Parte 31 ( La boda )

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—Archie —mencioné porque nada más salía de mi boca. Mi garganta se secó al ver las venas de sus muñecas. Sus músculos se lograban ver bajo la camisa manga larga blanca.

—Creo que esta canción describe lo que estoy sintiendo ahora —dijo para comenzar la dulce melodía que me haría elevar y borrar todo rastro manchado de mi.
Respiré profundo y comenzó a tocar "Stay with me". Mi corazón dolió un poco. Este amor no era real evidentemente. Pero en mi corazón yo quería que fuese real. Mis ojos se cristalizaron. Estaba atándome y atando a Archie a algo que no iba a funcionar?. Lo vi con los ojos cerrados, en traje, sus manos varoniles tocando sutil el instrumento. Podía acostumbrarme a esto. A su cara, a sus manos, al dulce sonar de su violín, al cuarto matrimonial e incluso a Jovian.

—Hermoso —dije cuando terminó evitando tocar el tema de la canción. Porque yo sí quería que funcionara. En cambio Archie era un alma libre. No quería un matrimonio, no quería formar una familia ni tener hijos. Era placentero para él tener tal vez una compañía, pero teniendo muchas mujeres cayendo a sus pies no le era difícil conseguirla. En cualquier momento podría buscar a alguien con quien satisfacer todos sus deseos. Archie tenía necesidades fisiológicas, de estímulo, orden, control, soledad y libertad. Y carecía de mis necesidades. Realización, intelectual, espiritual y de comunicación. Esta última englobaba el amar y ser amado.

—Gracias —. Inclinándose clavó sus ojos en los míos. Colocó el violín en el estuche, me tomó las manos y me puso de pie. Su mano derecha acarició suave mi nuca provocando así que se erizaran todos los bellos de mi piel. Su mano izquierda en mi espalda baja me hizo sentir una escalofriante corriente de deseo. Sus labios tocaron suave los míos y me giró rozando su pecho con mi espada. Los nervios me recorrieron los brazos y las piernas. Suave me recostó en la cama y se recostó a mi lado.

—Archie —dije suave. Su brazo derecho cruzó por encima de mi cuerpo y acostados nuevamente pegó mi espalda a su pecho.

—Tranquila, solo quiero abrazarte —dijo calmado. Sentía paz y estaría dispuesta a vivir así el resto de mi vida.

—Quieres que me quede?—pregunte y su cuerpo se tensó.

—Puedes irte antes de la media noche. No puedo ver a la novia el día de la boda hasta que su hermano me la entregue. Si dan más de la media noche y tú estás aquí, tendremos mala suerte —dijo abrazándome fuerte. Una hora más tarde estaba cruzando la puerta de mi hogar. Feliz como una lombriz disfruté de una ducha y entré en mi cama. Mañana mi vida cambiaría y estaba lista para eso.

—Cariño —escuché detrás de la puerta. Me encontraba aturdida y cansada.  —Cariño despierta llegó el gran día —dijo mi madre luego de que pasaran segundos sin responder.

—Día para que madre, no puedo dormir un poco más ?—pregunte. La escuché reír y carraspear.

—Hija, estuviste bebiendo anoche?—pregunto curiosa. Y en esos momentos no sabía qué responder. Había bebido anoche?. No, no creía pero mi cuerpo no quería responder.

—No —dije seca. Mi madre con paciencia acarició su aún no notable pancita y sonrió.

—Cariño, es tu boda. Levántate ya para que comiences a prepararte. No querrás llegar tarde —dijo tranquila. "Puedes irte antes de la media noche. No puedo ver a la novia el día de la boda hasta que su hermano me la entregue. Si dan más de la media noche y tú estás aquí, tendremos mala suerte" lo recordé. Era mi boda.

Pronto estaba sentada en una silla rodeada de chicas arreglando mi cabello y maquillando mi rostro. Mi madre, Lluvia y Leila me acompañaban en esta aventura de estar a tiempo o en contra del tiempo en un día especial. Me casaría, tendría lo que todo mujer deseaba. Pero estaría casándome con el amor de mi vida?. No importó cuánto mi mente me recordaba el acuerdo y pensamientos negativos, estos eran cortados rápidamente por la emoción. Peinado listo, maquillaje listo, nervios listos.

—Solo será filmar unos papeles, porque estoy tan nerviosa?—pregunté al aire. Lluvia miró a mi madre y tragó saliva.

—Cariño sigue siendo muy especial —contestó mi madre. Y antes de que pudiera refutar Lluvia me interrumpió.

—No empieces con que es un acuerdo, puedes estar segura de que mi hermano te protegerá no importando que —dijo poniéndose de pie. —Nos vamos?—pregunto feliz. Ya en la limusina mi madre tragó saliva.

—Discúlpame, Archie quiere que llegues con esto —dijo levantado en su mano un pañuelo de ceda.

—Que es eso?—pregunte.

—Es para vendarte los ojos, deja las preguntas por favor —dijo Lluvia irritada. Sabía que estaba siendo un poco fuerte conmigo, su hermano y la relación complicada que estábamos cargando. La venda en mis ojos se sentía suave pero pensé en Philiph arruinando todo lo bonito que quería crear y me dio miedo.

—Llegamos, baja con cuidado—dijo mi madre con voz suave. Bajé y caminé dos o tres pasos cuando quitaron la venda. Vi a lo lejos un altar de bodas con cortinas blancas y flores. En el lado izquierdo se encontraba Zev junto a Lluvia, en el medio el cura y al lado derecho Archie de espaldas. Vestía un traje color nude. Habían mesas de invitados. Allí se encontraban algunos de los chicos del equipo de pelota, la familia de Archie y Ana. Nano y Jovian sonrieron al verme y no pude evitar sentirme feliz.

—Estás lista?—pregunto Sebastián teniéndome su brazo. El caminó conmigo hacia el altar y cuando estuve enfrente del cura Archie se giró. Sus ojos brillaban de lujuria.

—Ela —mencionó tocando todos mis sentidos. Unos pequeños votos bastaron para que los invitados comprendieran la complicada situación.

—Archivaldo Bennet, recibe usted a esta mujer para ser su esposa, para vivir juntos en sagrado matrimonio, para amarla, honrarla, consolarla y cuidarla, en salud y en enfermedad, guardándole fidelidad, durante el tiempo que duren sus vidas?"—preguntó el notario. Mi piel se erizo y un escolofrio recorrió por mi espalda. Archie tomándome de las manos sonrió.

—Yo, Archivaldo Bennet, te quiero a ti, Ela Romiu , como esposa y me entrego a ti, y prometo serte fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y así amarte y respetarte todos los días de mi vida —dijo mirándome fijamente a los ojos. Mi corazón comenzó a latir fuerte y solo quería salir corriendo de allí. Amarme?. Estaba atando a Archie?.

—Ela Romiu recibe usted a este hombre para ser su esposo, para vivir juntos en sagrado matrimonio, para amarlo, honrarlo, consolarlo y cuidarlo, en salud y en enfermedad, guardándole fidelidad, durante el tiempo que duren sus vidas?"—dijo el notario esta vez. Comenzaba a darme calor y la mirada de Archie parecía devorarme. Lo pensé, pensé salvarlo pero mis palabras no salieron como lo planificaba.

—Yo, Ela Romiu, te quiero a ti, Archivaldo Bennet , como esposo y me entrego a ti, y prometo serte fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y así amarte y respetarte todos los días de mi vida —dije escuchando como mi madre lloraba y desde una de las mesas Marcos la consolaba con amor.

—Los declaro marido y mujer. Ya puedes besar a la novia —culminó el cura. Archie sonrió y se acercó. Tomo suave mi rostro en sus manos y me besó tan dulce que sentí flaquear.

Del odio al amor hay un balcón o un violín?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora