Capítulo 26

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Denisse Fizgerald

Y aquí estábamos acostados los dos en la cama, Enzo con su cabeza encima de mis piernas mientras le hago cariñitos en el pelo y Drako a nuestro lado dormido.

Y estábamos pensando en un apodo para Enzo, se sentía ofendido por llamarlo por su nombre después de que me dijera "amor pinche consentido".

—Y si mejor me llamas "papi rico"?—cuestiona mirándome a los ojos.

—Enzo, no te llamaré papi rico—respondo estallando en risa mientras él me mira ofendido.

—Ya, ya, deja la risa. ¿Qué te parece "amor de mi vida"?—niego con la cabeza burlonamente.

—Y si mejor te llamo "señor Kingsley"?—se sienta en la cama con una rapidez que me asombra.

—No me gusta, todo el mundo me llama señor Kingsley. Quiero un apodo que solo tú me digas, Mon amour—protesta con el ceño fruncido sonrió, acercándome dándole un beso en la mejilla.

—Déjame pensar... mmm, bebé, me gusta bebé. Ahora serás mi bebé señor Kingsley—digo coqueta, sentándome en su regazo.

Me mira a los ojos y levanta una ceja antes de decir:

—¡¿Bebé?! ¡No creo que yo sea un bebé! ¡No, no, no, no!

Me río y le acaricio la cara

—¡Pero tú eres mi bebé, mi señor Kingsley!

Sus brazos me rodean y su aliento calienta mi piel.

—Eres mi mundo, mi señor Kingsley—digo, acariciándole el cabello—. Eres mi luz en la oscuridad y mi brújula cuando me pierdo.

Su rostro se sonroja y me mira con una sonrisa.

—¡¿Por qué te sonrojas, mi bebé?!—digo, arqueando una ceja y sonriendo dulcemente.

—Solo no esperaba que me dijeras todo eso.

—Sabes, me encanta cuando te pones modo tierno. Tal vez sonará un poco apresurado, pero mi corazón late de verdad por ti. Enzo, no me hagas sufrir, porque no querrás ser mi enemigo. Ya no estoy para ser la víctima de nadie.

Me inclino y le agarro la barbilla de manera enérgica y amenazante.

—Lo juro por Dios, Enzo, que si me haces sufrir o me engañas, te mato. Te mato sin pensarlo dos veces y no es una advertencia, es una amenaza—digo con voz fuerte.

Él se queda callado y se inclina para besar mi mano.

—Amor, mírame a los ojos, nunca te haré daño y lo juro por lo que más quiero, que eres tú, mi amor. Tranquila, si me tienes que matar, hazlo. Moriré feliz sabiendo que morí por el amor de mi vida—susurra, su voz ahora suave y plácida.

Nuestros labios se juntan en un beso tierno y caliente.

Mis manos se sujetan a su pelo y mis ojos se cierran, mientras él aprieta mi cuerpo contra el suyo.

Nuestro beso se interrumpe abruptamente cuando un sonido estridente de teléfono se abre paso por la habitación.

Él se aleja y se inclina hacia su teléfono, antes de mirarme.

—Lo siento amor, es algo de la oficina. Me tengo que ir. Pero Drako estará para cuidarte, si quieres algo, los guardaespaldas están a tu disposición—susurra contra mis labios, me da un beso rápido y se levanta de la cama.

—¿Me traes dulces?—pregunto moviendo mis pestañas. Sonríe coqueto.

—Claro amor, todo lo que quieras, pero no muchos porque te pones energética y después no duermes—responde saliendo de la habitación.

—¡Adiós!

—Adiós, cariño—escucho lo lejos. Sonrío como una tonta y volteo hacia Drako, que me mira.

—Bueno, precioso, hoy estaremos juntos, solo tú y yo—digo feliz, viendo cómo mueve la colita como un perrito.

Salgo de la cama y voy al tocador. Cojo un esmalte de uñas rosa con brillitos y me vuelvo a sentar en la cama.

—Dame tu patita, bebé—la pone arriba de mis muslos obedientemente. Sonrío satisfecha.

Y así pasamos varias horas pintándole las uñas a Drako y poniéndole moñitos rosas en el pelaje

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Y así pasamos varias horas pintándole las uñas a Drako y poniéndole moñitos rosas en el pelaje.

Ahora estamos los dos viendo una película. Me bañé, comí, me puse mi pijama.

Enzo Kingsley.

Estaciono, bajo del auto, pongo el seguro y entro a la tienda.

—¿Ya tienen todo listo para mañana?

—Sí, señor Enzo. Lo llamé para que vea por usted mismo cómo quedó todo—responde la señora. Asiento con la cabeza, camino a su lado y me siento en el sillón. Prende la computadora y me enseña las imágenes.

—Fantástico, me gusta cómo quedó. Pero quiero que cambien el marco por uno rosa, a Denisse le gusta el rosa. Y quiero unos tulipanes para mañana. Espero que todo salga como lo planeé, porque si no, le irá muy mal, señora—advierto. Ella asiente con una sonrisa.

—Bueno, ya me tengo que ir.

—Tranquilo, señor Kingsley. No habrá ningún fallo para mañana. Espero que ella le diga que sí—dice con una sonrisa.

—Yo también espero lo mismo—digo, saliendo de la tienda, subo al auto y voy a comprarle sus dulces a Denisse.

Le compré un pastel de fresa, unas gomitas y carne para Drako. Subo las escaleras, abro la puerta de la habitación.

—Amor, ya llegué—me quedo callado con lo que
veo.

Denisse, con una pijama de seda rosa, viendo una película con Drako a su lado

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Denisse, con una pijama de seda rosa, viendo una película con Drako a su lado. Dios mío, esto es algo que nunca esperé ver en mi vida. Mi corazón comienza a latir fuertemente contra mi pecho.

—¿Bebé, qué tienes?—oigo su voz y la miro detalladamente.

—Nada, amor. Mira, te traje tus dulces y un pastel—comento sonriendo. Ella comienza a saltar feliz.

Y así pasamos la noche, Denisse Acosta sobre mi pecho, dándome de comer en la boca y yo a ella. Drako a nuestro lado durmiendo después de haber comido su carne que ella preparó. Esto es todo lo que siempre quise.

Nota.

Hola, ¿qué les pareció bonito? ¿Qué tendrá Enzo preparado para Denisse? ¿Ella dirá que sí? Les estoy diciendo que aprovechen estos capítulos de estos dos. Corto, pero algo es algo.

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