Capítulo 46 ( Perdon, quien eres?)

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En el transcurso de una semana el dolor persistía aunque intentaba no llorar para que Archie me llevara al hospital. Despedimos en grande a Neit. La mayoría del equipo contando al entrenador aún estaban en el hospital. Atesoré la gorra de Neit y su bate también. Habría sido un gran pelotero. Zev logró sobrevivir esa semana y luchaba con todas sus fuerzas por permanecer aquí en la tierra donde lo esperábamos con ansias una semana más. Lluvia estaba destrozada pero tenía esperanza. Mi madre tuvo problemas en su embarazo y casi pierde al bebé. Marcos la cuidaba y cuidaba su panza. Mi línea de trajes de baño subía en ventas aunque la de maquillajes tenía mayor ventaja. Mi padre se había desaparecido como siempre y no me había encontrado con Philiph luego de aquella vez en el colegio. Archie había contactado al asistente de Alyssa Marc y este aceptó tener una reunión de negocios con nosotros.

—Te vez bonita hoy —dijo con un brillo en sus ojos y en su cabello castaño. Después de unas semanas difíciles había decidido volver a la guardería de la empresa Bennet. Me haría bien ver a los niños, jugar y bailar con ellos. La actividad física me ayudaría a liberar el estrés, la ansiedad y la tristeza. Luego de varios días moviendo el cuerpo entre la alegría genuina de los niños me sentía mejor. Pero pensaba en Neit y en Zev.

La puerta del salón se abrió y todos los niños miraron. Archie quedó perplejo y avergonzado con todas las miradas en el. A su lado Brenda con su falda corta y su rostro lleno de disgusto. Uno de los niños lo señaló.

—Es el novio de la maestra —gritó. Abrí los ojos grandes. Nadie en la empresa aún sabía que teníamos una relación.

—Niño te estás equivocando —rió Brenda. —El hombre que ves aquí está casado —dijo como si ella fuera la esposa afortunada.

—Ellos se dieron un beso, yo los vi —gritó otra de las niñas. Quedé muy sorprendida, en qué momento nos habían visto?. Archie nunca venía al aula, era imposible.

—Tal vez viste mal pequeña. Eso no es posible. El señor respeta a su esposa. Seguramente su esposa es una mujer elegante y querida —resopló Brenda. La niña me observó de pies a cabeza. Quería corroborar que yo era elegante y querida o que realmente yo era quien había besado al chico parado en la puerta.

—Era ella —dijo señalándome segura. Archie comenzó a reír y se dirigió al primer niño.

—Ella no es mi novia querido amigo —corrigió Archie. Brenda sonrió. —Ella es mi esposa —dijo acercándose a mí. Me dio un tierno beso en los labios y los niños comenzaron a reír. —Vine a pedirles permiso para llevarla conmigo a un lugar muy importante —terminó por decir. Él se giró hacia Brenda y con desdén comenzó a hablar. —De ahora en adelante se le llamará señora Bennet —dijo con orgullo.

—Archie —mencioné. Quería esperar un poco más.

—Ya es suficiente —dijo mirándome con una sonrisa. Su mirada reparó en Ana. —Lamento llevármela antes de tiempo —se disculpó.

—No hay porque disculparse —dijo Ana. Antes de salir de la empresa me cambié el overol y Archie me llevó al hospital. Zev aún no podía recibir visitas. En cambio me gustaba ir todos los días.

—Tengo algo importante que hacer, quiero que me acompañes —dijo Archie. Me tomó de la mano y me guió hasta su Lincoln. Llegamos a un lugar que parecía abandonado por fuera.

—Que se supone que sea esto?—pregunté.

—Suelo venir constantemente aquí. Es como una terapia para mi —dijo sonriendo. Al entrar al lugar todos nos miraron. Me sonroje.

—Bennet, que lindo verte aquí —dijo una señora de mayor edad. Era un comedor grandísimo y habían personas haciendo fila para tomar una bandeja de comida y sentarse a la mesa.

—Señora Lila, ya leyó el periódico ?—preguntó él con entusiasmo.

—Trajo una chica —comentó un señor. Archie rió y me extendió su mano.

—Es mi esposa, acaso no es hermosa?—preguntó. A la señora se le iluminaron los ojos.

—Es muy hermosa, sus hijos serán muy hermosos —dijo Lila sonrojada.

—De echo, tenemos un bebé —comentó Archie. Mi garganta se cerró por varios segundos. Teníamos un bebé. Mima.

—Se llama Mima —mencioné. Archie me miró y negó con la cabeza y volvió a mirar a Lila.

—Lo perdimos, no está con nosotros. Pero lo intentaremos de nuevo —dijo sonriendo con mucha ilusión. Mi corazón se infló, le importaba.

—Son jóvenes, tienen tiempo demás para practicar —dijo el señor. Lila se tapó la boca y comenzó a reír coqueta.

—Ven —dijo Archie arrastrándome hasta la cocina del lugar. —Está es una de las entidades benéficas que organicé hace cuatro años. Las personas sin hogar vienen aquí y les proveemos comida y medicamentos. Últimamente no vengo mucho porque tengo bastante trabajo. Pero siempre intento sacar tiempo para venir —dijo tranquilo mientras se colocaba un delantal de cocina.

—Esto es, wao. Estoy sin palabras —dije mirando sus grandes ojos azules. El era, era mucho más.

—No quería casarme y tener hijos así que estas entidades serían mis herederas jaja, este será mi legado. Pero ahora tengo esposa y tendré herederos y también un legado que espero mis hijos puedan seguir —dijo confiado. Se veía tan dulce que quería besarlo. Quería comérmelo a besos.

No podía compararlo con alguien más, era imposible. Que hubiera sido de mí si Archie no hubiera llegado a mi vida. Tendría que casarme con Philiph y este era igual a mi padre. Solo pensaba en él y el poder. Quería negocios y mucho dinero. No le importaba nada más. Con Archie tendría una vida próspera y feliz. Estaría en paz, segura y a salvo. Tomé un delantal de cocina y lo coloqué en mi cintura. Archie sonrió y besó mi nariz. Lo vi sirviendo alimentos mientras muchas personas se acercaban con alegría de poder verlo allí. Me presento como su esposa ante todas y cada una de las personas allí presentes. Nos divertimos tanto que lo malo se borró de mi mente. El teléfono de Archie sonó y tranquilo contestó. Sus ojos se abrieron de repente.

—Vamos para el hospital de inmediato —dijo y colgó la llamada. Mi corazón se estrujó.

—Que pasó?—pregunte a punto de sollozar.

—Vamos al hospital, Zev despertó —dijo intentando sonar calmado.

—Gracias Dios mío, gracias —dije emocionada. De mis ojos se escaparon dos o tres lágrimas de felicidad y caminé hasta la Lincoln. Llegamos al hospital, mi madre estaba junto a Marcos y los padres de Zev. Lluvia se encontraba con mis suegros los que se alegraron de verme allí.

—Hija que hermosa estás —dijo Evelyn la madre de Lluvia. Había criado con amor y respeto a Archie así que él la veía como su madre sin borrar ni ceder el lugar de su madre biológica. La admiraba y amaba.

—Gracias Evelyn —dije sintiendo su cálido abrazo.

—Estábamos esperando por ti querida. Fue un milagro, Dios nos escuchó. Fue un milagro —dijo la madre de Zev llorando a mi encuentro.

—Querida, solo queda una visita. Lluvia te la cedió —dijo el padre de Zev. Tuve sentimientos encontrados. Miré a Lluvia llorar suave.

—Tu eres muy importante para el. Antes del accidente dijiste que hablarías con él, es el momento Ela. Reconcíliate con tu mejor amigo —dijo con finas lágrimas en sus mejillas.

—Pero Lluvia —dije tomándole las manos. Ella sonrió.

—El ya preguntó por mí. Tú necesitas entrar —dijo segura. Lloré un poco más fuerte y respiré profundo antes de entrar.

—Gracias —dije en voz baja y coloqué mi mano temblorosa y la manija. La giré y la puerta se abrió de un click. Estaba en bata de hospital, sentado en la camilla con su mirada en un televisor. Tenía un brazo vendado y la cara golpeada. Casi pierde una pierna pero lograron salvarla. Con terapias todo volvería a la normalidad. Seguía siendo mi mejor amigo.

—Mi héroe —comenté haciendo que él me mirara. Frunció el entrecejo y ladea la cabeza.

—Perdón, quién eres?—pregunto.

Del odio al amor hay un balcón o un violín?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora