Capitulo II

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Felipe

Aquel día llegué temprano al trabajo, mi departamento estaba casi listo, me había mudado hace algunos días. Mi enorme casa se quedaría sola, o bien, atendida por todos los empleados.

Me senté en mi cómoda silla frente a mi escritorio. Cerré los ojos y suspiré. No dejaba de pensar en aquel beso. Toque sus labios, su manera tan tierna de besar. De niños jamás imaginé algo así, mi sueño únicamente era tomarla de la mano y ver mi reflejo en sus ojos.

— Me encantas Letizia ... Le dije al silencio, era tan temprano que los empleados aún no llegaban. Me vi tentado en tomar mi celular y llamarle para decirle los buenos días. Pero deseché la idea ya que es muy temprano.

Trate de concentrarme en el trabajo, la secretaría no se sorprendió de verme aquí. En una ocasión escuché el murmullo de las secretarias. "Es un hombre tan amargado, tiene un genio de los mil demonios por eso se va a quedar solo". Si le tenía miedo a la soledad, pero me daba más miedo estar con alguien que no me ame, que sea capaz de cambiarme en cuanto las cosas no resulten. O que solo me vean como una tarjeta o cuenta bancaria.

— Hola hijo buenos días ... Una vez más mamá se hacía presente. Doña Sofía siempre impecable, siempre una dama. Nadie nunca podía hablar mal de ella, era tan fina y respetable. Cuando papá se fue ella ni siquiera lloro, ni siquiera se le vio alguna afectación. Cuando papá se fue. Doña Sofía tomo un vuelo a París y se gasto tanto dinero en ropa, cosméticos y un sin fin de cosas más en forma de duelo. Regresó y decidió involucrarse en la empresa. La mejor desicion, pero sin duda, la complicación más grande de mi padre.

— Buenos días madre ¿Qué haces tan temprano por aquí?

— Queria verte hijo ¿Has hablado con los accionistas?

— Así es madre, en la próxima junta directiva, tocaremos el tema de sacar a Don Juan Carlos de la presidencia... Se que está era una mala jugada para papá, pero no tan malo como todo lo que él nos ha hecho pasar.

— Me alegro mucho hijo, estoy muy orgullosa de ti. No quiero que por nada del mundo sientas compasión por tu padre.

— ¡Basta madre! Ya no quiero que me sigas metiendo más odio hacía él ... Me dolía la cabeza, me sentía tan abrumado cada vez que tocamos esos temas. Mamá siempre me ha hablado mal de mi padre y las acciones de él, no me hacían pensar diferente. Pero era el hombre que me dió la vida, muy en el fondo de mi corazón no podía odiarlo, quería, lo intentaba todos los días, pero no podía. Saber que lo estoy sacando de su propia empresa me hacia sentir el hombre más ruin de todos.

— No te estoy haciendo eso Felipe, solo quiero que no seas como tú padre, yo crié a un hombre no a un pelele sin agallas, tu padre no está dando los resultados esperados, solo hecha un vistazo a las últimas utilidades ... Aventó una de las carpetas que tenía en la mano sobre el escritorio. Y se marchó. No era necesario ver las estadísticas, habíamos bajado el resultado, las colecciones no estaban teniendo tanto impacto, la falta de publicidad y promoción tambien. En cuanto a los medios impresos tampoco estábamos bien. Cristina había reportado una baja venta en la revista. Se tenían que tomar acciones rápido.

— Hola Felipe.

— Hola Jaime por favor pasa ... Jaime Alfonsín es mi mano derecha, un hombre honrado e integró. Es el vicepresidente financiero un verdadero experto en las finanzas.

— Necesito decirte algo Felipe y temo que no te va a gustar nada... Su semblante era demasiado serio, pocas veces lo he visto de esa manera. Me mostró varios papeles, documentos que reportaban un considerable desfalcó en una de las cuentas.

La Encrucijada del A+ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora