Llegaba el gran día de el partido de pelota. Sin ganas de ir me levanté a regañadientes. Mi madre, Sebastián, Lluvia y Zev irían a apoyar al equipo así que pensé que mi deber también era ir a apoyarlos. Habían trabajado suficientemente duro para este día. Habían depositado en mí su confianza. No me sentía emocionalmente bien desde la pérdida de mi bebé del que nunca me enteré como para ir a las prácticas o algo que tuviera que ver con el equipo. Pero ellos necesitaban de mi. Me levanté y me aliste, Archie ya no estaba en la casa. Se había ido temprano para la reunión del equipo.
—Cariño vámonos. Llegaremos tarde para tomar buenos asientos —gritó mi madre. Bajé a paso lento casi arrastrando el cuerpo. Jovian la había dejado pasar.
—Madre y mi padre? —pregunté. Ella respiró profundo y tomó mis manos.
—Tu padre ya se fue —dijo tranquila.
—Esta bien —mencione.
—Cariño, cuando resolverás el problema con Zev?. Viene todos los días y tengo que persuadirlo. Se ve muy triste y desgastado. Nunca habían estado así —dijo mi madre con un tono melancólico. Todos querían que me reconciliara con él.
—Tranquila, hoy hablaré con el —dije abrumada. Lo extrañaba era evidente pero aún así sentía que era lo mejor. De alguna u otra manera intentaba despojarlo de la carga de andar protegiéndome todo el tiempo. Ahora tenía a Lluvia, debía protegerla a ella.
—El es especial para nuestra familia pero tal vez no sabes lo especial que eres tú para él —confesó.
—Hablaré con él —dije sonriendo. Subimos a la limusina y Gabriel condujo con cuidado por la carretera. Llegamos al colegio para hacer una caravana hasta el parque asignado por la federación de béisbol.
—Ela que bueno tenerte por aquí, vienes con nosotros? —preguntó Neit señalando un autobús.
—Parece interesante pero ando con mi madre. Está embarazada y no sería cómodo para ella viajar en el autobús —contesté. Neit me abrazó.
—Tranquila, todo pasará pronto. De inmediato tendremos a otro bebé bateando por aquí —comenzó a reír. No me sentí mejor pero era bonito escucharlo decir eso. Escuchamos el silbato del entrenador y nos acercamos a él.
—Bueno hemos practicado hasta el cansancio para esta victoria. No me hagan quedar mal por favor —dijo el entrenador. Todos juntaron sus manos menos yo. —Ela —mencionó él invitándome a participar. Sonreí y puse mi mano también. Vi a los chicos subir al autobús con euforia. Iban celebrando la victoria que aún no teníamos. Archie se acercó y besó mis labios.
—Iré en mi auto. No quiero que lluvia se junte con toda esa bola de salvajes —reí.
—Nos vemos en el parque —grito Neit sonriendo. Sacudí mi mano para entrar a la limusina. Me subí y vi a Archie subirse a su RAM junto a Lluvia. Iba conversando a gusto con mi madre de cosas de mi nueva empresa. Luego de haber estado viajando por carretera media hora Gabriel frenó inesperadamente cuando se escuchó un estruendo. Mi corazón se agitó y miré a mi madre. Ella bajó la mampara.
—Gabriel que sucede? —preguntó ella.
—Creo que hubo un accidente de varios autos. Me temo que el autobús del equipo se volcó —dijo desesperado. Bajé rápido de la limusina y vi el autobús volcado botando humo. Mi corazón o lo poco que quedaba de él se quebró en millones de pedazos. Era un horror. Habían otros autos impactados y estrellados contra otros enfrente y detrás de este. Un camión de cargamento había provocado el accidente. Corrí hasta el autobús de prisa con el corazón a millón y las lágrimas corriendo ya por mis mejillas. Miré alrededor con desespero y dos carros frente al autobús se encontraba volcado el Audi de Zev.
—No, no —corrí hasta el auto. Este estaba casi destruido. —Zev, Zev. Escucha, aguanta un poco por favor, no me dejes. No me dejes ahora, yo te necesito —. Un grito desgarrador salió de mis labios. Un mes sin hablarnos ni vernos había terminado en una tragedia. Pronto quedé sorda con las sirenas de la policía y las ambulancias.
—Señorita no puede estar aquí —escuché decir. Pero estaba demasiado aturdida como para entender lo que decía el oficial o para moverme. Que sería de mí si a Zev le pasaba algo?.
—Es mi hija, es mi hija que le hacen —escuché lejos a mi madre. Me estaba quedando sorda.
—Señora su hija esta en estado de shock, no está recibiendo suficiente flujo de sangre. Sus células y órganos no reciben bien el oxígeno. Tenemos que llevarla también al hospital —dijo un doctor.
—Doctor, a donde llevan a mi esposa?—preguntó Archie desesperado.
—Hospital Lago Luke —dijo el doctor. Mi madre corrió hasta la limusina y se subió a esta. Antes de llegar al accidente ya otros carros se habían estrellado contra una grúa y el camión de carga lo empeoró. Habían ambulancias y patrullas de policías a montón.
—Gabriel, al hospital Lago Luke —gritó mi madre comenzando a sollozar. —Esto es horrible —dijo tragando saliva para no ahogarse. Pensó en llamar a mi padre pero se detuvo. Marcó un número y de inmediato Marcos estaba de camino al hospital.
Inconsciente en la camilla de un hospital, no imaginaba el desastre que ocurría afuera. Con los ojos cerrados respiré profundo. Me dolía el corazón. Todo era una pesadilla. Abrí y cerré los ojos y la luz en la habitación me impidió abrirlos por completo de inmediato.
—Amor —dijo Archie sosteniendo mi mano. La besó y acarició con suavidad. Estaba en la camilla. No había sido un sueño.
—Zev —fue lo primero que dije. Me puse de pie inmediatamente y Archie hizo lo mismo. Tragó saliva y respiró profundo.
—Está en cuidados intensivos. Esperan que al menos sobreviva dos noches. Si lo hace eventualmente aunque lento podría mejorar —dijo con la voz temblorosa. Un nudo de arrepentimiento se formó en mi garganta. Si lo perdía quedaría en mi mente toda la vida. Quería abrazarlo pedirle perdón, no importando si quería tomar la carga de ser mi mejor amigo y protector, pero vivo. Comencé a llorar sintiendo que mi pecho y mi garganta ardían.
—Y los chicos? —pregunté. Archie miró al suelo. Tenía los ojos cristalizados y mi corazón se paró.
—Ela —dijo con la voz entrecortada.
—Que pasó ?—pregunté ahogándome en mi pregunta.
—No pudieron salvar a Neit. Murió en el acto —dijo intentando no llorar. Mi corazón comenzó a latir muy lento.
—No, no, no —grité en fuertes sollozos. Era un joven brillante. Inteligente, simpático, tenía una vida por delante. Archie me arrulló en sus brazos.
—Llora amor, llora todo lo que quieras —dijo acariciando mi cabello. Lloré tanto que me quedé dormida. Cuando desperté estaba recostada en la RAM de Archie.
—Que haces, porque no estoy en el hospital con Zev y la familia de Neit? —pregunte con desespero.
—Tranquila. Necesito que descanses hoy. Mañana te llevaré al hospital. Necesitas estar fuerte para el. Si no veo que mejoras, no irás al funeral de Neit —dijo bastante serio. Mis lágrimas brotaron suave. Me dolía el corazón. Y me daba rabia que él tuviera razón. No dije nada y llegamos a la casa. Fue una noche abrumadora y el violín de Archie no dejaba de sonar. Me abrazó durante toda la noche. Fue mi fuerza y mi paz.
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Del odio al amor hay un balcón o un violín?
Teen FictionEla y su familia se mudan a una nueva ciudad. Casa nueva, colegio nuevo, vida nueva y muchos problemas. Descubre que su vecino forma parte del equipo de pelota de su nuevo colegio. Su padre ambicioso quiere casarla para hacer negocios. Pero podrá El...