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El sol comenzaba a bajar lentamente, bañando el campo de entrenamiento de los Pilares con una luz dorada. El aire fresco de la tarde llenaba el ambiente mientras los Pilares entrenaban duro, empujando sus cuerpos al límite. Sanemi y Giyu, dos de los más poderosos y tercos Pilares, se encontraban en pleno combate, intercambiando golpes y bloqueos con una intensidad feroz.
Tanjiro observaba con atención desde el costado, maravillado por la habilidad de los dos guerreros, pero al mismo tiempo preocupado por la evidente tensión entre ambos. A su lado, [T/N], la pareja de Sanemi, estaba más concentrada en la lucha que se desarrollaba frente a ellos. Su corazón latía rápido al ver a Sanemi moverse con precisión y fuerza, pero también no podía evitar notar su hostilidad cada vez que sus ataques fallaban al encontrarse con la tranquilidad imperturbable de Giyu.
—Siempre pelean así —comentó Tanjiro en voz baja, mirando a [T/N]—. Aunque a veces siento que Sanemi-san y Tomioka-san no se llevan muy bien.
[T/N] sonrió con un toque de preocupación mientras cruzaba los brazos.
—Sanemi... tiene una manera muy particular de demostrar sus emociones —respondió, observando cómo Sanemi intentaba una patada alta, solo para que Giyu la bloquease sin esfuerzo—. Pero sé que está bien. Esto es solo parte de su forma de desahogarse.
Aún así, la vista del combate despertaba un impulso dentro de [T/N]. No era ajena al entrenamiento, ni a las peleas. Como cazadora, había entrenado junto a los mejores, y ver a Sanemi y Giyu pelear despertaba su deseo de unirse, de probar su propia fuerza en un duelo amistoso. Además, la idea de luchar junto a su pareja le resultaba atractiva.
—Creo que podría unirme a ellos —murmuró, más para sí misma que para Tanjiro.
Tanjiro, sorprendido, la miró con ojos muy abiertos.
—¿De verdad quieres meterte en esa pelea? Sanemi-san... bueno, ya sabes cómo es.
[T/N] sonrió, decidida.
—Claro. Si quiero ser más fuerte, necesito enfrentarme a los mejores. Y quién mejor que esos dos. Además, es solo un entrenamiento, ¿verdad?
Sin pensarlo más, [T/N] se adelantó hacia el campo de batalla, deteniendo momentáneamente la mirada de ambos Pilares que, aunque sin dejar de moverse, notaron su presencia. Sanemi frunció el ceño al verla acercarse.
—¿Qué haces aquí? —gruñó, sin dejar de bloquear el ataque de Giyu con su katana—. Este no es lugar para ti ahora, [T/N].
—Quiero unirme a ustedes —dijo [T/N], con una sonrisa que mezclaba desafío y dulzura—. No es justo que se diviertan sin mí.
Giyu, quien mantenía su habitual expresión de indiferencia, detuvo momentáneamente su ataque y observó a [T/N] con calma.
—Si quiere unirse, no tengo problema —dijo con su característico tono inexpresivo.
