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El aire en la suite estaba cargado de emoción, el tipo de energía que solo se siente en los momentos que sabes que vas a recordar para siempre

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El aire en la suite estaba cargado de emoción, el tipo de energía que solo se siente en los momentos que sabes que vas a recordar para siempre. Afuera, el sol iluminaba la ciudad con una calidez que contrastaba con los escalofríos de anticipación que recorrían mi piel. Adentro, el sonido de risas, el tintineo de copas y el leve murmullo de la música creaban una atmósfera perfecta.

— No me mires así, Madison — Murmuró Abby desde su silla, con los ojos entrecerrados mientras una estilista terminaba de rizarle el cabello — No quiero llorar todavía.

Sonreí y me acerqué con una copa de champagne. Aún llevaba puesto su batín de satén blanco, el bordado "Mrs. Turner" en la espalda brillando bajo la luz de la mañana. Nosotras, las damas de honor, ya estábamos listas con nuestros vestidos celestes que caían recto, cada una reflejando la emoción del día de formas distintas.

— Todavía no te has puesto el vestido y ya estás al borde de las lágrimas — Bromeó Devon, cruzándose de brazos mientras se miraba en el espejo una última vez. Su cabello caía en ondas elegantes sobre sus hombros, y su expresión confiada contrastaba con la emoción de Abby.

— ¡Yo estaría igual! — Intervino Sophie, la hermana de Abby, ajustándose uno de los pendientes — Es un día enorme, demasiado que procesar.

— Pues no procesen demasiado — srespondió mi mejor amiga, tomando la copa que le ofrecí — Que si empiezo a llorar ahora, no me van a reconocer en las fotos.

Reímos juntas, pero todas sabíamos que el nudo en la garganta de Abby no era solo por los nervios. Era porque este momento, esta transición, era real.

A nuestro alrededor, la habitación era un caos hermoso. Zapatos alineados junto al sofá, perfumes destapados sobre la mesa, estuches de maquillaje abiertos, y un vestido de novia colgado en una percha en la esquina, esperando su momento.

Una asistente entró con una bandeja de bocadillos.

— Coman algo antes de que la emoción les gane — Insistió amablemente, ofreciéndonos pequeños canapés y fresas con chocolate.

— Por favor, Abby, come — Dije, tomando un trozo de fruta y pasándoselo — No queremos que te desmayes en el altar.

— Si me desmayo, Ben tendrá que cargarme y todo será muy romántico — Bromeó, pero tomó el bocado de todas formas.

— No arruines el maquillaje de la estilista con tu dramatismo — Dijo Devon, haciendo que todas riéramos.

— Es ahora — Susurró su hermana con una mezcla de emoción y nerviosismo, entrelazando su brazo con el de Abby.

Las cinco nos reunimos alrededor de ella, sintiendo que el aire se volvía más pesado, pero de la mejor manera. Como cuando estás al borde de algo grande, algo que sabes que recordarás toda la vida. La emoción vibraba en cada una de nosotras mientras caminábamos juntas hacia la habitación privada donde Abby se cambiaría.

INVISIBLE STRING [H.S] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora