JUDIT BRAVO
Sentí todas las miradas fijas en mí y empecé a dudar de mí misma. ¿Cómo de horrible me veo? ¿Cómo se sentirán ellos al verme? ¿Qué tanto les desagrada mi cuerpo? ¿Cuándo me considerarán como una persona normal?
— Judit, cuéntanos sobre ti para conocerte. — Noa me cedió el turno de palabra — ¿Cómo te sientes cuando los demás te insultan? ¿Tú misma te aceptas tal y como eres?
Escuché unas risas al fondo de la clase y noté cómo la profesora les dirigió una mirada asesina.
— Yo... — empecé a temblar de miedo, sentía las miradas pesadas fijas en mí — Yo... quiero que me acepten tal y como soy. No quiero que me vuelvan a llamar bicho raro...
Fui interrumpida por las risas escandalosas y enseguida me levanté del asiento para salir corriendo, pero Noa se puso delante de la puerta impidiéndome salir de clase.
— Eh, callaros. — Izan detuvo las carcajadas — Yo tengo unas cuantas preguntas.
— ¿Les vas a dejar conocer a tus compañeros o prefieres aislarte sola? — Noa se quitó de la puerta para dejarme decidir por mi propia cuenta.
Dirigí mi vista hacia la clase y vi las caras de preocupación de mis amigas. Cris estaba durmiendo sobre la mesa. Izan esperaba mi respuesta. Y los demás se mantenían con una mueca de burla en el rostro aguantándose la risa.
Esta era mi oportunidad, siempre se reían de mí sin saber lo duro que es nacer con un género con el que no te identificas. Ellos no tenían ni idea sobre los problemas que pasé y se burlaban de mí. Nadie me entendía porque yo tampoco les hice saber lo que yo sentía. Y ahora, por fin tengo voz para hablar.
— Dime. — dirigí la mirada hacia Izan.
Sin darme cuenta, yo estaba tomando la guía de la clase enfrente de todos ellos. Pensé que Noa se molestaría, pero desde la esquina al lado de la puerta me sonreía orgullosamente.
— ¿Por qué decidiste ser mujer? — lanzó la primera pregunta y enseguida Borja se dio la vuelta para reírse disimuladamente.
— Yo nací siendo mujer pero en un cuerpo equivocado. — respondí con mis sentimientos — Cuando miraba mi cuerpo no me sentía yo.
— Madre mía, esto parece una charla de sexualidad. — bufó Will.
— Que eres mujer, que ya lo hemos entendido todo, cállate ya y no me metas en la cabeza tus ideas enfermizas. — Ester sacó su espejo y se puso a retocarse el maquillaje.
— Coño, no interrumpais. — Izan los enfrentó — Julio... digo Judit, ¿y tu cuerpo ahora es como el de una mujer cualquiera? Siempre he tenido curiosidad porque nunca he visto uno, si quieres me enseñas.
Enseguida me abracé con mis propios brazos para cubrirme.
— Izan, para cuerpos desnudos puedes irte a un putero. — lo regañó Noa — Pero si vas a querer ver el cuerpo de alguien que sea con su consentimiento y ten mesura de tus palabras.
El chico se disculpó y contesté a su pregunta. Realmente la cirugía es muy efectiva porque se toman su tiempo, aproximadamente a mí me llevó seis horas. Los cambios me dejaron como yo quería, pero la cicatriz del miembro ahí estaba.
La siguiente pregunta fue que si podía sentir orgasmos debido a que yo no nací con una vulva y tuvieron que hacerme una. No podía contestar con total certeza ante esa pregunta debido a que yo nunca lo había sentido porque nunca he llegado a tocarme, pero según la ciencia la respuesta es sí debido a que porque además de crear una vagina y una vulva se aseguran de que personas como yo podamos tener relaciones sexuales y a la vez sentir placer.
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LA ACADEMIA
Teen FictionDiez estudiantes decididos en dejarse ayudar, para ser unos dieces en exámenes y ceros en problemas en vez del revés, ingresan en una academia. Seis profesores decididos en cooperar, para que el plan de la recién llegada funcione, aceptan salvar a l...