CAPÍTULO 26

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En clase de tutoría les ordené escribir un texto hablando de las cosas buenas y malas de los profesores para saber acerca de sus opiniones.

En media hora todos terminaron e hice a Cris recoger todos los folios por estar durmiendo en todas las clases. Se levantó de su asiento con pereza y me entregó la tarea de todo el mundo.

Con el tiempo que sobró de mi clase les dejé adelantar deberes de otras asignaturas o estudiar, todo lo que esté relacionado con los estudios, nada de tonterías.

La primera hoja era de Izan y le eché un ojo a lo que él había escrito que decía lo siguiente:

Odio ha la profesora de matematicas, no para de gritarme porque no se me dan bien las matematicas. Ojala se muera esa vieja gruñona y se meta el borrador por el culo. Mi profesor favorito es Ribaul, me encantan los deportes y mas cuando es el quien nos enseña, nos trata como si fuesemos sus hijos. Y de la profesora Palacios no puedo decir mucho, no es odiosa pero tampoco agradable.

Se me escapó una sonrisa al leer esto último, nunca fue mi intención llevarme bien con ellos. Mientras averigüe quién lanzó la amenaza y para quién iba dirigido podré librarme de esta fastidiosa farsa. Mi paciencia tiene un límite para ser tutora de estos diez estudiantes.

Corregí todas las palabras que le faltaban los acentos y taché la hache que sobraba. Seguí con el resto de trabajos, todos habían escrito más de diez líneas menos Isa, la que terminó primero y desapareció de clase. Únicamente escribió:

Todos me caen mal

En mi portátil traspasé las opiniones de cada uno y volví a llamar a Cris para que les devolviera sus textos corregidos a cada uno.

💫 💫 💫

IZAN PEÑA

Tras terminar mis deberes de matemáticas con un poco de ayuda de la gorda le pedí permiso a la tutora para ir al baño, realmente me copié de los ejercicios.

Salí de clase y entré al baño. Como era mixto me encontré a una chica arreglándose frente al espejo. Ni Judit se preocupa en maquillarse tan excesivamente como esta.

Al pillarme observándola se pensó que estaba coqueteandola, por lo que dejó de hacerse las pestañas y se acercó para intentar darme un beso. Enseguida la aparté y me miró con cara de asco.

— Ya tengo futura esposa. — expresé molesto.

— Eres como medio rarito.

Me dejó en paz y se fue del baño. Me metí en el primer cubículo y cerré la puerta. No había nadie más, así que me puse a tararear una canción mentalmente mientras esperaba que el durum que me comí en la hora del patio saliese.

— No pares. — escuché un quejido.

La voz provenía del cubículo de al lado y perfectamente reconocí que era la voz de Bel. Mierda, ellas están aquí y yo al lado cagando como si nada.

Me levanté de inmediato y salí corriendo del baño casi olvidándome de subirme los pantalones. Llegué a clase abriendo la puerta de golpe y me dirigí a Noa:

— Isa está en el baño tijereando con Bel. — dije en voz alta sin querer — No literalmente, pero me entiendes.

— Qué golosa. — Cris se despertó únicamente para reírse de su amiga.

— Voy yo. — Eda se levantó de golpe — Iré yo al baño a traerla de vuelta. Yo soy la delegada, bueno, en mi antigua clase sí lo era.

Noa se quedó atónita por la insistencia de la gorda, no le contestó, pero ella salió corriendo de clase para ir a por la bollera. Yo no me atrevería ir a interrumpir a alguien haciendo el sexo.

Al final quien regresó a clase fue Isa, que llegó con una cara como si no hubiera hecho nada malo y la gorda fue quien quedó desaparecida.

Palpé mi bolsillo derecho del abrigo y saqué el porro que tenía enrollado con antelación. No vi a la profesora Palacios en su mesa, así que debe de haber salido. Me lo acerqué a la boca para darle una calada y enseguida sentí cómo alguien por detrás me pinchó el cuello con la punta del lápiz.

— Dame el porro o lo próximo que te fumarás será tu propia sangre. — Noa clavó más a fondo el lápiz — No lo voy a repetir.

Dolido le entregué el porro y ella lo envolvió en una servilleta para tirarlo a la basura. Luego me obligó a dejar las drogas amenazándome con tirar a Judit al igual que a mí de La Academia por fumar lo que no debíamos.

No sabía que ella ya había dejado las drogas y que el profesor de castellano le estaba haciendo la prueba todos los días.

En la siguiente hora tuvimos clase con la profesora de matemáticas. Tenía hasta preparado el borrador en la mano para tirarselo en la cara. Lo inesperado fue que ella nada más entrar se acercó a mí para disculparse por su comportamiento alocado que tuvo conmigo y se ofreció para darme clases de repaso junto a Ester después de mi hora de comida.

A la tarde después de comer en la cafetería y de acabar los deberes de matemáticas con ayuda de Álgebra quedé con Judit en el mismo sitio del patio. Al final está siendo una costumbre vernos todas las tardes para hablar.

Ella me enseñó el significado de valorar y amar a una mujer, cosa que mi padre nunca hacía. Aprendí que gracias a una es que he nacido y estoy vivo por su crianza.

Lo malo, es que en todos los años que llevo viviendo desde que nací mi madre siempre fue tratada de mala manera. Mi padre no la ama como debería amar alguien a su esposa según me explicó Judit y yo tampoco es que la trate muy bien.

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