Parte 30 ( Todo esto sera tuyo desde mañana )

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Mi madre insistió en que Archie me llevara a casa. No sentía que las cosas estuvieran bien con nosotros y me incomodaba un poco. Caminamos al estacionamiento pero no vi su Lincoln por ningún lado así que lo seguí. Se detuvo frente a una Ioniq 5 silver y se giró hacia mí. Su sonrisa cautivó mi ser y se la devolví.

—Es tuya?—pregunte. Él volvió a sonreír y me tomó de las manos.

—Ven, te mostraré una de las cosas que más me gustan —. Abrió la puerta del pasajero y me dio paso.

—A donde me llevas?—pregunté curiosa. Soltó una risita y negó con la cabeza.

—Deja que te muestre —contestó. Llegamos a su casa pero no estacionó su auto en frente, si no que sacó de la guantera un viper. Su dedo apretó un botón y lentamente se abrió una cochera subterránea. Las luces comenzaron a encenderse de a poco y mis ojos se iluminaron sorprendidos.

—Que es esto?—pregunté asombrada. Él giró su cabeza y me miró. Sintiendo dulce mi asombro rio.

—Te presento mi colección de autos. Eres la primera en verla, ni siquiera Jovian a bajado aquí —dijo estacionando el auto. Bajó y de inmediato abrió mi puerta. Era maravillosa la vista. No sabía nada de autos ni camionetas pero esto era realmente impresionante. Habían por lo menos dos o tres fortunas de más de dos millones aquí abajo.

—Wao esto es, impresionante —mencioné paseándome por el lugar.

—Todo esto será tuyo desde mañana —dijo calmado. Mi cuerpo se tensó. Era lindo verlo como un museo más no como una posesión. Ya habíamos hablado de algo parecido y por tal razón había dejado de hablarme por un día prácticamente entero. Para prevenir alguna incomodidad evite seguirle la conversación si conducía a ese tema.

—Y este?—señale un auto a mi entender demasiado pequeño para el cuerpo grande que tenía. Él comenzó a reír.

—Fue mi primer auto —sonrió coqueto. —Solo tenía doce años —. Abrí mis ojos grande. Ni siquiera a mis dieciocho años había obtenido mi primer auto.

—Sin palabras —dije continuando el recorrido. Habían autos de todos los colores y tamaños que en mi vida pude visualizar en un mismo lugar siendo pertenencia de un solo dueño.

—Se que aún no tienes tu primer auto. Cuál quieres?—pregunto señalando la gran cochera.

—Ninguno —contesté. Archie frunció el entre cejo y se acercó. Tomo mi barbilla entre sus dedos y levantó mi cabeza.

—Escoge uno —dijo con voz ronca y autoritaria. Archie exudaba poder, dominio y mucho dinero.

—No quiero ninguno. De echo ya tengo algunos proyectos que pondré en marcha y de ahí saldrá mi primer auto—dije sonriendo. La cara sería e inexpresiva de Archie me intimidó. Tanto que tuve que darme la vuelta de inmediato. Archie me acuno en sus brazos. Y respiró profundo con poca indignación y resignación.

—Déjame ayudarte, por favor —dijo haciéndome sonreír. Y volví a girarme para mirarlo.

—Solo te pediré una cosa —dije tranquila.

—Dime y lo haré —contestó. Sus manos en mi espalda baja debilitaban todo lo que pertenecía a mi. Cuerpo, alma, corazón y razón.

—Apoyo —sonreí pero Archie me soltó y se puso derecho mientras su semblante volvía a ser serio.

—Apoyo?—pregunto.

—Porque repites lo que digo?—pregunté riendo.

—Eso no es mucho —dijo refiriéndose a la ayuda que le pedí.

—Lo es para mi —dije sonriendo. —Tu apoyo será como un trampolín para mi carrera. Quiero ser por mi propio mérito, esfuerzo y sacrificio lo que mi padre reprocha que no soy —. Su semblante se suavizó. —Tu me apoyarás y velarás que este en el camino correcto —termine. El sonrió y se acercó.

—Si eso significa mucho para ti, entonces seré tu mejor apoyo —aseguró. Sus labios encontraron los míos en un dulce y suave beso. —Ven —sugirió tomándome de una mano para entrar a un ascensor en la cochera subterránea. Presionó un botón y subimos. Jovian estaba en la entrada del ascensor con sus manos detrás de la espalda.

—Señor Bennet, señorita prontamente Bennet—dijo haciéndome reír.

—Jovian —mencioné mientras inclinaba un poco la cabeza. Él sonrió y miró a Archie.

—Todo está listo señor —dijo cortésmente. La piel se me puso de gallina. Que estaba listo?. A que se refería?.

—Gracias, no nos interrumpan —dijo arrastrándome escalera arriba. Mi corazón comenzó a latir como loco. Mis manos sudaban de los nervios y mis piernas temblaron.

—Hey, qué haces, a donde me llevas?—pregunté tímida y nerviosa. Nos detuvimos abruptamente frente a una habitación.

—Esta —señaló la puerta frente a nosotros. —Esta es la habitación matrimonial —dijo sin mirarme. Mi corazón bajó la velocidad y comenzó a latir lento. Podía suave contar los bombeos. —Es la más grande y la más cómoda. En ella cabrían dos camas matrimoniales con todos sus juegos, un sofá y un enorme espejo. Tendrías también espacio para un vanity. El guardarropas tiene espacio para prendas de ropa y joyas. Y adicional para bolsos y zapatos. Allí también hay una puerta por si coleccionas algo —dijo haciéndome sentir pequeña. Mi hogar era grande pero el de Archie era quizás el triple de grande. Esto era una tentación.

—Que me estás queriendo decir con esto?—pregunte. Mi mirada se encontró con la de él. Su mano derecha tocó la manija y la giró. Era enorme y había un camino de pétalos de rosa hasta un asiento visualmente cómodo. Frente al asiento había un estuche. Quedé atónita y me dio terror enamorarme perdidamente.

—Entra —dijo con voz suave. Quedé congelada por un momento pero su mano agarró fuerte la mía. —Tranquila —dijo haciendo que lo mirara. Su mano me guió hasta el asiento. La luz de la habitación era tenue y aunque todo parecía hermoso no tenía mucha decoración. Aún así las pocas velas y el camino de pétalos en el suelo le daban el toque que en ese instante necesitaba. La habitación exudando belleza, deseo y cuidado me tenían perpleja. Cuando estuve ya sentada Archie abrió el estuche y sacó un violín. Sus delicadas pero varoniles manos lo sostuvieron fuerte y quedó de pie frente a mi.

Del odio al amor hay un balcón o un violín?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora