El aire estaba frío esa mañana, pero el sol se filtraba entre los árboles del jardín de Abby como si quisiera abrigarnos un poco más. Tenía a Dora aferrada a mi cuello, con sus manitas tibias bien apretadas en la tela de mi abrigo. Su carita estaba hundida contra mi hombro, y apenas se le oía la respiración. No quería bajarse. No quería que nos fuéramos.
— Mi amor… — Le susurré al oído, despacito, acariciándole el pelo con una ternura que me dolía en el pecho — Hoy es el día, ¿te acuerdas? Hoy el bebé saldrá de la barriga de mamá.
Ella negó con la cabeza, apretándose más. Sentí cómo se aferraba, cómo su cuerpito temblaba un poquito. Y ahí fue cuando me costó tragar.
Harry se acercó, suave, sin interrumpir. Le tocó la espalda con dulzura, pero Dora no lo miró. Estaba decidida a no soltarnos.
— Dora… — Dijo él, con esa voz tranquila que a veces la calmaba — Es solo por un ratito, Cariño. Mamá y papá tienen que ir al hospital. Y después, cuando te despiertes de tu siesta, la tía Abby te llevará para que conozcas a tu hermano.
— No… — Dijo bajito, sin despegarse de mí. Su vocecita quebrada me arrancó una lágrima que me apuré a limpiar antes de que me la viera.
Entonces apareció Abby en escena. Como si la hubiera estado observando todo desde la ventana, con ese instinto mágico que solo ella tiene.
— Theodora Mae Styles — Dijo con tono serio, pero divertido — ¿Tu sabes que Jack tiene una sorpresa para ti?
Detrás de ella, Jack apareció con su paso tambaleante y un peluche en la mano. Tenía la boca manchada de galleta y los pelos más despeinados que nunca.
— Es para ti — Dijo, extendiéndole el peluche, con una sonrisa orgullosa.
Dora levantó apenas la cabeza y lo miró, dudosa.
— ¿Para mi?
— Sí — Asintió Jack — ¡Hay cookies de estrella!
Abby se agachó junto a ellos, poniéndose a la altura de Dora.
— Pueden dormir en el mismo cuarto, y si querés, podemos usar mi teléfono para llamar a mamá cuando la extrañes mucho.
Dora lo pensó. Lo vi en sus ojitos. Esa mezcla entre no querer soltarme… y la curiosidad. La promesa de las galletas. El peluche y Jack.
— ¿Mami? — Me cuestiono, ahora mirándonos a Harry y a mí.
Harry se agachó frente a ella, con una mano en el corazón.
— Te lo prometo, cariño. Cuando te despiertes, vas a estar allí. Con el mejor regalo del mundo.
— ¿Un regalo?
— Sí — Sonreí, aunque los ojos me ardían — Suave, pequeño… y que va a quererte mucho, muchísimo.
Dora nos miró a los dos. Después miró a Abby y luego a Jack. Finalmente, muy despacio, me soltó pasandose al regazo de Abby sin decir palabra, con los ojitos brillantes. Me estiró los brazos, como si supiera que ese abrazo sería el último por un rato. La apreté con fuerza. Le di un beso largo en la mejilla y otro en la frente.
Harry también la abrazó. Le prometió que la íbamos a llamar apenas pudiéramos, que el bebé iba a tener su nombre de segundo si salía todo bien.
Cuando cruzamos la puerta, me costó caminar. Sentía los pies pesados, como si dejara una parte de mí adentro de esa casa. En el auto, apenas cerré la puerta, me tapé la cara con las manos.
Y lloré.
No un llanto escandaloso, no. Fue un llanto silencioso, contenido, lleno de emoción. Una mezcla de ansiedad, de amor, de nostalgia y de miedo.
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INVISIBLE STRING [H.S]
Hayran KurguMadison y Harry le habían puesto fin a su relación, ninguno de ellos pensaba que las casualidades de la vida los haría reencontrarse más de una vez... ¿Que sucedera cuando se den cuenta que están atados por un hilo invisible? Continuación de "You we...
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