Parte 4 (Tomala )

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" Volveré a verte " recordé sus palabras.

Albergaba tantos recuerdos hermosos con el. Y dolorosos también. A tan minúscula edad tuve que escuchar a muchas chicas llorar porque el solo las usaba. Ninguna de ellas podía mantener la compostura cerca de él. Los regalos de alto precio no significaban nada, ellas querían su amor. Me preguntaba si cuando lo volviera a ver podría recordar el gurrumino pasado que pesaba en mis hombros y no podía dejar ir.

Había consumido mucha confusión durante el día y tal vez un cielo estrellado me darían lo que tanto anhelaba en esos momentos. Asome la cabeza para asegurarme de que el vecino alcohólico y drogadicto no estuviera sentado en su silla con una botella en la mano y en la otra un cigarrillo. En efecto no había nadie, solo la planta que apostaba moriría pronto. Coloqué mis delicadas manos en la baranda de rodio en el balcón. Miré al cielo y cerré mis ojos.

—Vaya que es un vestido muy corto—escuché en el balcón de al lado.

—Descarado —lo fulmine con la mirada para continuar. —Ya te drogaste?—pregunte. Archie sonrió coqueto y sacó un cigarrillo. —Si sabes que eso puede causarte cancer verdad ?—pregunte.

—Me ves cara de tonto?—pregunto con gruñido autoritario. Cierto era que tenia cara de muchas cosas. Archie encendió el cigarrillo y le dio una calada profunda exhalando a los segundos anillos de humo. Su aura masculina consumía a cualquiera. Tenía músculos muy bien trabajados. Y su mirada coqueta me estaba tazando.

—Vagabundo, descarado, drogadicto y alcohólico. Tienes cara de muchas cosas —resople. Archie exudaba indignación y mirándome con el ceño fruncido apretó el barandal de su balcón.

—Solo eres una niña, que edad tienes quince años?—pregunto. Con el cigarrillo entre sus dedos tomó otra calada. Archie entró de inmediato a su habitación. No me importo así que entre a la mía. No pude casi dormir. De solo pensar en qué situación podría estar mi madre en esos momentos. Un escalofriante pensamiento paso por mi mente.

Y si solo vino a divorciarse?.

En la mañana deseé que Sebas me llevara al colegio. Sentía la necesidad de conversar con el.

—Princesa hoy te llevaré al colegio —escuché detrás de la puerta. Mi desánimo se presentó. Pero aún así me subí a su auto. —Te gusta la ciudad?—preguntó aparentemente feliz.

—Solo llevo dos días no e podido disfrutar de la ciudad —hubo nuevamente un silencio. —La pasas bien en tus viajes de negocios?—pregunté provocando que las manos de mi padre apretaran el volante. Otro incómodo silencio. Ignorándolo giré mi cabeza para mirar el paisaje.

—La paso bien, pero extrañándolos —sonrió leve. Si eso era cierto, porque mi madre lloraba tanto?. Al llegar al colegio me llego un mensaje:

Sebas :" Llegaste bien?".

Yo: "Acabo de llegar. Estoy bien."

Sebas: " No puedes creer en nada de lo que te diga. Tu tienes inteligencia úsala. Hoy llegaré temprano, estaré contigo en la cena. Y si te portas bien puedo tocar el piano para ti"

Sebas tocaba el piano para mi constantemente hasta que un día no lo tocó más. En mis peores momentos Sebas me calmaba tocando el piano. Y aunque yo no poseía talento musical sus piezas tocaban una fibra importante en mi vida. Estaba tan abrumada que no conteste. Al llegar vi a lluvia en la entrada. Al verme agito la mano enseguida. Mi mañana fue tranquila, el equipo de pelota no llegaba hasta la tarde así que suponía que podía descansar de ser presa de travesuras por un rato.

—Oye, estás bien?, pareces distraída—pregunto lluvia con atisbo de duda. No tenía la confianza de contarle mis problemas a ella pero parecía preocupada y yo me estaba ahogando en un vaso de agua. A la espera de un torbellino que presentía me iba a arrastrar tarde o temprano lo solté.

—Mi hermano piensa que mi padre está engañando a mi madre —dije con mi mirada perdida en la grama. Habían pasado horas y se avecinaba un grupo de adultos a mi entender casi llegando a la madurez emocional con bates y guantes en las manos.

—Lo lamento —dijo Lluvia.

—Aún no lo creo —dije absorta en mis vagos pensamientos.

—No le crees a tu hermano?—pregunto en voz baja. Sentí que mi pecho se inflaba. Pronto me quedaría sin aire.

—Como podría mi padre hacernos eso?—pregunté realmente para mi.

—Archie tiene amplio conocimiento en investigación. Podrías preguntarle si ...—.

—No—la interrumpí. Ni siquiera lo conocía. Qué conocimientos podría tener alguien como el?. Además sería el hazme reír de su séquito de tontos. No estaría dispuesta a ser la burla de nadie.

Mi penuria venía alcanzándome luego de haber dado pasos largos para alejarme de ella. Luego de un silencio prolongado decidimos tomar un poco de sol en el primer piso bajo el alto ventanal de un salón de clases. Un minuto más y estábamos bañadas por agua helada. En nuestro asombro tosíamos debido al agua introducida en nuestra boca y nariz. Una gorra de béisbol cayó frente a mi.

—Mierda —escuché su voz ronca. Mire a Lluvia y luego hacia arriba. Archie estaba mirándonos.

—Si llega sin gorra a la reunión lo castigan, tomala —dijo Lluvia sin pensarlo mucho. Al contrario de mi que temblaba del frío mientras pensaba si tomar la gorra o no. —Que la tomes —dijo fuerte. Un Audi se detuvo frente al colegio con sus cristales ennegrecidos que no dejaban ver nada hacia adentro. La puerta del conductor se abrió lento. Un chico guapo y alto vestido con un traje de tres piezas se bajó.

—Zev —mencione. Él sonrió y desabrochó el botón de la chaqueta color negra. La cara de asombro de Lluvia la delataba. Aunque no era moreno como le gustaban era un chico elegante y hermoso.

—Ela —mencionó el. —Volví por ti —dijo sonriendo de nuevo. Lluvia me dio un codazo en las costillas haciéndome despertar de mi trance. Y vi mi cuerpo cubierto de sangre y me asuste.

—Ve, me llamas luego —señaló mi mano. Durante mi trance Lluvia me había colocado un papel con su número celular en la mano. Y solo entonces me di cuenta de que mi cuerpo solo estaba bañado de agua. Me acerqué en silencio. Mi mejor amigo estaba aquí.

—Me extrañaste ? —preguntó.

Del odio al amor hay un balcón o un violín?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora