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Hace dos mes las cosas eran completamente a lo que son ahora, un extraño virus está invadiendo el mundo y todo el planeta está paralizado, todos los planes que tenía fueron cancelados sin saber cuando volvería a pisar un escenario, pero lo importante es que todos estemos bien.

El primer mes de la pandemia fue una mezcla de incredulidad y miedo para mí. Observaba cómo las noticias cambiaban de un día para otro, con cifras alarmantes y advertencias confusas. Las ciudades, usualmente bulliciosas, se volvian cada vez más silenciosas. Las calles vacías y las tiendas cerradas me daban una sensación de desolación que nunca había experimentado. Intentaba mantenerme informada, pero cada artículo o noticiero parecía traer más preguntas que respuestas. El aislamiento comenzaba a pesar, y el simple acto de salir por suministros se sentía como una misión de alto riesgo. Extrañaba la normalidad, pero más que nada, la certeza de que todo iba a estar bien.

— Buenos días a todos ustedes — Saludo a los caballos asegurándome de estar sola en el establo para cerrar la puerta.

Días antes de que todos estemos en cuarentena, habíamos decidido pasar un fin de semana en un campo que mi familia tenía a las afueras de Nueva York, pero terminamos encerrados todos juntos aquí.

El campo era demasiado grande, y el lado buena era que cada uno tenía una casa para cada uno durante este tiempo indefinido. Estábamos todos aquí, por supuesto que Harry estaba conmigo al igual que Gigi estaba con Zayn, mi hermano con su esposa y mis dos sobrinas y por último mi madre junto a mi abuela.

La convivencia no era pesada, ya que todos teníamos nuestra privacidad, pero el no saber cuando volvíamos a la normalidad nos mantenía preocupados y sobrepensando. Los chicos iban a hacer las compras mensuales con todos los cuidados, así que estabamos bien abastecidos para el resto del mes.

Estuve gran parte de la mañana en el establo, el día acompañaba me estado de animo y estaba disfrutando de la tranquilidad que siempre encontraba allí. El suave sonido de los caballos masticando el heno y el aroma a paja fresca me brindaban una sensación de paz y normalidad, algo que se había vuelto raro en los últimos meses, pero que aun asi me mantenia conectada a mi infancia en Carolina del norte.

Storm, nuestro caballo más viejo y confiable, estaba especialmente contento esa mañana, y yo me concentraba en cepillar su lustroso pelaje mientras hablaba en voz baja con él.

— A veces quiero ser uno de ustedes — Mire a los otros cabellos — Sin preocupaciones, comer y dormir todo el día.

De repente, escuché la puerta del establo abrirse y cerrarse suavemente detrás de mí. No le di mucha importancia al principio, asumiendo que sería Gigi o la abuela viniendo a ayudar con las tareas matutinas, ya que era una especie de nueva rutina para nosotras, pero no para la abuela. Pero había algo en el tono de Gigi cuando rompió el silencio que me hizo detenerme y prestar atención. Había una chispa nerviosa en sus ojos y un aire de anticipación en su voz que me hizo sospechar que algo estaba pasando.

INVISIBLE STRING [H.S] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora