Letizia

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+18  perdón por los errores.

La visita de Sonsoles no me tranquilizó en lo absoluto. Esa mujer le coquetea a mi Felipe. Sabía que él no fue un santo en su pasado. Pero me había demostrado que había cambiado. En estos días nunca ha faltado a dormir, me llama todas las tardes cuando está trabajando. Es muy atento y amoroso. Le pedía a mi cabeza que dejara los celos enfermos. Pero después esa idea volvía a mi cabeza. ¿Y si se acostó con ella en País? No suena tan descabellado después de todo. Fueron tres meses solos. Tal vez pensó que yo jamás saldría del coma. Sacudí mi cabeza. Él me dijo que no pasó nada, y yo debo de creer en él.

Salvo que mi actitud no me ayudó mucho. Sonsoles estaba a punto de irse cuando la puerta se abrió y el susodicho apareció de repente.

— ¡Sonsoles! Hola ... La sonrisa con la que había llegado desapareció de repente. No es algo raro, ya que, a pesar de que las diferencias del pasado ya quedaron arregladas. No eran precisamente las personas favoritas de uno del otro.

— Hola, Felipe. Me estaba despidiendo de Letizia. Me ha dado mucho gusto verla tan recuperada. 

— Bueno, tiene a un gran enfermero ... Se acercó a dejarme un beso en los labios, los cuales no abrí. Quería girar la cabeza para que no me besara. De igual manera, noto mi indiferencia. Me miro a los ojos y ahí tuvo su confirmación: no estoy enojada. ¡Estoy qué hiervo de coraje!

— Bueno, los dejo, espero que pronto vaya a la casa a visitarnos. Sobre todo, tu Felipe.

— No lo creo, pero muchas gracias, Sonsoles, tú y tu hija siempre son bienvenidas a esta casa

— Y Álvaro también, por supuesto ... Me atreví a decir. Están distanciados, no hay que ser adivino para darse cuenta. La verdadera pregunta que realmente importaba era. ¿Por qué? Su postura se tensó, para luego respirar profundo.

— Gracias. Supongo que nos veremos en la inauguración de la fábrica ... Nos dio dos besos en la mejilla a ambos.

— No creo que vayamos a ir. Pero espero que se diviertan mucho ... Sonsoles se quedó muda, y yo también. Era ilógico que no quisiera ir a uno de sus proyectos, sobre todo el que es tan profesional.

Sonsoles se fue ya sin decir más. Sea lo que sea que esté sucediendo con esos dos, jamás nos lo dirían. Pensé que ya me había librado de la encrucijada en la que me hacían estar Felipe y Sonsoles. Ahora tendré que vivir una de nueva cuenta entre Felipe y Álvaro. Mi apoyo siempre está con Felipe, pero si lo que los está distanciando es una estupidez, me parecía ilógico no hablarlo.

— ¿Por qué no quieres ir? Es un proyecto en el que has invertido muchísimo dinero. Este logro también es tuyo.

— No es un proyecto del que me siento muy orgulloso. Te lo he dicho, quiero salirme.

— Lo que me parece muy raro en ti. Estás enojado con Álvaro. ¿No es así?

— No. Simplemente, me di cuenta de que nuestra amistad no se podía mezclar con los negocios.

— ¿Te ha hecho una mala jugada?

— No ... Estaba firme en no querer decir una sola palabra respecto a lo que pasaba. Mi curiosidad crecía aún más. No quería que esto se volviera un interrogatorio. Pero no me dejaba más opción.

— ¿Entonces por qué no quieres ir?

— Porque no quiero, Letizia. Te hace daño juntarte tanto con Sonsoles... Ahora el del mal humor era él. Comenzó a subir las escaleras y yo detrás de él.

— No será que no quieres ir, porque no te quieres encontrar con esa mujer ... Giro a verme con reproche. Esa mirada que siempre me da cuando está a punto de enojarse

La Encrucijada del A+ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora