La boca se me secó y tosí. Ipso facto me senté de nuevo en la silla. Mis manos sudaban frío y mi corazón no dejaba de bombear fuerte. Comencé a morderme las uñas nerviosa. Y si se daba cuenta de que había visto el contrato?. Quería Archie adoptar un niño conmigo?.
—Volví —lo escuché decir cuando entró a la oficina. Con las mejillas rosas, quería abofetearme frente a él. —En qué estábamos? —preguntó.
—Señor Bennet, solicitó mi presencia —. Antes de sentarse en su silla giratoria, colocó sus manos a los lados del asiento en el que estaba sentada y se inclinó hacia mi.
—No me provoques, pórtate bien. Se una niña buena —dijo enfatizando la palabra "niña".
—Y si me porto mal?—pregunte astuta sabiendo lo que provocaría en el.
—Tendré que castigarte —dijo poniendo derecho su torso. Comenzó a aflojarse la corbata mientras caminaba a la puerta y le colocaba el seguro. Él no era capaz. Se acercó y me puso de pie. —Quieres ser castigada? —preguntó.
—Esos cristales acentúan nuestras siluetas?—pregunte y el río coqueto.
—Que importa eso—dijo girándome hacia su escritorio. Mi cara y mi pecho quedaron encima del documento de adopción. Tragué saliva y mi overol ya estaba en mis pies, cuando me di cuenta ya Archie estaba entrando y saliendo de mi. Gemí por lo bajo al escucharlo hacer preguntas mientras teníamos intimidad. Su voz gruesa cavaba mis oídos y sus manos recorrían dulce mi cuerpo. Terminamos y lo escuché jadear. La puerta sonó pero ninguno de los dos podía hablar.
—Señor Bennet, necesito que firme unos papeles antes de que se vaya de viaje dentro de dos semanas —dijo Brenda detrás de la puerta. El vacío que sentí en el pecho en ese momento me hizo enderezarme. Me acomodé rápidamente el overol y me senté. Él subió sus pantalones y arregló su corbata. Camino hasta la puerta y abrió.
—Déjalos en el escritorio—. Brenda resonando sus tacones entró y dejó los documentos encima del escritorio. Me miró con escrutinio y salió.
—No sabía nada de su viaje señor Bennet—mencioné. Archie suspiró y miró fijo a mis ojos.
—Por eso te e llamado. Tengo un viaje de negocios dentro de dos semanas. Necesito que esa semana vuelvas a casa de tu madre. Jovian y los empleados no estarán. Volveré para el juego —dijo dejándome confundida.
—No puedo quedarme en la casa?. Estaré bien —dije tranquila.
—No puedes ir a la casa —suspiró. —Solo estaremos una semana sin vernos, me extrañarás ?—pregunto. No me sentía en total confianza pero no estaba en posición de refutar.
—Como lo ordene el señor Bennet —dije poniéndome en pie. Ana me estaba esperando y quería volver a ver a Eliza la niña de cabello castaño.
—No e terminado —dijo serio. —Firma este documento por favor —pidió. Yo, ya de espaldas a él dudé. Me haría filmar el documento de adopción sin explicarme nada?.
—De que se trata?—pregunté girándome hacia el.
—Solo fírmalo —dijo con voz autoritaria. Me acerqué a paso lento y sentí como me temblaba la mano derecha. Por suerte el documento que señaló no tenía nada que ver con alguna adopción. Suspiré aliviada. Eso me había puesto muy nerviosa. —Y ese suspiro?—pregunto.
—Nada —contesté. Archie entre cerró los ojos. —Puedo tomarme el tiempo para leerlo?—pregunte. Él negó con la cabeza y ajustó su chaqueta.
—No hay tiempo, fírmalo y ya. Luego lo lees —dijo volviendo su mirada hacia los papeles en su escritorio.
—Y si es una trampa?—pregunte un poco disgustada. Su mirada me encontró y dio un manotazo en el escritorio que me hizo saltar del susto.
—Que lo firmes —dijo fuerte con autoridad. No leí ni el título del documento. Lo firme donde me indicó y ya.
—Listo, ahí tiene su documento firmado —el inmediatamente sonrió.
—Ahora el cuarenta por ciento de las acciones de esta empresa te pertenecen —dijo satisfecho. Abrí los ojos grandes.
—No, como crees—dije atónita. El se encogió de hombros.
—Lo firmaste —dijo levantando el documento en sus manos.
—Me engañaste —dije levantándome de la silla. Él se puso de pie también y su mirada me tasó.
—No leíste —dijo sonriendo.
—No me dejaste leer. Porque me intimidas?—pregunte. Su semblante coqueto y pícaro dibujó una sonrisa malévola. Se acercó rozándose los labios con sus dedos.
—Te intimido?—preguntó agarrándome del cuello. Me mordí los labios cuando la puerta se abrió de repente. Su mirada no dejó de mirarme.
—De verdad amor, con una empleada?—dijo una mujer. Me aparte para ver la cara de Gadea. Al ver mi cara su disgusto se hizo presente. —Tu de nuevo, no te cansas?—pregunto con desdén. Mi corazón se rompió. Amor?. Era con ella que hablaba en la villa?.
—Que haces aquí Gadea, no quiero que vengas sin permiso. Y te voy a pedir que le debas el merecido respeto a mi esposa —dijo Archie molesto.
—Tu esposa?, hace poco querías casarte conmigo y decías que me amabas —refuto Gadea. La ira crecía en mi, era algo inexplicable. Todos querían tomarme el pelo, hacerme ver como la tonta. Recordé todas las veces que lloré por otras personas. Recordé lo empatica que fui con personas que me dieron la espalda. Ame a personas que me dañaron sin importar cuán mal me sentía. Cuando pensé que todo el mal que un día me perseguía había quedado muy atrás la vida me daba un golpe de realidad. Eso se había acabado en ese momento. Reí sarcástica y me acerqué a ella. Ella frunció el entrecejo y la abofetee.
—No me importa lo que tú y Bennet tengan entre manos, a mi me respetas. Si te quieres revolcar con él adelante —dije furiosa. Me giré hacia Archie que había quedado estupefacto. —Tu —lo señale. —Si quieres casarte con ella te doy el divorcio ahora mismo. Tienes el camino libre. No me provoques —dije dando la vuelta para irme. Archie me tomó de la mano rápidamente.
—Ela —dijo sorprendido.
—Me golpeó, no le dirás nada?—preguntó Gadea mirándolo mientras tocaba su mejilla adolorida.
—Quiero que te vayas de inmediato —gritó Archie haciendo que los empleados cerca mirasen dentro la oficina gracias a que Gadea había dejado la puerta abierta.
—Buenas tardes Señor Bennet —dijo una mujer al menos treinta años mayor que yo. El rostro sombrío de Archie me dio escalofrío.
—Señora Waller —dijo serio.
—No creo que sea manera de tratar a mi hija, a la que amas y casi fue tu esposa —dijo la señora. Elegante y presumida, sin pizca de empatía o simpatía.
—No creo que sea manera de presentarle a mi esposa. Lo de su hija y yo ya terminó —dijo Archie intentando relajarse.
—Me voy —dije dejándolos atrás. Había sido un intenso momento. Fui hasta el baño de duchas con ganas de vomitar y llorar. —No seas tonta niña, que puede faltarte ahora?. No sabías que era un acuerdo?. Porque sigues llorando por otras personas?—dije para mí.
—Ela —escuché gritar cerca. Respiré profundo. Era la voz de Ana.
—Ana, estoy aquí —dije refrescándome la cara.
—Que pasó mi niña?. Todos están murmurando en la empresa—comentó acercándose a mí para abrazarme. Comencé a reír.
—La abofetee —solté. Ana me miró sorprendida y comenzó a reír también. Su risa se llevó mi preocupación y me sentí bien.
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Del odio al amor hay un balcón o un violín?
Novela JuvenilEla y su familia se mudan a una nueva ciudad. Casa nueva, colegio nuevo, vida nueva y muchos problemas. Descubre que su vecino forma parte del equipo de pelota de su nuevo colegio. Su padre ambicioso quiere casarla para hacer negocios. Pero podrá El...