A primera hora quería ir a la clase de historia para vigilar a la profesora Asia después de la discusión que habíamos tenido, sin embargo, el director me citó urgentemente en su despacho.
Realmente podría no haber ido, tenía los suficientes ovarios como para no obedecerle. En fin, al final fui únicamente para no humillar su puesto.
Entré de golpe y recordé que se me olvidó llamar a la puerta como la primera vez que vine aquí para trabajar.
— La puerta. — se quejó entre dientes — Profesora Palacios, siempre tan descarada. — señaló la silla que tenía enfrente suya — Por favor, siéntese inmediatamente.
Yo me tomé mi tiempo y fui a servirme un vaso de agua con la máquina que tenía a mi derecha. Después de terminar de beber tiré el vaso y me senté. Estaba comprobando la paciencia de este señor, por la expresión su rostro supe que no.
— ¿Por qué me ha llamado? — inicié la conversación al ver que no decía nada — Tengo clases con mis alumnos.
— ¡¿A ti te parece normal amenazar a una profesora que lleva años haciendo su trabajo?! — gritó directamente.
— ¿Cuál quieres que sea mi reacción? — pregunté con indiferencia.
— ¿Me puedes explicar qué cojones haces tú amenazando a la profesora Asia de que se atreva a volver a darle una bofetada a una de sus estudiantes? — se le puso la cara roja del enfado.
Agradecí que ya me terminé el vaso de agua porque si no en serio que le habría escupido en toda la cara.
— No hay explicación. — le vacilé.
Me puse de pie y me marché dejándole hablando solo con la puerta o a lo que sea que le esté gritando. Demasiada poca paciencia tiene.
El carro de limpieza pasó por mi lado y noté las miradas pesadas de las madres de Eda y de Ester, luego dirigieron la vista al despacho del director de donde salí y él adentro aún seguía hablando solo.
Giré la esquina para dirigirme al aula de mis alumnos y vi como una de las hijas de las señoras de limpieza salió corriendo sin importarle que casi se chocaba conmigo para meterse adentro del baño que estaba al lado mío.
💫 💫 💫
EDA SANDOVAL
El silencio nos estaba matando de miedo a todos menos a Isa que garabateaba sobre la mesa y Cris que pasó de dormir en su habitación a dormir en clase.
La mirada asesina de la profesora de historia nos estaba matando internamente. Si ella tuviera rayos en los ojos yo estaría electrocutada desde que apareció en clase, aunque pareciese mirar a todos, sus ojos furiosos se dirigían a mí.
Juraba no haber hecho nada. El trabajo que había que enviar en vacaciones de Navidad lo entregué a tiempo, hasta por adelantado. Luego, tenía abierto la libreta y el libro por la página que tocaba.
— ¿Qué tienes con Eda? — me defendió Álex.
— Mi problema con ella no tiene nada que ver contigo. — vociferó Asia sin apartar la mirada de la mía.
— Ella es mi amiga, mi mejor amiga. — enfatizó el chico, enseguida noté cómo mis mejillas se sonrojaron — Claro que también tiene que ver conmigo.
— Pues dile a tu amiga que no sea tan chivata y le vaya a llorar a una profesora porque le devolví la bofetada que me dio. — me acusó — Señorita Sandoval, deje de fingir ser una víctima.
De verdad que no estaba entendiendo nada, yo no le había dicho nada a nadie sobre que ella me pegó a excepción de mis padres porque dirección me obligó a contárselos. Sólo lo sabían Rocío Hernández que ya no está con nosotros y mi familia. Ni siquiera se lo conté a Noa que es quien está para ayudarnos porque es nuestra tutora.
ESTÁS LEYENDO
LA ACADEMIA
Teen FictionDiez estudiantes decididos en dejarse ayudar, para ser unos dieces en exámenes y ceros en problemas en vez del revés, ingresan en una academia. Seis profesores decididos en cooperar, para que el plan de la recién llegada funcione, aceptan salvar a l...