Felipe

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Las cosas cada vez más estaban tomando su curso. Estos últimos días se han dividido en dos partes. Por un lado Letizia y nuestro bebé, se ha tenido que quedar unos días más en el hospital, pero hoy por fin la darían de alta. Y por el otro lado el caso legal. Mi padre ha salido de la cárcel. Dos días después de que yo lo hiciera, tal y como lo habían exigiendo los abogados.

La demanda contra mi madre estaba interpuesta. A mí hermana Elena no le quedó más remedio que hablar con nuestra madre y exigir que afrontará las cosas

— Quiere hablar contigo

— No quiero verla ... Ella sabía lo que estaba sucediendo, sabía que estaba iniciando una nueva vida. Y que todo esté asunto me iba a perjudicar indirectamente. Aún así, no le importo que estuviera en la cárcel. No le importo que el hijo que tanto decía querer, estuviera en prisión. Así que Elena sería el único apoyo de nuestra madre.

Aquel día tuvo que afrontar por primera vez las consecuencias de sus actos. Mi padre no estaba dispuesto a retirar la demanda por robo. Lo que él exigía era básicamente que mi madre renunciará a la parte de sus acciones, que pagará las multas y los daños colaterales causados a los demás accionistas. Y a nivel personal. El divorcio.

— ¿Cómo pueden hacerme esto? Si renuncio a todo me dejarían en la calle. Soy una mujer mayor ¡Por Dios!

— No pensaste en eso cuando junto a tu amante planeaban llevarse todo... Papá estaba tan enojado, está vez no estaba dispuesto a perdonar, ni siquiera por nosotros, sus hijos.... — Están las declaraciones de Jaime Alfonsín, los registros de las cuentas bancarias de las cuáles querías culparme a mi

— Te odio Juan Carlos, te odio con toda mi alma ... Yo estaba detrás de esos espejos que nadie ve. Ver a mis padres de esa manera. Me hacía recordar cuando era niño y lo único que reinaba en la casa eran peleas. Mamá siempre ha sido una mujer de dinero, de la alta sociedad. Nació en cuna de oro y nunca ha necesitado nada. Una vida cómoda que hoy está perdiendo privilegios.

— Muy pronto vas a dejar de estar casada con este hombre que dices odiar.

— Para casaste con la ramera de Soledad.

— No te permito que la llames así, ella si ha sabido ser una mujer digna y de valores. Que me amo desinteresadamente.

— Por Dios Juan Carlos, deja tu cursilería barata. Pero está bien, está bien. Te daré el divorcio porque de nada me sirve estar casada con un ser tan repugnante como tú. La verdad solo me case contigo porque así me convenía. Y sabes una cosa, no solo tu me viste la cara de estúpida.

— ¿De que hablas?

— Que yo también te fui infiel muchas veces, casi desde el inicio de nuestro matrimonio.

— No esperaba menos de ti, pero en estos momentos, no me importa lo que hayas hecho.

— Si que te va a importar. Cristina y Felipe no son tus hijos ... Al escuchar eso sentí una gran punzada en el corazón, como si algo se estuviera rompiendo muy dentro de mi. No lloré porque en ese momento mi asombro era mucho más. Ya no podía digerir nada más. Mi mente esta muy cansada.

— Eres una maldita, estas mintiendo

—  Piensa lo que quieras Juanito, piensa lo que quieras ... Se levantó de la silla y pidió a uno de los guardias que la retirarán del lugar. Después de esto. Mi madre se quedará completamente sola.

Mi padre vio sobre el espejo, donde sabía que yo lo estaba viendo, su cara no era de preocupación, podía pensar que tal vez no existía la duda en él.

—  Vamos a casa hijo. Ya no hay nada que hacer aqui ... Salimos del lugar, ninguno de los dos menciono nada al respecto, todo el camino a su casa fue un absoluto silencio. 

La Encrucijada del A+ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora