Sonsoles

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Aquella mañana me desperté con un dolor de cabeza brutal. Yo la llamaría mi cruda realidad. Ayer cuando me fui de mi propia fiesta. No planeaba terminar en la cama con un ex compañero de escuela.

No voy a negar que no estuvo nada mal, muy pocos hombres me siguen el ritmo. Pero él. Giré al otro lado de la cama y estaba completamente dormido. Boca abajo, y con la boca entre abierta. Tampoco es feo, se compuso con el tiempo. Cómo quisiera no estar molesta con Letizia y llamarle para contarle todo. Le dirá. — ¡Hey! Me he tirado al retrasado de Álvaro ... Y al final ella me dirá que estoy loca por acostarme con el primero que me pasa enfrente.

—Tu mirada no me deja seguir durmiendo, se que soy irresistible, pero trata de controlarte ... Le di un golpe con una de las almohadas.

— Sigues siendo el mismo fastidioso de siempre.

— A este fastidios anoche le estabas rogando por más, así que relájate... Para mí desgracia era verdad, este imbécil en el sexo era un profesional. Solo al recordarlo me vuelven a dar ganas de lanzarme a él.

— Bueno, en eso no eres tan malo.

— Gracias, tu tampoco lo haces nada mal. Y dime Sonsoles, tu marido no se enoja porque la noche de bodas se la diste a otro.... Ni siquiera me acordaba de Carlos. Pero tampoco me importaba, después de lo que me hizo se lo tiene bien merecido.

—No creo, además no íbamos a salir de luna de miel. Tengo muy poco con el noticiero, no me iban a dar permiso de faltar y además él también tiene mucho trabajo... Solo me cubría con la fina sábana. El seguía recostado con sus brazos en la cabeza. Relajado y sin ninguna mortificación.

— No sabía que también tenías Telediario ¿A qué hora sale? .

— Por la noche, en TVmedia

— Ah con razón, yo veo el de Letizia ... Una vez más me ví en la obligación de golpearlo. Pero me encantaba que al igual que yo, no tuviera filtro.

— Me imagino que Felipito y tu siguen siendo amigos

— Somos hermanos, Felipe no puede vivir sin mis sabios consejos.

— Tu fuiste el que le animó a qué anduviera con Letizia.

— No, pero se que eso a ti te cayó en el hígado, deberías de relajarte.

— Me tiene sin cuidado.

— Si eso fuera cierto no me lo estarías preguntando.

— Solo me dió curiosidad, aunque Letizia y yo ya no somos amigas, no me gustaría que el imbécil de tu amigo le rompiera el corazón... Eso era verdad, mi odio solo estaba enfocado en Felipe, a Letizia jamás le haría nada malo. Muy en el fondo de mi corazón la seguía considerando mi hermana. Aunque esa última vez que la ví, la sentí tan diferente. Había perdido para siempre a mi mejor amiga.

— Te diré algo. Felipe está hasta los cojones por ella. Cuando eramos niños siempre supe que le gustaba, solo que era tímido. Y a qué reconocer que es muy guapa. No tanto como tú, pero es bella... Aquel sutil cumplido me hizo sonrojar. Tal vez no era tan imbécil como yo creía... — Así que bájale a tu odio por mi amigo que no se lo merece.

— Sabes que, mejor dejemos de hablar de tu amigo y hagamos otra cosa antes de irme ... Me quite la sabana y el estuvo muy de acuerdo. El solo sentirlo dentro de mi, hacer posiciones que nunca antes había hecho. Álvaro tiene la habilidad de llevarme a lo más alto de la excitación, jugaba con todas mis zonas erógenas. Hasta el punto de encontrar mi punto G. Yo no me quedaba nada atrás y lo complacía como era debido. Apuesto que afuera de esta habitación, todo el mundo sabe lo que está pasando.

— Bueno Sonsoles has tenido el gran privilegio de estar conmigo, pero es hora de irme ... Puse los ojos en blanco. Lo que tenía de bueno en la cama, lo tenía de insoportable. Me vestí y me fui, dejándolo solo.

— Oye espera ... Me grito desde la puerta... — No me has dado tu número telefónico.

— ¿Enserio quieres mi número telefónico? ... Movió la cabeza en afirmación. Quería dárselo, pero si quería volver a estar conmigo, por lo menos que le costará un poco. Me regresé pero solo para dejarle un beso en los labios.

Llegué a casa y por fortuna Calos no estaba. Tenía que acostumbrarme a que así va a ser mi matrimonio, por lo menos hasta que los dos estemos artos. En el fondo sabía que Carlos se casó conmigo para tener una buena imagen como buen político en proceso.

Al día siguiente, me fui a mi oficina, el único lugar en donde estoy en paz, a menos que lleguen mis jefes a atormentarme.

— Hola jefa, sobre la investigación sobre las empresas que nos pediste, no hemos encontrado nada fuera de lo regular. Solo que en las empresas Borbón han cambiado al CEO, ahora es el hijo, un tal Felipe de Borbón... Así que el infeliz ya es el dueño y señor. Que interesante.

— Se me hace muy extraño. Alguna irregularidad debe de existir.

— Probablemente, todas las empresas tienen su lado negro, pero nuestro poder no llega a tanto. Así que ni como averiguar.

— Gracias Miguel, ya puedes retirarte ... Aquí es donde me sirve mi querido y flamante marido, debe de conocer a alguien de esa compañía. Yo no me daria por vencida. Quería exponer a Juan Carlos

Primero tenía que pasar por la etapa del reclamo. Carlos estaba que echaba chispas, después de pelear, llegaba la hora del sexo. Con el era lo más insatisfecha que podía quedar. Pero era culpa mía por casarme con un claro prospecto de impotente. Aunque tratara de imaginarme a Álvaro haciendo maravillas, con este hombre  era imposible. Tal vez no sea mala idea tenerlo de  amante. Así es como funciona la vida adulta.

— Oye corazón, de casualidad conocerás a alguien de la empresa Borbón ... Se quedó pensando mientras fumaba un cigarro, solamente con el boxer puesto.

— Creo que si, había un conocido que tenía unas pequeñas acciones ahí, pero no recuerdo su nombre.

— Cres que lo puedas recordar, necesito hacer una entrevista.

— Si, déjame hacer memoria y después te aviso ... Le di un beso rápido. Me aliste para ir a trabajar, estaba con el tiempo justo.

Apenas iba llegando y mi jefe ya me esperaba sentado en mi silla.. — Sonsoles, sabías que la competencia tiene todo un especial de la familia real. Tu competencia está doblando el número de espectadores. Nosotros estamos perdiendo audiencia. Me puedes decir que carajos estás haciendo para remediar esto. ¿Que paso con el especial de las empresas, que dijiste ibas a hacer? 

— Estoy en eso.

— Lo quiero ya. O me subes la audiencia, o pongo a Ana Blanco en tu lugar... Salió azotando la puerta. Necesitaba cambiar de idea, tal vez mi mano derecha tenía razón y esa maldita empresa no tenía nada chueco o ilegal.

Estaba apunto de idear otra cosa cuando me entró el mensaje de Carlos. — Se llama Federico Hernández, solo es accionista... Y era perfecto, está sería mi primera entrevista.

La Encrucijada del A+ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora