Llevaba molestándome desde el principio su profundo odio hacia el profesor de educación física. Los profesores eran los que hicieron algo malo con ciertos estudiantes, pero el profesor de educación física era el molestado por una estudiante.
Desde el primer día que tomé la investigación supe que debía de tener mucho cuidado ya que había una amenaza de muerte de por medio. Mis estudiantes han mejorado su comportamiento y también las notas. Sin embargo, ella sigue siendo igual que siempre.
No fue difícil encontrarla, estaba en el gimnasio de su barrio entrenando junto al saco de boxeo mientras que su..., lo que sean, no paraba de insistir que fueran a su casa para todo el mundo sabe el qué. Mi presencia aterradora la hizo rendirse y se fue furiosa, no sin antes pegarle una bofetada.
— Eso te debió de doler, moribunda. — me burlé.
— ¿Me buscas a mí porque tu ex sigue sin hablarte? — me devolvió la puñeta.
Se quitó los guantes de boxeo y cogió la toalla para secarse el sudor, luego se la colgó en el cuello. Le quité su cantimplora de agua para acabarmela. Yo también sé hacerle daño.
— ¿No se supone que no debes vigilarme si no estoy en La Academia? — preguntó molesta.
— ¿Te hizo algo tu profesor de educación física? — fui al grano.
Noté cómo se rió. Así que sí hay algo pero que no quiero decirme. ¿Tan grave es la cosa o sólo quiere seguir jugando a ser la niña dura? Si no contesta haré que conteste otras preguntas más incómodas.
— ¿Te gusta? — hice referencia a Bel.
— No. — negó enseguida — Osea, el profesor Ribaul no me hizo nada.
— ¿Lo odias porque no te gusta que la gente se encariñe contigo como él y tu amiga?
— Además de eso, odio a los mosquitos muertos. — expresó con odio — Hay cosas que no se pueden averiguar a simple vista, Noa.
Osea que sí sabe algo que aunque no la envuelve a ella pero que sigue sin querer contármelo.
Pasó por mi lado para irse, pero le cogí del brazo. Intentó soltarse, cosa que no logró debido a que yo también tengo fuerza. Así que se detuvo para no intentar inútilmente deshacerse de mí.
— Deberías de dejar de jugar con los sentimientos de los demás. — le aconsejé — Huyes de los demás con el miedo de que llegues a sentir algo por ellos. Pero es inevitable huir porque estás rodeada de personas. Afronta tu pasado o será muy tarde cuando pierdas a alguien otra vez, será el mismo dolor. O vives sola alejándote del resto por miedo a que te abandonen o te arriesgas y consigues volver a confiar en alguien.
— Lo sé, gracias. — susurró.
Sonó sincero sus palabras. La solté y se fue de inmediato, parece que sí logré convencerla. Espero que ese bloque de hielo pueda derretirse antes de que choque un barco y fallezcan tantas personas.
💫 💫 💫
ISA VARGAS
Caminé hacia la otra punta de la calle para regresar a mi casa con la bolsa deportiva colgada al hombro. Estaba distraída pensando en lo último que me dijo. ¿Realmente yo podría volver a confiar en alguien?
Cris era mi única excepción, tenemos una conexión y confianza inexplicable. Pero me cuesta muchísimo abrirme con los demás. Ni en los años que llevo con Bel la he tratado bien. No puedo, no me sale la voluntad de hacerlo.
Evitar encariñarme de alguien para esperar a perderla o después de encariñarme perderla, esta es la duda que me dejó reflexionando. ¿Podría haber un punto intermedio? No sé, miré la puerta de su casa. ¿Yo qué preferiría?
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LA ACADEMIA
Teen FictionDiez estudiantes decididos en dejarse ayudar, para ser unos dieces en exámenes y ceros en problemas en vez del revés, ingresan en una academia. Seis profesores decididos en cooperar, para que el plan de la recién llegada funcione, aceptan salvar a l...