Niñez

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Todos los días saliendo de la escuela, me voy con Letizia a su casa. Bueno en realidad llegó después ya que Sonsoles se ha convertido en una verdadera mosca con Letizia, no se le despega y creo que hasta la siente de su propiedad. No me deja hablar con ella en clase.

— Sonsoles no me puede caer más mal ... Estábamos en su casa en una de las salas de estar, tirados en el piso mientras hacemos la tarea.

— Es mi amiga y la quiero mucho.

— Una amiga no puede prohibir cosas, yo también quiero ser tu amigo y tú no quieres por culpa de ella

— Tu me tratas mal en la escuela para que Álvaro no te diga de cosas, es lo mismo Felipe... Cruzó los brazos en clara señal de regaño. Desde que llegó, Letizia se convirtió en una de las niñas más seguidas de la escuela, tenía amigos en varios salones, nadie la molestaba más que Álvaro, Pablo y yo. Me había arrebatado el primer lugar del salón en cuando a aprovechamiento. Lo que dejó a Sonsoles en el tercer lugar. Mis amigos me metían cosas en la cabeza para que la molestará en clases, daban por hecho que cuando nos juntamos para el proyecto, nos llevábamos igual de mal. Nos tocaba fingir para no tener que dar explicaciones a nuestros demás amigos.

— Seguiremos siendo amigos a escondidas... Su mamá nos llamó a comer cuando el señor Ortiz llegaba por la tarde, me incluían en la mesa, con sus hermanas inclusive hasta con mi chófer. Los veía y me encantaba, ellos eran una familia, una familia de verdad. En mi casa el comedor nunca se usa, me toca comer con mi nana en la cocina para no sentirme solo. Pero con ellos eran diferente, hablaban del día de cada uno. Y hoy me tocaba hablar a mi.

— Hoy metí un gol en el partido que hacemos en la clase de educación física.

— Felicidades Felipe. ¿Te gusta mucho el fútbol? ... Me preguntó don Jesús, mientras bebia su jugo de naranja.

— Así es, no aspiro ser futbolista profesional, pero me gusta ese pasatiempo.

— Bueno eso es asombroso, apuesto a que cualquiera que sea tu sueño lo vas a lograr ... Sonreí ante las dulces palabras de la señora Paloma. En muchas ocasiones mi chófer le ha hecho llegar de parte de mi madre un cheque para pagar todas las molestias que he causado los últimos días. A mí me gustaba mucho venir a su casa, pero era consciente que era un gasto extra para ellos, aún así, la señora nunca lo acepto, dijo que yo era bienvenido a su casa, siempre que yo quisiera.

Al dia siguiente no estaba tan preparado para el caos que se avesinaba. Hoy nos llevarían a uno de los laboratorios de química, laboratorio que solo son de uso para niños de sexto año en adelante. Y aún así sería la primera vez que iríamos para solo conocer las cosas más importantes.

— Esto será muy divertido ... No sentamos en parejas, como los niños competitivos que somos, Sonsoles, Letizia, Álvaro y yo, en las mesas de enfrente. En los costados había algunos animalitos, entre ranas, iguanas, hamsters, que eran propiedad de la clase más grande. Eran unos grandes distractores. Y Álvaro solo pensaba en como hacer travesuras.

Nos dieron alguna solventes y herramientas que utilizaríamos, no eran la gran cosa, pero aún así la maestra nos pidió tener cuidado con ellos.

— Tendré que dejar de juntarme contigo, eres  todo menos ayuda Álvaro ... Le susurré al odio.

— ¿Cuándo te volviste aburrido Felipe? Te hace daño ir a la casa de la pobre ... Cada que la llamaba así, me daba mucho coraje. Letizia no era pobre, tenía la capacidad de vivir cómodamente, pero su familia tampoco podía darse el lujo de pagar una escuela tan cara como está, así que le tocó entrar como becada, pero de pobre no tenía nada.

— Dejá de decir tonterías, estoy empezando a cansarme de tus travesuras y de ser yo el que haga todo. O te comportas o dejamos de ser amigos ... Sentencie. La maestra salió un momento a la dirección. Me miró sorprendido, pero solo hace eso cuando me va a poner a prueba.

La Encrucijada del A+ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora