EDA SANDOVAL
Pasado un rato me sentí mejor, o eso fingía, no quiero que mis amigas se cansen de mí por estar todo el día deprimida.
Recordé que aún sujetaba el chocolate que compró Isa por mí y les ofrecí un poco. Judit cogió un trozo y Mei directamente lo rechazó porque nos contó que sus padres le dicen que está muy gorda.
Saqué los deberes para distraerme haciendo cosas y estudié por adelantado un poco los exámenes que íbamos a tener próximamente. Cuando terminé, envié los deberes hechos a algunos compañeros de mi clase que me los pidieron y les dejé mi libreta a mis amigas para que se copiaran.
Judit salió a fuera en cuanto cesó la lluvia a no sé dónde, pero seguramente a fumarse un porro en las gradas.
Últimamente sospecho que alguien le está dando droga, porque ella a veces se siente culpable por robarle dinero a su abuela. Y ayer que nos mintió a Mei y a mí de que se iba al baño al final del patio la vi junto con Izan pasándose el porro. Nunca me imaginé que estos dos fueran capaces de congeniar para fumar juntos.
En cuanto a Mei, ella estaba embobada con su teléfono mandándole mensajes a ese tal Crumbl que decidieron ponerse un nombre a conjunto formando la palabra «Crumbl Cookies», esa famosa galleta. Hacía días que el chico no le contestaba y ella se estaba desesperando.
A la noche alguien llamó a la puerta, Judit ya había regresado, que por el olor que desprendía había confirmado mis dudas de que estaba drogada. Entonces las tres nos extrañamos de quién podría ser.
Fui yo quien se levantó de la cama y abrió la puerta para encontrarme a Álex ahí de pie en la entrada con una almohada y la manta en las manos.
— Preciosa, ¿puedo dormir contigo? — me sonrió — Aunque sea en el suelo.
En este momento las palabras de Isa desaparecieron de mi cabeza. Yo tengo que confiar en Álex. Me sonrojé al instante y me cubrí la cara con las manos mientras que Mei silbaba para molestarme.
— Pasa. — asentí suavemente para que nadie de fuera nos escuchara, aún no sé las consecuencias si Noa nos pillaba.
Abrí más la puerta para que entrara y cuando pasó la cerré.
Se quedó ojeando nuestro dormitorio, no era diferente al suyo, sólo las pertenencias de cada uno.
Cambié cama con Judit porque era ella quien dormía abajo del todo y yo en medio. Para así poder quedarme más cerca con Álex que se quedó a dormir en el suelo sin quejarse, nadie en la vida había hecho esto por mí, aunque tampoco es que anteriormente hubiera tenido otra relación.
Estuvo toda la noche acariciándome el brazo para que me durmiera tranquila y me dio un beso en la frente para desearme las buenas noches, incluso pillé a Mei grabandonos con su móvil. Ya grabaré su sonrisa tonta cuando le escribe al extraño.
Al amanecer sentí que alguien soplaba mi pelo despertándome y al abrir los ojos sentí los suyos fijos mirándome.
De inmediato me cubrí con la manta, estaba recién despertada con lagañas en los ojos, el cabello despeinado y la boca con mal aliento.
— Estás muy guapa. — Álex me quitó la manta — No debes de tener motivos para sentirte insegura. — me acarició el rostro — Eres demasiada hermosa, más que todas las chicas que han podido ver mis ojos. — se acercó para darme un beso en la mejilla y luego se alejó — Me voy que como nos vea Noa me mata. Adiós, princesa, nos vemos en clase.
— A-d-di-iós. — balbuceé ruborizada.
Lo vi marcharse y Mei suspiró adrede para molestarme porque me había quedado embobada.
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LA ACADEMIA
Teen FictionDiez estudiantes decididos en dejarse ayudar, para ser unos dieces en exámenes y ceros en problemas en vez del revés, ingresan en una academia. Seis profesores decididos en cooperar, para que el plan de la recién llegada funcione, aceptan salvar a l...