Parte 5 ( Me extrañaste ?)

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Con la gorra de Archie en las manos me acerqué a él.

—Hey ladrona, mi gorra —gritó Archie furioso desde el segundo piso. Miré a Lluvia en ese momento.

—Vete — dijo ella dándome el permiso para que me llevara la gorra de su hermano. Zev miró a Archie y entrecerró los ojos. Al paso de segundos él volvió su mirada a mi.

—Porque estás empapada?—preguntó riendo. Me encogí de hombros. La realidad era que no sabía porque razón, motivo o circunstancia Lluvia y yo estábamos empapadas. —Verte así me recuerda cuando nos conocimos. No eras más que una niña pequeña en medio de un torrencial de lluvia. Ese día supe que serías para mi vida —dijo señalando su auto.
Subí después de que él abriera la puerta del pasajero.

—Sigues hablando de esa manera —él comenzó a reír suave. Cualquiera que lo escuchara pensaría que tuvimos en el pasado algún romance clandestino, que quizás y solo quizás yo fui una de las tontas que le entregó su amor y fallo. Pero no era así.

—Ya no estás enamorada de mí?—pregunto. Mi mente vagó al pasado. Zev siempre hablaba de esa manera. Siempre traía a colación palabras y frases que nos comprometían pero las cosas dichas solo las entendíamos él y yo. Enamorada de él?, ciertamente era un hombre excepcional, con una figura hermosa y un buen corazón, más nunca quise entregarle mi amor. No con la fila de mujeres que tenía detrás. Pero su manera de hablar no le hacía referencia a un amor secreto o a insinuaciones descaradas. Era simplemente refiriéndose a nuestra fuerte amistad.

—No —contesté. Solía decirle NO cuando estaba molesta con él o cuando hacía cosas que a mí no me agradaban.

—Te e visto despeinada y sé que te gusto —mencionó sonriendo. Mi cuerpo se tensó ipso facto y me comenzaron a doler los huesos. Deslumbre su cuerpo entrar en la habitación en una escalofriante noche de verano, había sido una tortura. Era un secreto que guardábamos muy en el fondo y desperté del trance.

—Porque lo mencionas?. No es gracioso —repliqué. Las facciones de su cara se contrajeron y vi su dolor. Lo miré por mucho tiempo. El era mi héroe.

—Esta noche conocerás a Laura —cambió de tema. Cuando Zev se fue a sus viajes de negocio volvió a tener chicas a su disposición. Haciendo con su dinero lo que los hombres con dinero hacían: comprar a las mujeres. Lo extrañe, pues solíamos ir a comer a menudo, cuando no, me llevaba a su oficina como a una pequeña niña. Aunque era mayor que yo por solo siete años solía sentir que acompañaba a mi papá.

—Bien —. Las manos de Zev apretaron el volante. En la luz roja sacó un cigarrillo y lo encendió. Rápidamente bajé la ventana del auto y pronto ya había un anillo de humo flotando. —Porque a los hombres les gusta fumar?— pregunté. Era verdad que cuando fumaban su aura masculina crecía. El sonrió coqueto.

—Llegamos a su destino bella dama, prepara tu agenda para que laves el auto —señaló todo mi cuerpo. — Estás empapada —terminó por decir. En la entrada de la casa se encontraba Sebas con una sonrisa en su cara. Zev abrió mi puerta y bajé. La cara de Sebastián se transformó cuando vio mi cabello mojado.

—Que le pasó ? —preguntó mirando a Zev.

—No lo sé, así la recogí del colegio—contestó.

—Y ni siquiera le preguntaste?—. Sebas se acercó y no importando lo empapa que lucía me estrecho en sus brazos. Miró a Zev y de inmediato preguntó.

—Se portó bien?—Zev comenzó a reír y a negar con la cabeza.

—No es cierto —dije en voz alta.

—No hay piano esta noche —dijo Sebas. Mi corazón se entristeció. Era importante para mí pero no insistí.

—Niños —gritó mi padre. Me tense. Se me olvidaba que estaba aquí.

—Hey Señor Romiu, que tal como le va y su viaje de negocios?—preguntó Zev. No sabía qué decir o hacer. Tal vez Sebas aun no le comentaba nada a Zev sobre su sospecha de la infidelidad de mi padre.

—Va muy bien, la compañía crece y se esparce rápidamente. Vine para quedarme al menos un mes pero recibí una llamada urgente. Diligencias legales de la empresa, tengo que volver esta noche —contestó mi padre. Mire a Sebas que apretaba los puños y su mandíbula hacía un gran esfuerzo por no abrir la boca. Y lo supuse, Sebas en la noche también se iría. Mi madre lloraría desconsoladamente y yo moriría de dolor y una vez más Sebas no estaría.

—Que bueno que todo esté en marcha. No deje mucho tiempo solos a estos chicos. Ellos necesitan de ti. Nada vale más que la familia —dijo Zev haciendo que mi padre tragara saliva. Hablando de familia quién no quería tener una familia.

—Si señor —contestó mi padre y entró a la casa.

—Es increíble —dijo Sebas por lo bajo.

—Pasa algo?—preguntó Zev. Sebastián estaba experimentando lo más profundo y lo más oscuro de la cólera. Inminentemente el problema explotaría por Sebastián.

— No pasa nada. Qué tal si mañana traes a Laura? —sugirió Sebas. —Hoy no podremos reunirnos, lo siento —. Me dio mucho pesar y tuve miedo de cenar sola esa noche. Zev me miró y sonrió. Su mirada vacía transmitió soledad.

—Bien, no me extrañes mucho—dijo señalándome. Se subió a su auto y aceleró hasta desaparecer.

—Sube —ordenó Sebas.

—Sebas —mencioné.

—Por favor —dijo con voz ronca. No dije nada más. Subí y me senté en mi cama. Tuve miedo de que formara una pelea. Mi madre sufriría más. En ese momento miré la gorra de Archie y un mensaje llegó a mi celular.

Zev: "Dime que sí me extrañaste".

Mi corazón se apretó. Claro que lo había extrañado. Pero hombre de negocio no debería estar ocupado en otras cosas que no fuesen su trabajo. Me sentí mal, desde aquella horrible noche sentía que tenerme en su vida era solo una carga. Como si se hubiera echado en sus hombros todo mi peso. No quería dejarme sola, él decía que tenía que protegerme. Pero a que lo llevaría eso?. Que vida tendría ?. Por más que disfrutara su compañía, sus detalles y demás yo no podría ser tan egoísta. Respiré profundo, no contesté y en ese momento tocaron la puerta.

—Princesa, ya me voy. No te vas a despedir?—pregunto mi padre detrás de la puerta. Abrí y de inmediato me abrazó. Quería sentir calidez pero lo único que sentí fue pesa, que en realidad él no me quería. Me dolió el corazón y como si pudiera leer mis pensamientos se alejó.

—Sabes que te amo verdad?. Eres mi única princesa —dijo haciéndome sentir un vacío. Me estaba tratando de decir que en realidad no era su única hija?.

Mi padre se fue dejando tanto sin sabor en la casa. Tantas preguntas sin hacer. Amargura y más. Mi madre fue con él para despedirlo en el aeropuerto. Cerré la puerta de mi habitación y recordé que cuando me sentía así Zev se sentaba a mi lado sin decir nada hasta que yo lo abrazaba. Otro mensaje.

Sebas: "Baja".

Ya se me había quitado el hambre pero mi hermano me esperaba para cenar. Sabía en el fondo de mi corazón que él no me quería dejar sola. Bajé las escaleras y escuché el piano en el salón de estar.

Del odio al amor hay un balcón o un violín?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora