Parte 18 ( Te casaras ?)

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—Disculpa? —preguntó Archie colocando su copa de vino en la mesa. Miré mi plato, mi vaso y el vaso de Lluvia. Agua. Nos habían dado agua.

—Es una ocasión especial, podríamos tomar vino? —dije haciendo que mi padre me mirase.

—Ni siquiera sé si toleras el alcohol —dijo mirándome serio. Zev comenzó a reír. Dedicaba mucho tiempo a burlarse de mí. Tenía extrañas cualidades. Sebastián seguía con el mismo pensamiento de hacía un rato. No me dejaría salir con el señor Bennet ni a chiste. Al menos no por negocio. El lo prometió.

—Disculpe señor Bennet. Mi hermana es muy valiosa para nuestra familia, especialmente para nuestro padre. No creo que pueda tener una cita con ella a cambio de negocios —dijo serio y tranquilo. Archie miró a mi padre y sonrió. Luego me miró a mí.

—Dado a que ya en un futuro no muy prometedor anunciaran mi compromiso, te ofrezco mi amistad. Puedes acompañarme al evento de golf sin nada a cambio. Tomaré otra vía para hacer negocios con su padre, no se preocupe. Ya puede respirar bien —río coqueto.

—Señor Bennet, dado que la señorita Romiu es muy importante para esta familia, enviaré guardaespaldas con ella. Espero no le moleste —mencionó Lluvia. A Zev se le caía la baba al escuchar a Lluvia hablar.

—Me parece astuto señora Galadon. Sabía usted que es una esposa muy prometedora?. El chico que se case con usted será muy afortunado —dijo Archie haciendo que las mejillas de Lluvia se volvieran de color carmesí. Luego de cenar pasamos al gran salón. Allí bebieron vinos y charlaron.

—Gracias —dije en voz baja mirando a Lluvia.

—Esto te costará, no creas que lo hice por ti —dijo Lluvia con una sonrisa. Comencé a reír.

—Bien, bien. Te conseguiré una cita con el —dije refiriéndome a Zev.

—Gracias —dijo contenta y me abrazó. Sentí una calidez única. Ella transmitía muchas cosas bonitas. Era real que quien se casara con ella sería afortunado.

—Señorita Romiu —nos interrumpió. Su voz varonil se metió en mis oídos y cabo hasta mi pecho. Una corriente pasó por todo mi cuerpo y temblé. Quería abofetearlo.

—Señor Bennet —Lluvia hizo reverencia y se alejó.

—Por negocios, no te creo —su sonrisa coqueta me hirvió las venas.

—No te enojes. Como ya lo dije mi familia está organizando mi compromiso. Solo quería ver hasta donde llegaba tu padre —dijo serio.

—Te casarás ? —pregunté atónita. No sé por qué mi pecho sintió un vacío. Era como si mi corazón hubiera logrado escaparse. La sangre en mis venas corría lenta, amenazaba con desaparecer.

—Lamentablemente es mi destino. Pero . . . —. Llevó la copa de vino a su boca y luego paso su lengua por sus labios. Muy tentador pero ni siquiera lograba que mi mente no retrocediera y me hiciera sentir miedo.

—Pero . . . ? —pregunté.

—No quiero —se limitó a decir. —Tomarás alguna oferta matrimonial? —preguntó con aparente indiferencia.

—No quiero. Ni siquiera sé si soy capaz de aguantar un abrazo sin sentir miedo. El matrimonio es —tragué saliva. —Es mucho. Ningún hombre me amara, estoy sucia no crees ? —pregunté con tristeza. La mirada de cachorro que tenía Archie me confundía.

—No es cierto —dijo desafiándome con su mirada.

—No hay hombre que aguante una relación sin intimidad y siendo honesta aún no me siento capaz —dije sintiendo como se revolcaba mi estómago.

—No quieres vivir eso? —lo miré. —Digo, el matrimonio —mencionó .

—Mis miedos no me dejarían avanzar —contesté mirando hacia otro lado. Me sentí muy tonta y triste.

—Puedo casarme contigo, prometo no tocarte. Será un acuerdo entre los dos. Yo no me casaré con alguien que quiera controlarme y tú no te casarás con alguien que te haga sentir miedo —dijo desconcertándome. No creía la oferta prometedora pero sí tentadora. Yo viviría tranquila. Mi vida emocional estaría arreglada y a salvo. El no me tocaría yo solo tendría el título nada más.

—Que? —pregunté.

—Piénsalo —dijo moviendo los dedos. Quería fumar. Estaba nervioso pero su compostura nunca se vio afectada. Lo pensé unos segundos y mi cabeza quería reventar.

—Y si me arrepiento? —pregunté. El me miró y sonrió suave.

—Porque te arrepentirías?. Yo te cuidaré —dijo poniéndome muy nerviosa. Si decía que no mi padre me casaría igual por negocios con alguien que yo no conociera. Y si decía que sí sería una total locura. Lo pensé otra vez.

—Quieres fumar?—pregunté. Archie levantó una ceja confundido. Era obvio que no lo preguntaba por mi. Yo no fumaba y nunca había bebido gota de alcohol. —Tus dedos —. Su mirada se dirigió a sus dedos y luego a mi. Sé comenzó a escuchar el dulce sonar del piano. Miré al piano de cola y Sebastián estaba sentado tan sereno y atento a cada tecla. Archie dejó su copa en una mesita de cristal cerca de nosotros y tomó mi mano.

—Vamos, bailemos —dijo mientras me arrastraba al centro del salón. No me dio tiempo de parar la marcha y ya una de las manos de Archie estaba en mi cintura. Me tense. —Oye tranquila, no te haré daño —dijo suave. Vi a Zev invitando a Lluvia a bailar. La mandíbula de Archie se puso rígida.

—Tranquilo tampoco le hará daño —dije sonriendo.

—Se quien es y lo que hace con las mujeres —comentó. Él tomó mi mano de su hombro, la colocó detrás de su nuca y apretó mi cuerpo al suyo.

—Que haces?—pregunté nerviosa.

—Ya te dije, no te haré daño. Tomate tu tiempo para pensar en el matrimonio —dijo mientras dábamos vueltas en el salón. —Solo ten en mente que una vez confirmen mi matrimonio con Gadea no hay vuelta atrás —dijo serio. Gadea.

"Zorra"

Recordé como la llamó Lluvia en el baño la primera vez que nos vimos. También recordé cuando los vi en el pasillo del colegio. Colegio. Que dirían de mí en el colegio. A temprana edad casada.

—No sabía que podías bailar —mencioné evitando la conversación del matrimonio.

—No sabes muchas cosas de mí —dijo sonriendo. Mi cuerpo quería estallar en fuegos artificiales. Después de mi abuso no había sentido nada igual, ni siquiera con Maxton. Su mano en mi cintura con firmeza me hacía sentir segura.

Y si aceptaba casarme con él?.

—Si me quiero divorciar —comencé pero antes de continuar él me interrumpió.

—Yo firmaré los papeles. Pero te advierto, una vez nos casemos, no creo que quieras divorciarte de mí —sonrió coqueto. Me tensé de nuevo. Vi a mi padre y a mi madre bailando como si estuvieran enamorados. Mi madre estaba embarazada, en la cena ni siquiera bebió agua en la copa. Ya se lo habría dicho a mi padre?.

—Ven vamos a fumar —dije arrastrando a Archie hacia fuera. Él no se detuvo.

—Tu no fumarás —advirtió cuando salimos por la puerta.

—Porque no?—pregunte.

—Tengo que cuidar a mi futura esposa —dijo sonriendo.

Del odio al amor hay un balcón o un violín?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora