...