༄ Un corazón difícil de domar.

247 34 6
                                    

Era un día como cualquier otro en el cuartel de los cazadores de demonios

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Era un día como cualquier otro en el cuartel de los cazadores de demonios. La calma se respiraba en el aire, pero en la mente de Sanemi Shinazugawa, el Pilar del Viento, el caos reinaba.

Todo comenzó cuando escuchó una conversación casual entre Mitsuri y [T/N], su novia, en los jardines del cuartel.

— ¡Oh, [T/N]! —dijo Mitsuri con una sonrisa traviesa— ¿Sabes que Rengoku quiere invitarte a entrenar con él? Dice que eres una de las pocas personas que puede seguirle el ritmo.

Sanemi, que pasaba cerca, se detuvo en seco. ¿Rengoku?
¿Entrenar con su [T/N]? Algo no andaba bien. Un calor extraño empezó a subirle por el cuello. Sabía que debía calmarse, pero en su cabeza ya se imaginaba a Rengoku sonriendo con su típica energía desbordante mientras entrenaba a solas con ella. El pensamiento lo hizo rechinar los dientes.

Con el ceño fruncido y los nervios a flor de piel, Sanemi decidió intervenir. No iba a dejar que ese "tipo brillante" se quedara a solas con [T/N].

—¡Oye, [T/N]! —gruñó Sanemi, acercándose con las manos en los bolsillos y el ceño aún más fruncido de lo normal—. ¿Por qué diablos ibas a entrenar con Rengoku?

Mitsuri alzó las cejas sorprendida, mientras [T/N] lo miraba con una mezcla de desconcierto y diversión. Sabía que Sanemi podía ser algo celoso, pero verle tan... ¿nervioso? Eso era raro.

—Pues... porque Rengoku me lo pidió. ¿Por qué? —[T/N] sonrió con picardía, disfrutando del raro momento en que Sanemi mostraba su lado vulnerable.

—Tch. No necesitas entrenar con él —contestó Sanemi, cruzando los brazos, tratando de parecer indiferente, pero su mirada evitaba a [T/N]—. Puedes entrenar conmigo. Soy mejor que él en combate cuerpo a cuerpo.

Mitsuri comenzó a reír por lo bajo, mientras [T/N] arqueaba una ceja, claramente disfrutando de la situación. ¿Sanemi Shinazugawa, el tipo duro y siempre serio, estaba celoso?

—Vaya, vaya, Sanemi —bromeó Mitsuri—. ¿Estás celoso de Rengoku?

—¡¿Qué?! —exclamó Sanemi, sonrojándose de inmediato. Levantó las manos defensivamente—. ¡Por supuesto que no! Solo digo que no necesita entrenar con ese tipo. Puede aprender más conmigo, eso es todo.

—Ah, claro... claro —dijo Mitsuri, con una sonrisa que no podía disimular—. Porque entrenar con tu novia a solas sería mucho más... ¿eficiente?

Sanemi bufó, su rostro ahora completamente rojo. [T/N] soltó una pequeña risa y decidió presionar un poco más la situación.

—Sanemi, ¿te importa que entrene con otros Pilares? —preguntó [T/N] con fingida inocencia—. ¿O es solo con Rengoku?

—¡Tch! —Sanemi no podía evitar su nerviosismo—. ¡Me da igual con quién entrenes! ¡Haz lo que quieras!

Pero el lenguaje corporal de Sanemi lo traicionaba completamente. Sus puños cerrados, el leve temblor en su ceja, y cómo sus ojos evitaban la mirada de [T/N]... todos los signos estaban allí. El gran y fuerte Pilar del Viento estaba pasando por una tormenta emocional que claramente no sabía manejar.

En ese momento, Rengoku apareció, radiante como siempre, con su energía casi contagiosa.

—¡Oh! ¡[T/N]! —dijo, con su sonrisa resplandeciente—. ¿Estás lista para nuestro entrenamiento?

Antes de que [T/N] pudiera responder, Sanemi se plantó frente a ella, cruzando los brazos como una barrera humana.

—Rengoku, no creo que hoy sea un buen día para entrenar —dijo Sanemi, tratando de mantener su compostura—. Estoy seguro de que tienes otras cosas que hacer.

Rengoku lo miró, claramente confundido pero sin perder su buen humor.

—¿Eh? Pero yo ya estoy listo. Además, quiero ver cómo ha mejorado [T/N].

Sanemi cerró los ojos, tratando de no explotar.

—Lo que quiero decir —gruñó— es que no necesitas entrenar con ella. Yo puedo entrenarla. Yo soy su pareja, y soy más que capaz de hacerlo.

Rengoku levantó las manos en señal de paz.

—¡Entendido, entendido! —rió—. ¡No hay problema, Sanemi! Solo quería ayudar.

Al ver a Sanemi tan agitado, [T/N] intervino antes de que las cosas se descontrolaran más.

—Está bien, Rengoku —dijo, acercándose a Sanemi y colocando una mano en su brazo, lo que lo calmó ligeramente—. Creo que hoy entrenaré con Sanemi. Gracias de todas maneras.

Mientras Rengoku se alejaba, Sanemi dejó escapar un largo suspiro. Por un segundo, pensó que todo había terminado, pero entonces vio a Tengen, quien había estado observando todo desde las sombras.

—Sanemi, Sanemi... —Canturreó Tengen con una sonrisa de oreja a oreja—. Nunca te había visto así. Estabas a un paso de lanzarte contra Rengoku. ¡Qué escandaloso!

—Cállate, Tengen —gruñó Sanemi, su rostro aún rojo—. No es lo que crees.

—Oh, claro —dijo Tengen, claramente disfrutando del momento—. Solo querías demostrar quién manda, ¿eh?

—¡No es eso! —Sanemi cerró los ojos, claramente agotado emocionalmente. No estaba acostumbrado a lidiar con estas situaciones.

Más tarde, cuando estaban solos, [T/N] decidió finalmente hablar con él con más tranquilidad.

—Sanemi... ¿Por qué te pones así? Sabes que te quiero solo a ti, ¿verdad?

Sanemi, con el rostro todavía algo sonrojado, la miró de reojo. Le costaba expresar lo que sentía, pero, en su tosco y bruto estilo, se las arregló para responder.

—Tch. Solo... no me gusta que los demás se acerquen demasiado —dijo, rascándose la nuca—. No quiero que pienses que necesitas a alguien más.

[T/N] sonrió, acercándose para darle un beso suave en la mejilla.

—No necesito a nadie más, Sanemi. Me gustas justo como eres, incluso cuando te pones celoso.

Sanemi soltó un suspiro, sin saber muy bien cómo manejar tanto afecto.

—Sí, bueno... —respondió, intentando sonar indiferente pero con una leve sonrisa—. Solo asegúrate de recordarlo.

Y aunque nunca lo admitiría en voz alta, Sanemi sabía que, aunque le costaba mostrarlo, [T/N] era lo mejor que tenía. Y eso, lo haría protegerla siempre... incluso si eso significaba enfrentarse a sí mismo y sus emociones.

𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒 ; 𝐒𝐇𝐈𝐍𝐀𝐙𝐔𝐆𝐀𝐖𝐀 𝐒𝐀𝐍𝐄𝐌𝐈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora