༄ Entre las Sombras del Amor.

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El sol comenzaba a ocultarse detrás de las montañas, bañando el cuartel de los Cazadores en tonos anaranjados

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El sol comenzaba a ocultarse detrás de las montañas, bañando el cuartel de los Cazadores en tonos anaranjados. La brisa suave movía los árboles, y en el campo de entrenamiento se escuchaban las risas de Mitsuri y su discípula, [T/N], quienes acababan de terminar una agotadora sesión de entrenamiento.

—¡Muy bien, [T/N]! —dijo Mitsuri, sonriendo ampliamente mientras dejaba caer su espada al suelo—. ¡Estás mejorando cada día más! Pronto, serás tan fuerte como yo.

[T/N] sonrió con timidez, mientras limpiaba el sudor de su frente—. Gracias, Mitsuri-san. Todavía me queda mucho por aprender, pero aprecio tus enseñanzas.

Sin embargo, lo que [T/N] no sabía era que, desde las sombras de los árboles cercanos, unos ojos la observaban con más interés del que estaba acostumbrada. Sanemi, se encontraba apoyado contra el tronco de un árbol, con los brazos cruzados, vigilando en silencio. Aunque fingía estar allí por casualidad, la realidad era otra: había estado buscando excusas para acercarse a ella durante los últimos días, tratando de disimular su interés.

Desde hacía un tiempo, Sanemi había comenzado a notar algo en [T/N] que lo inquietaba, pero también lo atraía de manera inexplicable. Su determinación en el entrenamiento, su fuerza oculta bajo una fachada amable y su sonrisa sincera lo habían capturado, aunque se negaba a admitirlo abiertamente. Para él, no había razón lógica para estar tan pendiente de ella... pero aun así, sus pasos siempre lo llevaban donde ella estuviera.

Mitsuri, que siempre había tenido un don para percibir las emociones ajenas, notó la presencia de Sanemi antes de que él pudiera ocultarse por completo. Con una sonrisa traviesa, fingió no verlo y se volvió hacia [T/N].

—Creo que por hoy es suficiente entrenamiento. —Mitsuri se estiró perezosamente—. Me parece que alguien quiere verte, [T/N]. Tal vez deberías ir a dar una vuelta por ahí, relajarte un poco.

[T/N] frunció el ceño, algo confundida—. ¿Alguien quiere verme?

Mitsuri sonrió de manera enigmática y, con una risa ligera, se alejó hacia las cabañas, dejando a [T/N] sola en el campo. Mientras tanto, Sanemi se maldecía por no haber sido más discreto.

—Tsk... Esa mujer... —murmuró, ajustando su capa antes de salir de entre los árboles, como si no hubiera estado observando.

Cuando [T/N] lo vio aparecer, se sorprendió. —¿Sanemi-sama? No esperaba verte por aquí.

Sanemi se acercó con sus típicas maneras bruscas, intentando parecer indiferente. —Solo pasaba por aquí, nada importante. Vi que estabas entrenando con Kanroji, pensé que ya habías terminado.

[T/N], aún sin comprender el comportamiento del Pilar del Viento, asintió. —Sí, acabamos de terminar. Mitsuri-san es una gran maestra.

—Hmph, me sorprende que puedas seguirle el ritmo —dijo Sanemi, mirando hacia otro lado, aunque claramente trataba de iniciar conversación—. No cualquiera aguanta su energía interminable.

𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒 ; 𝐒𝐇𝐈𝐍𝐀𝐙𝐔𝐆𝐀𝐖𝐀 𝐒𝐀𝐍𝐄𝐌𝐈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora