༄ Celos de pilar.

284 37 4
                                    

La reunión de los Pilares estaba tensa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La reunión de los Pilares estaba tensa. Sanemi, con los brazos cruzados y una expresión hosca, observaba a Giyu desde el otro lado del salón. Las miradas de los demás Pilares se centraban en ambos, con rostros que variaban entre la sorpresa y el disgusto. Era un enfrentamiento no solo de palabras, sino de orgullo, y nadie parecía querer dar su brazo a torcer.

—¿Y tú qué sabes sobre el compromiso de ser un Pilar, Tomioka? —gruñó Sanemi, dando un paso hacia él con el ceño fruncido—. No parece que tengas idea de lo que significa cargar con esta responsabilidad.

Giyu mantuvo su rostro impasible, mirando a Sanemi con esa misma calma imperturbable que siempre conseguía irritarlo. Sanemi apretó los puños, claramente molesto, cuando de repente la puerta se abrió de golpe.

—¡Basta! —exclamó una voz familiar.

Todos los Pilares giraron la cabeza para ver a [T/N] entrando en la habitación con una expresión determinada. Sus ojos, serios y brillantes, pasaron de Giyu a Sanemi, y su postura transmitía una mezcla de valentía y firmeza. Sin dudarlo, se colocó al lado de Giyu, enfrentándose a la mirada irritada de Sanemi.

—¿[T/N]? —musitó Tengen, arqueando una ceja con sorpresa—. ¿Qué haces aquí?

—Escuché lo suficiente —dijo [T/N] con una mirada desafiante, ignorando las miradas de sorpresa de los demás—. No puedo quedarme quieta mientras ustedes atacan a Giyu sin razón. Todos sabemos que él ha hecho más de lo que cualquiera puede imaginar para proteger a los inocentes.

Sanemi bufó y dio un paso hacia ella, sus ojos ardiendo con una mezcla de frustración y celos. La idea de verla defender a Giyu de esa manera lo hacía arder por dentro.

—¿Por qué lo defiendes, [T/N]? —gruñó, sus ojos entrecerrados—. Siempre está solo, actuando como si fuera mejor que todos nosotros. ¿No te das cuenta?

[T/N] se mantuvo firme, mirándolo con una expresión serena pero determinada.

—Sanemi, sé que eres apasionado, pero estás siendo injusto. Giyu ha demostrado ser leal y comprometido con nuestra misión, igual que tú —respondió ella con voz firme—. Y no pienso quedarme de brazos cruzados cuando alguien es tratado de esta manera.

Sanemi la miró con una mezcla de enfado y frustración, sintiendo cómo su pecho se llenaba de una sensación incómoda que no lograba controlar. No solo estaba molesto por Giyu, sino también por la forma en que [T/N] se plantaba a su lado, como si él no tuviera importancia en comparación.

—¿Entonces ahora él es más importante que yo, [T/N]? —preguntó con tono ácido, incapaz de contener los celos.

—No es eso, Sanemi —respondió ella, suavizando su tono y acercándose un poco a él—. Pero no puedo ignorar algo injusto, y tú lo sabes. Giyu merece respeto, igual que tú. Ahora, te pido que te calmes.

La tensión se alivió un poco cuando los otros Pilares intervinieron para continuar con la reunión, pero el ceño fruncido de Sanemi dejaba en claro que el asunto estaba lejos de terminarse para él. Cuando todos se dispersaron, Sanemi se quedó observando a [T/N] mientras ella intercambiaba algunas palabras con Giyu antes de salir. Algo dentro de él ardía con una mezcla de celos y remordimiento.

❀ ❀ ❀ ❀

Más tarde, cuando [T/N] se encontraba entrenando en el patio trasero del cuartel, Sanemi se acercó en silencio. La observó desde la distancia por un momento, notando la gracia y determinación en cada uno de sus movimientos. Finalmente, se acercó, intentando hacer poco ruido hasta que estuvo lo suficientemente cerca como para que ella lo notara.

—¿Interrumpo? —preguntó con un tono algo más suave de lo habitual, aunque sus ojos reflejaban aún una pequeña chispa de orgullo y terquedad.

[T/N] lo miró por el rabillo del ojo y se cruzó de brazos, su expresión seria.

—¿Vienes a discutir de nuevo, Sanemi? —preguntó, con una pequeña sonrisa irónica—. Porque si es así, estoy bastante ocupada.

Sanemi bajó la mirada, y aunque su expresión seguía siendo algo obstinada, se le notaba un deje de incomodidad. Dio un paso hacia ella, esta vez con una expresión más suave.

—No... en realidad vine a disculparme —murmuró, acercándose un poco más y bajando la voz—. Me dejé llevar, y... no soporté verte defendiendo a Giyu de esa manera. Sé que no estuvo bien.

Ella lo miró con los brazos cruzados, como si estuviera evaluando si debía perdonarlo o no. Sanemi aprovechó la cercanía y, con un gesto atrevido, acercó una mano a su mejilla, acariciándola suavemente.

—Vamos, [T/N]... —murmuró, con una sonrisa algo juguetona—. No te enojes conmigo, sabes que me vuelvo un idiota cuando se trata de ti.

[T/N] soltó un suspiro y rodó los ojos, aunque no se alejó de su toque.

—¿De verdad crees que voy a perdonarte solo porque te pones dulce ahora? —preguntó ella con una ceja levantada.

Sanemi se acercó aún más, inclinándose para que sus labios casi rozaran los de ella. Le dio un suave beso en la mejilla, luego en la frente, y finalmente, se acercó a sus labios, aunque aún sin llegar a besarla del todo.

—No lo sé... pero estoy dispuesto a intentar lo que sea necesario para que me perdones —susurró, con una voz suave y profunda—. Porque sé que me pasé, y porque odio la idea de que estés molesta conmigo.

Ella intentó mantener la compostura, pero la cercanía de Sanemi y sus susurros le hacían difícil resistirse. Sin embargo, mantuvo la expresión desafiante, haciendo que él le diera un pequeño beso en la nariz, y luego otro en la mejilla, rodeándola con sus brazos con ternura.

—Sanemi... no voy a dejar que me manipules tan fácilmente —respondió, aunque en su tono se asomaba una pequeña sonrisa.

Él rió suavemente y, sin soltarla, le dio un último beso, esta vez en los labios, lento y cálido, demostrando con cada segundo cuánto la quería.

—No es manipulación, [T/N] —susurró, mirándola a los ojos—. Solo es mi manera de pedirte perdón... y hacerte saber que no puedo soportar verte con alguien más.

Ella le devolvió la mirada, finalmente sonriendo con ternura y asintiendo suavemente.

—Está bien, Sanemi... pero la próxima vez, trata de confiar un poco más en mí —le dijo, acariciando su mejilla—. Porque yo solo tengo ojos para ti, ¿entendido?

Sanemi asintió, sonriendo finalmente y estrechándola contra él.

—Entendido, [T/N].

𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒 ; 𝐒𝐇𝐈𝐍𝐀𝐙𝐔𝐆𝐀𝐖𝐀 𝐒𝐀𝐍𝐄𝐌𝐈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora