Presente

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Letizia

No pude evitar ponerme nerviosa, mi historial amoroso se resume a un novio que tuve en la universidad, y fue tan fugaz como mi etapa en la escuela de música. No era buena para eso, lo mío en cuanto a arte, era la danza. Siempre fui muy timida para las relaciones en pareja. Si tenía muchos pretendientes, pero ninguno como para decir formalmente, es mi novio. Soy una mujer con mucha desconfianza.

Pero cuando me dijo que seguía igual de bonita, sentí un hoyo en el estómago, ese que sentía como cuando era niña, y él me tomaba la mano.

— Gracias ... El sonrió, apuesto que mi cara está roja. Bajo la mirada pero me seguía viendo. Por fortuna llegaron los cafés y fue una manera de despabilar el nerviosismo.

— ¿Cómo está tu familia Letizia? Tengo muy buenos recuerdos de ellos.

— Están muy bien, mamá regreso a Oviedo, extrañaba mucho su trabajo y papá también a estado bastante bien

— Las relaciones a distancia deben de ser difíciles, tus papás deben ser las personas más pacientes del mundo.

— Se divorciaron ... Agache la mirada. Recordar ese tiempo es doloroso y complicado, se divorciaron en mi adolescencia, papá se enamoro de otra mujer y simplemente decidió que eso era más importante que conservar a la familia. Mamá nunca se lo pudo perdonar, ella dejó todo por él y al final nada fue justo para ella, la vida no es justa para nadie. Nada valió la pena.

— Lo siento, no debí preguntar

— No te preocupes, he aprendido a superarlo, pero más a no juzgarlo. ¿Qué tal tu vida? ... No quise preguntarle por su familia, desde que la conocí supe que sus papás se odiaban, eran una familia bastante rara.

— Maravillosamente bien, soy el vicepresidente de la compañía de mi familia y si todo sale bien, en algunos meses, el presidente... El hablaba de sus negocios, todo era trabajo, se veía que le gustaba, aunque seguía teniendo ese caparazón duro. Se mostraba ante mi como un hombre fuerte. Es millonario y con la vida resuelta, es normal que tenga ese tipo de apariencia, es un hombre con mucho porte. Y sigue guapísimo.

— Me alegro mucho por ti, seguro tanto esfuerzo a valido la pena ... No sé si dije algo malo, pero de repente su expresión cambió, paso de la sonrisa a la tristeza... — ¿Dije algo malo?

— No claro que no. Y dime Letizia, estás casada, con familia ... Volví a reir, a los veinticuatro años estar soltera y sin hijos ya sería todo una novedad. Muchas de mis amigas se casaron apenas terminaron la universidad, muchas otras solo tuvieron hijos. Sonsoles y yo éramos las únicas solteras, pero al menos mi amiga, vaya que ha tenido historial con los hombres. Siempre admire esa parte tan desenvuelta de ella, tenía una capacidad enorme para ligar. Los hombres se acercaban a mi, pero era incapaz de besarlos en la primera noche.

— No, estoy felizmente soltera, y muy enfocada en mi carrera, ahora que todo se me ha complicado un poco... La sonrisa le volvió a la cara. Bebió de su café y su mirada se volvió a centrar en mi. Cada que hacia eso me ponía nerviosa, es como si su mirada traspasara la fina capa de mi ser y me sienta descubierta.

— Yo también estoy soltero, la mujer con la que me viste el otro día es solo una amiga ... Me imaginó que tipo de amiga, los hombres desde muy jóvenes experimentan esa gran necesidad de sacar sus más bajos instintos.

— Muy linda por cierto

— No tanto como tú, pero si supongo que lo es ... Y ahí estaba otro halago, y esa sensación rara en el estómago, bebi mi café sin decirle nada. El silencio reino por algunos segundos. La plática se desarrollo amenamente. Vi el reloj y el tiempo pasó volando, ya éramos de los pocos que seguíamos en la cafetería.

La Encrucijada del A+ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora