¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
இ au escolar/romance. solamente decirles que me gustó mucho como iba tomando forma la historia y la fui extendiendo xD me pasé un poquito. Bueno OS extenso (3000 palabras) disfruten!
❀ ❀ ❀ ❀
El bullicio del instituto resonaba en cada pasillo. Los estudiantes, llenos de energía, se preparaban para las últimas clases del día. En una esquina del aula 3-2, [T/N] suspiraba mientras miraba su cuaderno lleno de números y ecuaciones incomprensibles.
La materia siempre había sido su talón de Aquiles, y cada examen parecía un laberinto sin salida. Ahora se encontraba en la encrucijada de mediados de semestre. Debía mejorar sus notas cuanto antes o perdería las vacaciones de primavera.
—Malditas ecuaciones... —murmuró frustrada, apoyando la cabeza en la mesa.
—Vamos [T/N], seguro que puedes conseguirlo.—La animó Mitsuri con su optimismo.—
—Si yo fuera ella ya estaría desayunando sopas de numeros y durmiendo con sabanas llenas de ecuaciones y tangentes.—Replicó Shinobu burlesca tratando de animar la situación. Al ver la fulminante mirada de la pelirrosada y los quejidos de reclamo de su amiga, se retractó.—Siempre puedes decir que es culpa del profesor.
Justo en ese momento, una figura alta y musculosa pasó junto a ellas. Era Sanemi Shinazugawa, uno de los chicos más populares del instituto y su compañero de clases. Su reputación lo precedía: era conocido por su carácter fuerte y bruto; su destreza en los deportes, y por ser alguien que no se andaba con rodeos. La lista de chicas que se le confesaba todos los viernes era interminable. Sin duda era el chico más codiciado.
Sin embargo, Sanemi también era sorprendentemente bueno en matemáticas, algo que muchos no esperaban de él.
—¿Problemas con los números? —Sanemi detuvo su paso y se inclinó ligeramente hacia ella con una sonrisa ladeada en su rostro y colocando su cara a centímetro de la suya.
[T/N] levantó la cabeza, sintiendo que su corazón latía más rápido. Ahogó un pequeño grito al ver la cercanía entre ellos. Rápidamente el sonrojo cubrió sus mejillas y su cara completa. El albino solamente atinó a ladear más la sonrisa volviéndola coqueta.
No era ningún secreto que Sanemi le gustaba desde hacía tiempo. Cada vez que pasaba cerca, algo en su estómago daba vueltas. Trató de parecer tranquila, pero las palabras se le atoraron en la garganta.
— S-sí, las matemáticas no son lo mío —admitió con una risa nerviosa.
Sanemi, con las manos en los bolsillos, se quedó observándola por un momento. No pudo evitar fijarse en cómo sus ojos evitaban los suyos y su rostro seguía sonrojado, claramente nerviosa. Le parecía extremadamente adorable, y aunque no solía ofrecerse para este tipo de cosas, la idea de pasar más tiempo con ella se le hizo muy tentadora.
