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—¿Puedes acercarte?"
Estabas acostada en la cama, después de un largo día de entrenamiento y ayudando a los cazadores más jóvenes. Un descanso bien merecido. Sanemi realmente no parecía muy cansado, pero sabías que lo escondía bien y que por lo general no dormía tanto como tú.
—No puedo abrazarte... no estás lo suficientemente cerca—Murmuraste haciendo un puchero, a pesar de que el peliblanco no podía ver tu cara debido a la oscuridad de la habitación.
—Sólo duérmete de una vez, pesada—dijo, pero su tono no estaba molesto en absoluto.
—Pero Nemi...
Chasqueó su lengua molesto por tu insistencia, pero terminó por acercarse a tu lado, momento que aprovechaste para rápidamente abrazarlo con fuerza y colocar tu cabeza encima de su pecho, aferrándote a su cuerpo. Cerraste los ojos y sonreíste con satisfacción, relajándote sintiendo su cuerpo cálido y fuerte contra el tuyo.
No era raro algo así, es solamente que cada vez que ustedes dos estaban en público, a Sanemi no le gustaban mucho los abrazos y besos tan cariñosos, tenía una reputación como pilares que mantener.
—¿Mejor, mi amor?—Su voz en un cariñoso susurro era mucho más suave ahora, una muy clara señal de que después de todo, a Sanemi le encantaba dormir así.
—Mhm—Asentiste con la cabeza y lentamente acariciaste su costado, dejando que tus piernas se enredaran con las de él, acto que no pasó desapercibido por el albino.
—Eres suave—Declaró en tu oído una vez que las yemas de sus dedos trazaron tu mejilla y tu cuello, su piel áspera contrastaba con tu piel suave. A él le encantaba rozar sus pieles y sentir la tuya tan tersa y delicada, como de una princesa.
—Tú también eres suave—Reíste después de unos segundos, acción que provocó que pusiera los ojos en blanco.
—Eso no es lo que quería decir—Murmuró, molesto por ser llamado suave.
Chasqueaste la lengua.—Lo que sea—Dijiste imitando su tono de voz con un tono juguetón.—Solo abrázame, por favor.—Te acurrucaste aún más cerca de él mientras sus fuertes y tonificados brazos rodeaban tu pequeño cuerpo y te sostenían cerca de él, firme, segura y manteniéndote a salvo de cualquier peligro.
Te besó la frente y luego suspiró viendo como el sueño comenzaba a ganarte. Apoyando su barbilla sobre tu cabeza mientras te acariciaba la espalda, susurró con una suave sonrisa curvando sus labios ahora mientras pensaba lo afortunado que tenía de tenerte a su lado.-Te amo, preciosa.