— Tal vez debas dejar de pensar tanto y despejar la mente. Quizás pierda mi trabajo por esto —. Ella comenzó a reír. —El equipo de limpieza y yo vamos a un restaurante/bar puedes acompañarnos —extendió la invitación. No lo pensé mucho y acepté. Seguramente la visita de Gadea y su desagradable madre tardaría demasiado.
—Me gustaría —dije sonriendo.
Era joven y podía disfrutar de agradables conversaciones, comidas y bebidas. Estaba en un punto de mi vida en el que quería salir del cascarón. Quería amistades nuevas, aventuras por el mundo, éxito y dejar de sentir miedo. Quería explorar lo bueno que podía darme el mundo. Sabía que durante mi vida me encontraría personas malas y yo debía aprender a como lidiar con eso. Mi pasado no iba a cambiar o mejorar. Ese miedo siempre iba a existir especialmente si mis violadores estaban sueltos por ahí. Lamentablemente Philiph ya me había encontrado, pero no podía permanecer toda mi vida encerrada. La persona que más ame, a la persona que más admiré, mi héroe, fue él quien me dañó. Mi padre el hombre más importante en mi vida me había llenado de miedos e inseguridades. Hizo que me culpará y me odiara por mucho tiempo. Deje de amarme por el. Pero ahora le prometía a Ela de diecisiete años, a Ela la niña nueva del colegio, a Ela la water girl del equipo de pelota, a Ela la esposa de Archie y a Ela, la antigua Ela que no dejaría que nadie le hiciera daño. No importando si tenía que usar la música para calmar mi alma no dejaría que me pisotearan.
—Es aquí —dijo uno de los chicos. Olía a alcohol, comida, tabaco y perfume.
—Este lugar es fascinante —dije mirando las luces y como se diferenciaba el restaurante de el bar.
—Mesa para siete —dijo Ana emocionada. Al parecer solían venir mucho aquí luego de salir del trabajo. Después de un rato pedimos la comida y de pronto la mesa estaba llena.
—Por favor deme el trago más fuerte que tenga—dijo Ana a la mesera. Yo no había probado alcohol en mi vida, no me llamaba la atención pero era un buen día para darle una oportunidad. Archie estuvo llamando a mi teléfono en varios ocasiones, Sebastián y Lluvia también. Pero no contesté.
—A mi también, gracias —dije mirando la lista de bebidas en el menú. Todo había sido ameno hasta qué su masculinidad me invadió. Al restaurante entró Archie dando paso a Gadea y a la señora desdeñosa. Quedé inmóvil por un tiempo. Su cara de desconcierto me hizo sucumbir. Miraba su celular de vez en cuando y movía sus dedos queriendo fumar. "Dónde estás Ela?" Se preguntaba.
Yo: "Bonito restaurante al que ir con tu ex prometida y tu ex suegra no crees?".
Archie comenzó a mirar para todos lados sin éxito. Jamás pensó que desde una esquina poco atractiva para muchos yo estaría disfrutando de algo nuevo y refrescante.
Archie: "Dime dónde estás ahora mismo y nos vamos".
Comencé a reír nerviosa luego de tres tragos fuertes. La mesa parecía querer comenzar a girar. Ana en su grata conversación con Zaleen se dio cuenta de mi estado y comenzó a evitar que tomara más tragos.
Yo: "No es necesario, yo volveré a casa después. Jovian preparará para mí la habitación de invitados".
Vi como un manotazo en la mesa lo liberaba hacia el enojo. Su semblante sombrío y sus ojos oscurecidos reflejaban el coraje que estaba albergando. De nuevo buscó por todo el lugar hasta que su mirada me encontró riendo con uno de los chicos. No me sentía bien y las náuseas me estaban queriendo volver loca.
—Nos vamos —dijo acercándose a la mesa. Lo miré con los ojos entrecerrados. El miró a Ana. —Porque la trajiste aquí ?—pregunto evidentemente molesto.
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Del odio al amor hay un balcón o un violín?
Roman pour AdolescentsEla y su familia se mudan a una nueva ciudad. Casa nueva, colegio nuevo, vida nueva y muchos problemas. Descubre que su vecino forma parte del equipo de pelota de su nuevo colegio. Su padre ambicioso quiere casarla para hacer negocios. Pero podrá El...