இ au alternativo. Final feliz c:
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Era una tarde soleada en su acogedor apartamento en Shibuya. [T/N] había estado sintiéndose un poco extraña durante las últimas semanas, con náuseas y una fatiga inusual. Tras una visita al médico, se enteró de la noticia que cambiaría sus vidas para siempre: estaba embarazada. Decidida a compartir esta maravillosa noticia con Sanemi de una manera especial, preparó una cena romántica en casa, con velas encendidas y el aroma de su comida favorita flotando en el aire.
Cuando Sanemi llegó a casa después de un largo día de trabajo, fue recibido por el cálido ambiente que [T/N] había preparado. La vista de la mesa elegantemente dispuesta y la suave música de fondo creaban un ambiente íntimo. Mientras disfrutaban de la cena, [T/N] le entregó un pequeño paquete envuelto con cuidado. La curiosidad se reflejaba en el rostro de Sanemi mientras deshacía el envoltorio. Dentro del paquete había un par de zapatitos de bebé y una nota que decía "Pronto seremos tres."
Sanemi quedó paralizado, con los ojos abiertos de par en par. La noticia le dejó sin aliento, y una oleada de emociones lo invadió. Se levantó de su silla y abrazó a [T/N], susurrando—. ¿Es en serio? ¿Vamos a ser padres?
[T/N] asintió con una sonrisa, sus ojos brillando con amor y alegría—. Sí, Sanemi. Estamos esperando un bebé.
La alegría y la emoción de Sanemi eran incontrolables. Su corazón latía con fuerza mientras imaginaba su futuro como padre. Se abrazaron, riendo y llorando al mismo tiempo, sintiendo que su felicidad no tenía límites.
A medida que avanzaba el embarazo, Sanemi se convirtió en un esposo y futuro padre extremadamente sobreprotector. Acompañaba a [T/N] a todas las consultas médicas, tomaba nota de cada detalle y se aseguraba de que ella estuviera siempre cómoda. Aunque su preocupación era evidente, también era un alivio para [T/N], quien apreciaba el amor y la atención que Sanemi le brindaba.
Durante una tarde de compras para preparar la llegada del bebé, Sanemi y [T/N] estaban en una tienda de artículos para bebés en Shibuya. El bullicio y la vida de la ciudad contrastaban con la tranquilidad que buscaban en su nueva etapa. Sanemi estaba obsesionado con cada pequeño detalle, desde la seguridad de la cuna hasta el tipo de cochecito que se usaba. Cuando encontraron un cochecito que a Sanemi le parecía ideal, comenzó a examinarlo meticulosamente, cuestionando cada característica y buscando la opinión de [T/N] sobre cada aspecto.
—No sé, ¿estás segura de que este es el mejor modelo? —preguntó Sanemi, frunciendo el ceño mientras inspeccionaba el cochecito.
[T/N] rió suavemente, su mano descansando sobre el vientre en crecimiento—. Sanemi, creo que este es perfecto. Ya hemos estado en la tienda por horas. El bebé necesitará algo más que una silla segura.
Sanemi, aún preocupado pero consciente de que estaba siendo un poco excesivo, accedió finalmente. Mientras pagaban, se giró hacia [T/N] y le dijo con sinceridad—. Solo quiero que todo sea perfecto para nuestro bebé.
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El día del parto llegó, y Sanemi estaba a la espera con una mezcla de nerviosismo y emoción. Se mantenía al lado de [T/N], sosteniéndole la mano y ofreciéndole palabras de aliento. Cada contracción parecía una eternidad, y Sanemi estaba exhausto pero decididamente comprometido en apoyar a [T/N] en cada momento.
Cuando finalmente el bebé nació, Sanemi no pudo contener las lágrimas. El primer llanto del bebé y el rostro agotado pero radiante de [T/N] llenaron el cuarto con una emoción indescriptible. La pequeña niña tenía los ojos de [T/N] y el cabello rebelde de Sanemi.
—Es perfecta —dijo Sanemi, su voz quebrada por la emoción—. Gracias por darme esto, [T/N]. No puedo creer que somos padres.
[T/N] sonrió, exhausta pero feliz—. Sí, lo somos. Ahora somos una familia.
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La llegada de su hija transformó completamente la vida de Sanemi y [T/N]. Sanemi continuó siendo un padre sobreprotector, pero ahora con una nueva perspectiva de la vida. Pasaba tiempo vigilando el sueño de su hija, preparando las noches de desvelos con cuidado y asegurándose de que cada aspecto de su vida estuviera lleno de amor y seguridad.
En una mañana de primavera, Sanemi y [T/N] paseaban por los vibrantes parques de Shibuya, disfrutando de la vida al aire libre. Sanemi, empujando el cochecito con delicadeza, observaba a su hija con una mezcla de orgullo y ternura. La vida en la ciudad, con sus luces brillantes y sus calles llenas de gente, era el telón de fondo perfecto para la nueva aventura de su familia.
En una noche tranquila, después de haber alimentado a su hija y de haberla acunado hasta que se durmiera, Sanemi y [T/N] se sentaron en el sofá, exhaustos pero felices. Mientras compartían una copa de vino y disfrutaban del silencio de la noche, Sanemi tomó la mano de [T/N] y la miró con un amor profundo.
—Nunca me imaginé que ser padre sería así —dijo Sanemi, su voz suave—. Cada día es una nueva aventura, y no podría estar más agradecido de tenerte a ti y a nuestra hija en mi vida.
[T/N] le devolvió la mirada con ternura—. Yo también me siento increíblemente afortunada. Este es el comienzo de una vida maravillosa para nosotros. Gracias por estar siempre a mi lado y por ser el padre más increíble.
Sanemi le dio un beso en la frente y los dos se recostaron en el sofá, disfrutando de la paz y la serenidad de su hogar. Sabían que su vida juntos sería una serie de momentos felices, desafíos y crecimiento, pero estaban listos para enfrentarlos juntos como una familia.
Con los años, Sanemi y [T/N] vieron a su hija crecer, explorar el mundo y desarrollar su propia personalidad. Sanemi continuó siendo el padre protector que siempre había sido, pero también aprendió a equilibrar su preocupación con la confianza en la fortaleza y el juicio de su familia.
En un cálido día de verano, la familia pasó el día en uno de los parques más icónicos de Shibuya. Sanemi observaba a su hija jugar con otros niños, sus ojos llenos de orgullo y amor. La sonrisa en el rostro de [T/N] mientras los veía juntos le recordaba cuán afortunado era. La vida que habían construido juntos estaba llena de momentos preciosos y recuerdos que atesorarían para siempre.
En una noche estrellada, mientras la familia se acurrucaba en el sofá para una película familiar, Sanemi miró a [T/N] y a su hija, y supo que todo el esfuerzo y el amor que había puesto en su vida juntos había valido la pena. Su vida era un testimonio de la felicidad y el amor que podían construir juntos, y estaba agradecido por cada momento que compartían.
Sanemi y [T/N] habían encontrado un equilibrio perfecto en su vida familiar, donde el amor, la paciencia y el apoyo mutuo eran las bases de su felicidad. Sabían que enfrentarían desafíos, pero estaban seguros de que con el amor y la fortaleza que compartían, podrían superar cualquier obstáculo que se les presentara. La vida era hermosa y plena, y estaban listos para continuar construyendo su futuro juntos en la vibrante y dinámica ciudad de Shibuya.
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𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒 ; 𝐒𝐇𝐈𝐍𝐀𝐙𝐔𝐆𝐀𝐖𝐀 𝐒𝐀𝐍𝐄𝐌𝐈
FanfictionONE SHOTS DE SHINAZUGAWA SANEMI¡! KAKASHIFTME 2O24. © ❍ OS en diferentes situaciones, universos paralelos o alternativos.