Álex Acosta, un estudiante desastroso. Hizo creer a todos los profesores que aprobaba por sí mismo los exámenes, pero pronto le pillaron. Todas las respuestas eran copiadas de su compañera de clase, Isa.
Los dos fueron llevados inmediatamente a dirección, aunque por más que Álex insistiera que fue su compañera quien se copiaba y la actitud indiferente de Isa, se supo que ella era inocente, debido a que cuando faltó a un examen, el chico había dejado la prueba en blanco.
Mayoritariamente Álex fue llevado a dirección porque le descubrían en los bolsillos armas blancas, desde un cúter hasta una navaja.
En la hora del patio se dedicaba a encerrarse en el baño para hacerse heridas.
Y lo más grave, fue él quien le dio la navaja que utilizó como arma la antigua directora Rocío Hernández para suicidarse.
Álex declaró que él no tenía nada que ver con su muerte, se defendió que él no sabía nada de los pensamientos suicidas de la directora y que pensaba que le había quitado el arma porque estaba prohibido traerlo al instituto.
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ÁLEX ACOSTA
Dejé de jugar videojuegos en el móvil cuando vi a través de la ventana de mi dormitorio que había llegado una mujer a mi casa.
Subí un poco más las persianas y seguí con la mirada a esa extraña que iba con una sudadera negra.
Vi cómo mamá le abrió la puerta y enseguida la intrusa le enseñó un papel. Estuvieron hablando un buen rato y después de que mi madre firmara esa hoja finalmente se fue.
Salí de mi cuarto encontrándome con mi hermano mayor que se estaba despidiendo de la chica que trajo a su habitación y me pegó una colleja por pillarle besándose.
No me dio tiempo para devolvérsela y los dos bajamos corriendo al comedor, donde papá estaba sirviendo la comida en la mesa, lentejas.
— Mamá, ¿qué has firmado? — le pregunté cuando los cuatro nos sentamos a comer — Esa extraña parecía alguien rara.
— Cariño, vas a ir a La Academia. — contestó — Me ha dicho que vas muy mal con tus notas y si sigues así no podrás graduarte. Así que te ha metido en una clase especial para que estudies mejor y con ayudas.
— Si yo voy muy bien con el curso.— protesté.
— Mentiroso, que te pillaron copiandote de la bollera. — interrumpió mi hermano.
Cogí el trozo de pan que tenía y se lo tiré a la cabeza. Eso era un secreto que había quedado entre nosotros. Él no podía decir que me copiaba de los exámenes y yo que él dejó embarazada a una de las chicas con las que se lió en una fiesta.
— ¡Eh, capullo! — reaccionó inmediatamente.
— ¡Álex! — papá golpeó furioso la mesa — Coño, que el pan no sale gratis. ¿Y cómo que te copias de los exámenes? ¿No me dijiste que sacaste un ocho en historia porque estudiaste mucho cuando me sorprendí?
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LA ACADEMIA
Teen FictionDiez estudiantes decididos en dejarse ayudar, para ser unos dieces en exámenes y ceros en problemas en vez del revés, ingresan en una academia. Seis profesores decididos en cooperar, para que el plan de la recién llegada funcione, aceptan salvar a l...