༄ Secretos en el aula.

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இ Au escolar

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இ Au escolar.

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El sol brillaba sobre la ciudad de Fujisan mientras los estudiantes del instituto de combate se preparaban para otro día de clases. El bullicio habitual llenaba los pasillos del colegio mientras los alumnos charlaban y se preparaban para las primeras lecciones del día. Entre ellos estaba Sanemi Shinazugawa, conocido por su actitud imponente y su destreza en combate. Aunque su exterior era duro, en el fondo Sanemi era una persona de gran sensibilidad y profundidad emocional.

Hoy, como cualquier otro día, Sanemi se encontraba en su mesa, intentando concentrarse en la clase. Sin embargo, algo en el ambiente le parecía diferente. Su mente estaba constantemente distraída, y sus pensamientos gravitaron hacia [T/N], una estudiante de su misma edad que compartía sus clases. [T/N] era conocida por su amabilidad y su habilidad en el combate, cualidades que le habían ganado la admiración de todos. Sin embargo, para Sanemi, ella representaba algo más que una simple compañera de clase.

Sanemi comenzó a notar cómo su atención se desvió hacia [T/N] durante las lecciones. La forma en que ella se movía, su sonrisa sincera, y su habilidad para superar los desafíos con gracia comenzaron a afectar cada vez más a Sanemi. Aunque intentaba mantener su enfoque en las tareas y entrenamientos, el pensamiento de [T/N] se interponía constantemente en su camino.

Durante el receso, Sanemi estaba sentado en el patio, acompañado de sus amigos.

—Sanemi, ¿todo bien? —preguntó Kyojuro con una sonrisa curiosa sabiendo la razón de por qué—. Te noto distraído últimamente.

Sanemi frunció el ceño, intentando disimular su incomodidad—. No, Kyojuro. Solo tengo cosas en mente, nada más .

Giyū, observando con su calma habitual, añadió—. A veces, las distracciones son más profundas de lo que pensamos. Puede ser útil hablar sobre ella...digo, ello. —Mitsuri, con su sonrisa radiante, se inclinó hacia él tratando de pasar desapercibido el error de palabras de Giyū—. ¡Estamos aquí para ti, Sanemi! No tengas miedo de compartir lo que te preocupa.

Shinobu, con su mirada, asintió mientras tomaba de su refresco—. Es importante enfrentar lo que sentimos. A veces, solo necesitas alguien que te escuche.

Sanemi agradeció el apoyo de sus amigos, pero su mente seguía enfocada en [T/N]. A medida que el día avanzaba, no podía evitar observarla desde la distancia. Cada vez que [T/N] hablaba o se reía, su corazón latía más rápido. Sanemi comenzó a darse cuenta de que sus sentimientos hacia ella iban más allá de la simple admiración. Empezaba a entender que lo que sentía era amor, algo que no había experimentado antes con tanta intensidad.

El momento crucial llegó durante el festival escolar. El campo de deportes estaba decorado con luces y adornos festivos, creando un ambiente vibrante y alegre. Sanemi, a pesar de la atmósfera festiva, se sentía ansioso. Sus pensamientos giraban en torno a [T/N], deseando encontrar el momento adecuado para expresar lo que sentía.

[T/N] estaba en las gradas, animando al equipo con entusiasmo. Sanemi, desde el borde del campo, no podía dejar de mirarla. Sin embargo, un chico del equipo rival comenzó a acercarse a ella. Su actitud arrogante y sus comentarios despectivos hicieron que [T/N] se sintiera incómoda. El chico intentó tocar el brazo de [T/N] de manera inapropiada, y su preocupación creció.

Sanemi, al ver la situación, sintió una oleada de furia protectora. Su corazón latía con fuerza y su mente estaba llena de rabia. Sin pensarlo, se dirigió hacia el chico con paso firme.

—¡Oye, déjala en paz! —rugió Sanemi, su voz llena de enojo.

El chico se giró, sorprendido por la furia en la voz de Sanemi. Su actitud desafiante se desvaneció ante la presencia imponente de Sanemi.

—¿Y qué si no lo hago? —respondió el chico, aunque su confianza comenzaba a tambalear.

Sanemi se acercó aún más, su expresión feroz. Sin dudarlo, empujó al chico, alejándolo de [T/N]. La fuerza de su empujón hizo que el chico tropezara hacia atrás.

—No te atrevas a tocarla ni a molestarte con ella de nuevo —dijo Sanemi con una voz temblorosa de furia—. No toleraré que alguien como tú la haga sentir incómoda. Si vuelves a acercarte a ella, te aseguro que te arrepentirás.

El chico, claramente intimidado, murmuró algo de desaprobación antes de alejarse rápidamente. Sanemi, aún con el ceño fruncido y los puños apretados, se volvió hacia [T/N], su mirada preocupada pero llena de intensidad.

[T/N] estaba temblando, su rostro pálido. Sanemi se acercó rápidamente con una expresión de preocupación y enfado.

—¿Estás bien? —preguntó con un tono más suave, pero aún podía escucharse la intensidad en su voz.

[T/N] asintió, su voz temblando—. Sí, gracias a ti. No sé qué hubiera hecho sin tu ayuda.

Sanemi, aún con el rostro serio, se inclinó hacia ella. La intensidad de su mirada se suavizó, y sus ojos reflejaban un sentimiento profundo y sincero.

—No tienes que agradecerme. Mi trabajo es proteger a las personas que me importan. Y tú, [T/N], eres muy importante para mí —dijo, su voz temblando con una mezcla de vulnerabilidad y determinación.

[T/N] miró a Sanemi con una mezcla de sorpresa y esperanza. En ese momento, se dio cuenta de lo que Sanemi estaba tratando de decir, y sus propios sentimientos se hicieron más claros. La conexión entre ellos era más fuerte de lo que había imaginado.

Con el festival en su punto culminante, Sanemi se sintió impulsado a buscar a [T/N] para aclarar sus sentimientos. La encontró en un rincón tranquilo del campo de deportes, mirando el atardecer con una expresión pensativa.

Sanemi se acercó, su rostro aún con vestigios de la tensión que había sentido antes. Su corazón latía con fuerza mientras se acercaba a ella.

—[T/N] —dijo Sanemi, su voz cargada de emoción—. He estado buscando el momento adecuado para decirte esto. Durante todo el día, solo pensaba en ti y en lo que te estaba pasando. Me he dado cuenta de cuánto significas para mí.

[T/N] levantó la vista, sorprendida. Sus ojos reflejaban tanto el temor como la esperanza, esperando que sus palabras tuvieran un significado verdadero.

—Sanemi, yo... —comenzó a decir, pero su voz se quebró.

Sanemi, sin esperar más, se inclinó hacia ella con una mezcla de desesperación y ternura. Sus labios encontraron los de [T/N] en un beso apasionado y lleno de significado. Era un beso que transmitía todas las emociones que había guardado dentro: la ira por el trato que había recibido [T/N], la ternura que sentía por ella, y el deseo de estar siempre a su lado.

Cuando se separaron, ambos respiraban con dificultad, sus rostros iluminados por la luz dorada del atardecer. Sanemi tomó las manos de [T/N] con firmeza, y sus ojos mostraban una profunda sinceridad.

—Desde ahora, no quiero que escondas tus sentimientos. Estaré aquí para protegerte, siempre —dijo con una sonrisa que era a la vez suave y intensa.

[T/N] sonrió, sus ojos llenos de lágrimas de felicidad. En ese momento, se dio cuenta de que el amor que había guardado en secreto había florecido en algo más grande y verdadero.

Así, bajo el cielo dorado del festival, Sanemi y [T/N] encontraron en el otro una fuente de amor y fortaleza, marcando el inicio de una nueva etapa en sus vidas, llena de promesas y sueños compartidos.

𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒 ; 𝐒𝐇𝐈𝐍𝐀𝐙𝐔𝐆𝐀𝐖𝐀 𝐒𝐀𝐍𝐄𝐌𝐈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora