༄ En silencio. +18

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—Sanemi, no—Siseaste rápidamente, ni siquiera abres los ojos para hacer énfasis en lo prohibido que sonaban sus intenciones

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—Sanemi, no—Siseaste rápidamente, ni siquiera abres los ojos para hacer énfasis en lo prohibido que sonaban sus intenciones. El albino poco a poco se introducía en tu cabello por detrás y no pasaron muchos segundos antes de que reanudara sus acciones; trazando con los labios, suaves besos en tu espalda baja que iban subiendo lentamente hasta tu cuello.

—No, ¿qué?—Susurra, con una falsa inocencia en su tono.—No estoy haciendo nada—Poco a poco sus manos se deslizaron debajo de tu camisa, acariciando suavemente tu estómago con un toque tan cálido y familiar que te hizo suspirar de satisfacción—.

Demonios, sabe cómo provocarme.

—Compórtate, Shinazugawa.—Agarraste perezosamente una de sus muñecas para apartarlas de tu cuerpo, pero no pareció importarle mucho porque al instante volvió a su posición anterior.—Genya está literalmente durmiendo en la habitación de al lado, no me arriesgo a que tu hermano nos escuche.

Refunfuñó molesto.—Oh, vamos preciosa—La mano libre de Sanemi se levantó un poco, dejando que su pulgar rozara tentativamente la parte baja de tus muslos, aquella que él está tan acostumbrado a agarrar .—Me aseguraré encarecidamente de que ninguno de tus bonitos y calientes gemidos no se escuchen tan fuerte—Su cálido aliento en tu cuello provocaba un escalofrío que solo lo hacía hacerte sonreír.

—No sé si creerte—Susurraste dejando escapar un gemido débil, molesto pero cariñoso. Una risa suave provocó leves vibraciones en el pecho ancho y sólido que se estaba presionado contra tu espalda—.

—Bueno, creo que solamente te queda confiar en mi palabra, cariño—Te contestó mientras repasaba tu cuello con su lengua lentamente, generando ahora, un gemido de tu parte mucho más sonoro—.

Es en aquel momento cuando abres los ojos y te soltaste de su agarre para girarte y mirarlo, encontrándote con una divertida y coqueta mirada violeta. Molesta golpeaste su pecho con la palma de tu mano.

—Vale, ya lo entiendo, ¿te pido perdón?—Tarareó, aprovechando la oportunidad de tenerte tan cerca para presionar sus labios hacia tu frente mientras sus brazos se acercan más alrededor de tu cintura y te tiraban con fuerza hacia él.—Vamos, no te hagas la desentendida...¿acaso no puedes sentir lo que me estás haciendo ahora mismo?—Aquella sensación tan familiar de sentir ese bulto bastante duro y palpitante ahora se encontraba presionándose contra tu culo. Cerraste los ojos juntando toda la fuerza de voluntad que podías para no empujar tus caderas más dentro de él.—¿Te das cuenta de lo que provocas? La tengo tan dura que me duele.

Para que realmente vieras que era así, Sanemi se resfregó contra ti, lo suficiente como para que sientas más aquella erección.

—Suena como a que tendrás un "gran" problema.—Recalcaste nuevamente, generando que el albino colocara los ojos en blanco ante tu insistente rechazo.

—¿Y si quiero que sea nuestro gran problema?—Se apretó una vez más contra tu cuerpo, meciendo levemente las caderas y simulando embestidas suaves, manteniendo firme su agarre de los brazos.

𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒 ; 𝐒𝐇𝐈𝐍𝐀𝐙𝐔𝐆𝐀𝐖𝐀 𝐒𝐀𝐍𝐄𝐌𝐈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora